lunes, 16 de abril de 2018

EL MÁSTER DEL ALBAÑIL



EL MÁSTER DEL ALBAÑIL

¿Para qué quieren títulos
si apenas son discípulos
que encarnan el ridículo
cual simples adminículos
de extraños conventículos?

No valen ni un versículo
para formar fascículo,
ni un sencillo pedículo
que genere un retículo.”

Así pensaba, incrédulo,
un ingenuo albañil
(ingenuo es un decir)
mientras con una mano
se hurgaba en la nariz.

“¿Cuál será mi currículo,
si apenas tengo un título
de cuando era aprendiz?

Son solo cuatro días
los que a vivir echamos,
somos solo aspirantes
a asquerosos gusanos.

Desde joven trabajo
diez horas cada día
y no me convalidan
ni cuando ando a destajo.

Señor, llévame pronto
y líbrame de aquellos
que masterizan todo.”

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