jueves, 17 de mayo de 2018

UNA CARTA ABIERTA A QUIEN QUIERA LEERLA



Señores Irene Montero y Pablo Iglesias Turrión
He tenido noticias de que han comprado un chalet en la zona norte de Madrid, nada menos que por la cantidad de 600.000 euracos. De cien mil para arriba ya no me atrevo a hablar de euros sino de euracos.
Permítanme que les dé unos datos. Soy hijo de carbonero (de los de hacer carbón en el monte, no de los de venderlo). Somos nueve hermanos. Siempre estudié con beca (en la universidad, con beca salario: una parte la entregaba a las necesidades de mi familia). En mi casa cuelgan los títulos de tres carreras universitarias. He ejercido como catedrático en un instituto. Supongo que lo sigo siendo pues no sé si esta condición se pierde. Tengo dos hijos y dos nietos preciosos, y estoy jubilado. Cuando tenía treinta años tuve que hacerme cargo, como presidente, durante varios años, de una cooperativa de viviendas. Esta ocupación me llevó horas y disgustos para dar y regalar. Si yo le contara… Desde entonces vivo en una de esas casas construidas en cooperativa. Mi casa tiene 90 metros construidos, en los que está incluida una terraza que mira a la sierra y me ofrece unas vistas muy hermosas…
No tengo ningún interés en criticar que ustedes vivan en un lugar espacioso y agradable. Aquello de que la gente de izquierdas (porque supongo que son de izquierdas, aunque al principio aseguraban que no eran ni de derechas ni de izquierdas, y yo miraba al cielo y me quedaba turulato pensando qué serían entonces ustedes) tiene que vivir “debajo de un puente” no es más que un recurso sin fundamento de los más poderosos. Así que deseo que ustedes y sus hijos vivan lo mejor posible. Yo mismo habría cumplido con uno de mis mayores deseos si hubiera tenido la oportunidad de adquirir una vivienda muy grande. Y ¿sabe para qué? Pues sencillamente para darle más espacio a mi familia: a mis hijos y a mis nietos. Verlos correr por un amplio jardín todavía me quita el sueño. Y para tener un espacio mayor como biblioteca. Me dan ustedes envidia.
Pero es que hay algunas cosas que no me encajan del todo. Seiscientos mil euracos son muchos euracos. Empiezo a contar y me pierdo. No sé de dónde los van a poder sacar. Creo que más que hipotecar una casa van a hipotecar toda una vida. Y eso ya comporta otras variables más importantes porque la libertad se coarta y las dependencias se hacen más fuertes.
He dicho en muchas ocasiones que defender unas ideas de justicia social no implica que quien las defienda tenga que vivir en la miseria. No haré ahora una cosa distinta. Pero es que seiscientos mil euracos son muchos euracos, y el grueso de la sociedad no anda ni para soñar en cantidades semejantes. Y muchos tienen hijos, saben ustedes; y a todos les gustaría que los suyos corrieran por el jardín y se mojaran en la piscina.
Es que ustedes han metido en el mismo saco a demasiadas personas y han exigido, sin mesura y creo que con escasa humildad, muchas cosas que, seguramente, son evidentes, pero que así, arrasando con todo, dejan el campo yermo y sin posibilidad de comprensión cuando vienen mal dadas.
Les voy a confesar algo personal. Soy militante, testimonial, de un partido de izquierdas. En unas elecciones europeas voté la opción de Podemos. Después, me he sentido insultado en varias ocasiones por sus formas y por esa manera de barrer todo con una aspiradora, como si el Mediterráneo, con toda la basura y con todas sus hermosas playas, no estuviera ya inventado y todo lo bueno lo hubieran traído ustedes. No hombre, no, detrás hay toda una hermosa historia de gentes que se han dejado esfuerzos y vidas en pro de una sociedad mejor. Y han cometido errores, claro, y han traído aciertos también.
Confío mucho en la fuerza y en el impulso de las personas jóvenes. Creo que, además, están mejor preparadas. Además, no hay en ustedes tantas sospechas de másteres y carreras nebulosas.
No obstante, habrá que recordar que la mejor postura intelectual es la de la duda y la de las aristas, la de la comprensión y la de la inclusión. Y hasta la del perdón, si me lo permiten. En ese contexto estaríamos más de acuerdo y sumaríamos más fuerzas. Desde la fraseología bélica y desde la exclusión total del adversario, no creo que andemos por buen camino. Un poco más de humildad, por favor.
Es que, si de marbetes conceptuales de trata, prefiero quedarme con aquel que apunta a que, “si no vives como piensas, terminarás pensando como vives”.
Salud para disfrutar de esa gran casa e inviten ustedes a otros niños a la hermosa piscina en los tórridos veranos de ese poblachón manchego que es Madrid. Yo, si ustedes vienen alguna vez por Béjar, aquí, en el sur de Salamanca, les invito a mi terraza y a sus hermosas vistas de la sierra.
Un abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y digo yo Sr. Turrión, ¿es que hasta ahora hemos ido por buen camino con este bipartidismo que todo lo ha arrasado?. Lo mismo posturas como la de Podemos, en la que usted ve tanto radicalismo y exclusión, lo que pretenden es cambiar de verdad las maneras de gobernar y repartir los recursos públicos. Ya le digo yo que lo que defienden se acerca más a las maneras de pensar de esas personas que dieron su vida por un reparto más justo del bien común. No se trata de que estos políticos se hayan comprado una casa de 600 mil euros, lo pagaran con los recursos generados por su trabajo durante muchos años, se trata de no robar de lo público por el interés propio.