martes, 6 de febrero de 2018

ES CUANDO... ES CUANDO...


Se vive y se desvive en el mundo especial que rigen a su antojo las emociones. Lo demás es acaso demasiado proceso natural, leyes abstrusas, sucesos por venir impepinables, futuro agazapado a la espera de dar salto a la escena. Para darle la réplica y atarlo con una cuerda fuerte a todo ese demás, usamos la razón y los teoremas, nos sometemos como convencidos a lo que ya sabemos del todo inevitable.
La pasión es sin duda muy distinta, es improvisación y torrentera, es aluvión y mar embravecida, es desplome y es fuego.
Pero ¿y el silo de pasiones de otros tiempos? ¿Dónde y de qué manera la forma de vivir y de sentir de viejas épocas? ¿Cómo saber del ansia y de la risa de los abuelos de nuestros abuelos, que ya fueron cadena y eslabón de sus abuelos? Y aquí lo que ahora importa.
Las sensaciones se viven y se queman al momento, son fuegos en la fiesta y picos de locura o de tristeza. ¿Cómo volver a ellos en la larga cadena de los siglos? ¿Cómo dar con la tecla que afine con el núcleo que pueda definir bien la tristeza, o el filo de la risa, o el miedo, o el amor? Intento precisar, hacer la prueba, y siempre me decanto por buscar un ejemplo que concrete aquello que pretendo definir; me voy de la definición a las imágenes… ¿Que qué es la tristeza? Pues es cuando alguien se muestra así o asao… Y enseguida aparece un decorado con ojos o con rostro de tristeza. Necesito una historia para poder dar fe de lo que siento cuando quiero definir ese concepto. Toda emoción necesita una historia para poder acercarse a ella desde fuera. E incluso desde dentro, pero no hilaré tan fino para que no se muestre el traje demasiado transparente. En esa historia se halla compendiado todo lo que sabemos en realidad de nosotros mismos y todo lo que podemos comunicar a los demás para que lo compartan y para que permanezca a lo largo del tiempo.
¿Y cuál es ese molde necesario para pasar a ejemplo y a figura los conceptos? Son muchas las maneras que podemos usar: la pintura, la música y sus notas, los gestos y las muecas…, las ciencias y las artes.
Hay uno que siempre está esperando y que trabaja desde hace mucho tiempo, todo el tiempo. Se trata del poder de la palabra, de todo lo que llena y ha llenado en libros y en poemas, en consejas y en coplas, en preceptos y en fábulas, en conversaciones, en…
A través de todos estos moldes se nos ha ido transmitiendo todo lo que sabemos de los otros, para conocernos a nosotros mismos y, lo que tal vez sea más importante, para asentar nuestra escala de valores y nuestra forma de vida, siempre cambiante y siempre al amparo de lo que el paso del tiempo ha ido conformando.
Por eso la importancia decisiva de la lectura y de la comunicación con los otros a través de la palabra.
Llegar a los conceptos no es siempre tan sencillo; los hay demasiado abstractos e imprecisos. Pero entonces acude la palabra y comienzan las historias. Es cuando… Es cuando… Es cuando…

Y así vamos tirando torpemente, alucinados con el poder deslumbrador de la palabra, dioses encadenados, milagreros con causa.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Y que esa palabra nos llene las horas, pero no hay nada mejor que vivir para escribir. Escribe maestro.