lunes, 30 de octubre de 2017

DECISIÓN ACERTADA


DECISIÓN ACERTADA

“La muerte es una estafa, me dijiste,
es un borrón flotante en blanco y negro;
hoy es vida y mañana
ha cambiado de música y de nombre”.

Te miré fijamente y en tus ojos
vi cómo se dormía la esperanza.
Te respondí después de la sorpresa:
“La muerte es un abismo al que los vivos
no quieren asomarse en pura lógica:
no lo hagas tú tampoco”.

Un abrazo juntó nuestra promesa
de morir a la vez, intoxicados
del arte de vivir,
de atizar el talento que permite
la fuerza descarnada de la supervivencia.

Morirse es un placer sin atractivo,
no puedo permitirme
un gusto tan simplón y tan ingenuo:
dejaré la ocasión de degustarlo
para cuando me muera.

Así que emborronamos nuestras lógicas,
cerramos con furor nuestros cuadernos
y fuimos al encuentro con la vida,

dando esquinazo al miedo de la muerte.

jueves, 26 de octubre de 2017

CONTEMPLANDO MIS MANOS


CONTEMPLANDO MIS MANOS

Acumulan mis manos, ya gastadas,
una historia muy densa. Sus arrugas
han de contar quién soy mejor que yo.
Las miro y las veo náufragas, residuos
de batallas navales y terrestres,
supervivientes íntimas, tenaces,
de todo lo que fue roce y olvido.
¿Por qué las venas forman esos surcos
abultados, profundos y tan llenos?
Tienen más geometría y más labranza
que un campo cuando incuba su cosecha.
¿Cuánto habrán apretado con cariño?,
¿cuánto habrán rechazado con desdeño?,
¿cuánto habrán intentado con victoria?,
¿cuánto habrán descubierto con su tacto?

Entrelazo mis dedos, y con ellos
 formo un cuenco de amor y siento miedo
por si acaso no lleno mis deseos

de renovar la vida en ese abrazo.

miércoles, 25 de octubre de 2017

DESOLACIÓN

   
“Los patriotas se creen moralmente superiores porque por su tierra están dispuestos a morir. Pero también están dispuestos a matar. Los himnos nacionales los hipnotizan; se ponen en posición de firmes y rezan un mantra ridículo sobre la gloria nacional”. Palabras del personaje Tonio (Antoine de Saint Exupery) en la novela de Antonio Iturbe “A cielo abierto”, página 593.

Es evidente que la afirmación exige matices y requiere contextos en los que aplicarla; pero, en general, ni morir ni matar por conceptos tan etéreos como patria, o nación, o tribu. Morir por nada; amar por todo. No necesito explicar por qué aporto hoy esta idea. Estoy desolado.

martes, 24 de octubre de 2017

NACIONAL-ISMO


“El nacionalismo de los de arriba sirve a los de arriba. El nacionalismo de los de abajo sirve también a los de arriba. El nacionalismo, cuando los pobres lo llevan dentro, no mejora, es un absurdo total”. Bertold Brecht
En mi reciente viaje por países de Centroeuropa, pregunté varias veces por alguna muestra visible del pensador Bertold Brecht. Mis guías no me contaron nada y me quedé un poco desconcertado por ello. Tal vez en sus argumentarios para turistas no cabían estas explicaciones. Tampoco importa demasiado.
Hoy lo recuerdo por su soltura a la hora de pensar, de decir y de señalar. Y de él tomo estas palabras que, como una lápida sepulcral, retienen las esencias del nacionalismo, de todos los nacionalismos. Incluso, para nuestro contexto, acierta, me parece, hasta en la terminología (“los de arriba… los de abajo”).
Los nacionalismos son siempre de derechas, y los partidos que se llaman de izquierda y los defienden, en tanto que lo hacen, están anteponiendo intereses particulares (derecha) a intereses generales y universales (izquierda). O sea, están actuando como partidos de derecha Es probable que lo hagan pensando en que es un paso intermedio imprescindible para después aplicar la justicia social de manera más productiva. Yo hasta les puedo conceder eso. Pero se prostituyen en la efervescencia nacionalista y se equivocan en el pronóstico, pues luego han de luchar, en peores condiciones, contra los más poderosos.
Y, además, parece que miran poco a la experiencia histórica, que es demoledora con los nacionalismos, sobre todo con los excluyentes. Y todos, de alguna manera, lo son. Lo que puede venir después es mejor pensarlo pero no verlo.
Vuelvo a soñar en la victoria -o mejor en el convencimiento- emocional que suma y que se alegra con el abrazo y con la ayuda, en vez de con la reticencia y con el recelo. Será difícil el apretón de manos si uno no quiere, pero al menos hay que dejarlo en evidencia y con alguna duda en su conciencia.

lunes, 23 de octubre de 2017

JERARQUÍA DE VALORES


Palabras de Max Aub: “Para mí un intelectual es una persona para quien los problemas políticos son problemas morales”.
La idea me parece que tiene triste actualidad en estos días tan convulsos e inciertos. Cuánto se ha vulgarizado la palabra intelectual; casi tanto como la de escritor. Esta última cualidad ya se le aplica a cualquiera casi con que solo haya firmado un par de páginas, aunque no se haya sometido a ningún criterio de calidad. Lo de intelectual parece que es cualidad que ahora se emplea como definición de todo el que ejerce alguna influencia sobre algún grupo más o menos extenso de personas. Qué manera de empobrecer el concepto.
Necesitamos verdaderos intelectuales que sirvan de guía y de faro para los demás, que alumbren los entendimientos e iluminen a los que tienen menos capacidad o menos tiempo para pensar sus propias decisiones. No para tomarlas por ellos (hay que aspirar a que eso sea algo personal e intransferible), pero sí para que pongan encima de la mesa las variables más sensatas y razonadas.
Sucede con todo. También con el asunto de Cataluña. Intervienen elementos jurídicos, morales, sociales, emocionales, de vanidad…, hasta religiosos. Si no sabemos jerarquizarlos y conjugarlos, el fracaso nos perseguirá; si los confundimos y nos dejamos llevar por el empuje de la corriente, terminaremos anegados; si sesgamos los datos, no haremos más que confundir irresponsablemente a los demás… Y, por encima de todo, si no sometemos todo a unos criterios morales, el enfrentamiento está servido. Si unos no fundamentan las leyes en criterios razonados que son base de bienestar de la colectividad, nos habremos quedado en puro juego escolástico; si los otros engañan con ilusiones y castillos en el aire emocional, no habrá manera de bajar a la tierra para sentarse serenamente, elevar la mirada y sumar para ese bienestar general en lugar de buscarlo solo para unos pocos en detrimento de los otros.
Nos jugamos mucho en la economía, pero nos jugamos mucho más en los elementos morales y en una escala de valores que apunte a la suma y no a la resta, al abrazo y no a la desconfianza, al futuro y no al pasado, a la confianza y no al resquemor ni a los complejos de superioridad o de inferioridad, a juntar esfuerzos y no a levantar fronteras, a ser solidarios y no a regatear aportaciones, a abrir ventanas y no a cerrar puertas.

Necesitamos verdaderos intelectuales. Ahora tal vez más que en otras ocasiones. Sin criterios morales abiertos y comprensivos, andaremos en pelea de superficie, pero no ahondaremos ni echaremos raíces duraderas y amistosas. Que haya suerte. 

viernes, 20 de octubre de 2017

SOLAMENTE SE MUEREN LOS RELOJES


SOLAMENTE SE MUEREN LOS RELOJES

Cuando la eternidad se hace presente,
solamente se mueren los relojes;
sin ellos, lo demás se desvanece.
Se mueren de sí mismos, se despistan,
sus agujas se olvidan de girar,
pues no hay motivo alguno para hacerlo.

Por si acaso,
he empezado con tiempo y con empeño
los primeros sencillos ejercicios:
desdigo de las lógicas,
me olvido del silencio en el silencio,
contemplo con desdén  cómo los pájaros
se elevan en bandadas hasta el cielo,
se despliegan formando esos escorzos
que parecen imagen fidedigna
del vagido inicial del universo;
me dejo de decir, no me respondo
pues niego la palabra a las preguntas;
tampoco me defiendo de morirme
envuelto en la quietud de los relojes,
en el suave tictac que se hace eco
y luego, simplemente, abismo y nada.


El tiempo que se ha vuelto a hacer misterio.

jueves, 19 de octubre de 2017

ATRACO CON CAUSA


El esquema me lo presta Tibor Fischer y yo se lo compro por lo que me hace pensar.
Realmente el robo no es mal negocio, sobre todo si se trata de cierto tipo de robos. Recuérdese aquel dicho popular que sentenciaba: “Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón”. Aplíquese a un banco saneado (si no lo está, lo saneamos entre todos en un momento) y se verá qué consecuencias produce. Claro que, como dice el autor, esto hay que hacerlo “filosóficamente”, o sea, entendiendo cuáles son los medios, los fines y los conceptos en que se puede sustentar. Véase, si  no.
En el fondo, un buen robo a un banco (Ay aquel “Atraco a las tres” berlanguiano) no hace daño a nadie. La preparación causa emoción y suspense al que lo va a realizar: su día resultará entretenido y poco anodino. Dicen los economistas del régimen, o sea, los clásicos del sistema, que el dinero hay que moverlo para que se estimule la economía. Pues venga, estimulemos la economía con el cambio de lugar del dinero. (Me miro y me remiro y me reconozco malísimo ciudadano y ladrón de bancos: tendré que aprender). Un buen atraco estimula los corazones, hace circular la sangre de las emociones y descongestiona las venas; la parada cardíaca no tiene nada que hacer. Además, el que quiera emociones de otro tipo en los parámetros de películas de aventura no tiene mal lugar para vivirlas en directo y como protagonista. Pero se puede poner más peripatético y más meditabundo (o cabizbundo y meditabajo, como decía un amigo) y entonces le manará el pensamiento acerca del valor de la moral, del dinero y de su distribución, de la justicia social… (Cuidado que hay que atracar y no vamos a estar todo el día en los preparativos o en el contexto conceptual, que la policía no es tonta).
Quizá lo peor es que un pensamiento pausado tal vez nos lleve a la desilusión. Porque vamos a ver, si terminamos el robo con éxito y nos hacemos con el dinero, ¿qué vamos a hacer con él? Sospecho que, tras unos días de silencio, volveremos a coger el saco lleno y volveremos a hacer la misma ruta pero al revés: terminaremos con los billetes depositados tal vez en la misma entidad bancaria, a buen recaudo y exigiendo al banquero férrea vigilancia por si acaso esos asquerosos ladrones de banco tienen la mala tentación de venir a robar. En este momento es cuando uno se puede venir abajo moralmente pues termina dándose cuenta de que, en el mejor de los casos, todo lo que hemos hecho ha sido sacar de paseo el dinero, airearlo y descolocarlo para terminar almacenándolo en el mismo santuario.

Y es que no sé si merece la pena el atraco con estos resultados. Tal vez habrá que explorar otras actividades más lucrativas. Pero que a nadie se le olvide que, si se lleva a cabo un atraco, se puede hacer con otro espíritu diferente. Tomémoslo con filosofía y busquemos el lado bueno de las cosas, hasta de los atracos bancarios.

miércoles, 18 de octubre de 2017

PERO QUÉ MENTIROSO ERES


La habitación era amplia y diáfana. Además, estaba adornada con dos espejos que multiplicaban la longitud en ambos fondos. Entró con prisa pero se vio de repente sorprendido por la imagen reflejada en ambos espejos. Su incipiente calva, los evidentes surcos cerca de las mejillas y unas bolsas testigos decadentes de unos ojos negros y vivos le devolvían una figura no deseada que no supo distinguir si se correspondía con la realidad o era el reflejo de alguna ilusión o mal sueño.
Se quedó perplejo e inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Miraba indistintamente a uno y a otro espejo y se daba de bruces con su frente y con su espalda. Era como si persiguiera controlar de una vez su cuerpo y no pudiera conseguirlo por más que se esforzara. Se acordó de aquella expresión que uno de sus amigos le espetaba con frecuencia: “Lo que pasa es que cada vez se te presenta con más frecuencia el carnet de identidad y no quieres reconocerlo”.
Pero pasaron algunos minutos y la sensación se hizo más espesa y duradera. Una fuerza como invisible lo ataba a la sala y no lo dejaba salir de allí. Su mente comenzó a dar vueltas mientras se solidificaba la imagen dentro del cristal. ¿Era el cristal la verdad o era aparición y reflejo de otro mundo mentiroso? La verdad, la mentira; la mentira, la verdad. Qué conceptos tan arduos.
Pronto su pensamiento derivó hacia su experiencia y hacia el valor de ambas. ¿Es mejor la verdad que la mentira? Qué disparate. Claro que es mejor, pues todos aspiramos a ella y huimos de la mentira como algo negativo para la convivencia. Pero su mente daba vueltas y se enturbiaba. Claro que aspiramos a la verdad, pero esta es por definición única e impuesta, no la podemos ni modificar ni moldear. En cambio la mentira depende de nosotros y se presenta tan múltiple como múltiples son las personas que la predican o que la usan. En ese sentido, la mentira termina siendo más próxima que la verdad, casi más humana.
No le satisfacía el razonamiento porque la consecuencia era más negativa que el ajuste lógico. Algo fallaba.
Seguía sin moverse del medio de la habitación, sorprendido por las imágenes que le devolvía el espejo. Tenía que existir algún otro elemento que le salvara de la tentación de la mentira y de la abstracción de la verdad. Sin saber muy bien cómo, algo le dijo que explorara la imaginación como tabla de salvación, como camino diferente de la verdad y de la mentira. La imaginación le ofrecía la ventaja de la proximidad y de la individualidad, pero además lo elevaba hacia las nubes de lo sublime y de la creación, de lo que aspira a lo absoluto.

Lo hizo durante un tiempo indefinido. Aquel día salió de la habitación con el amor de los poetas y montado en un caballo blanco que lo conducía, entre la soledad, hacia la luz de la madrugada.

martes, 17 de octubre de 2017

DE PRONTO...



DE PRONTO…         

De pronto, en una acera, cualquier tarde.
Te detienes  mirando cómo pasan
las gentes. Son sus pasos fugaz muestra
de lo que nunca va a ninguna parte.
No te esfuerces en registrar sus nombres,
en descifrar la luz de su sonrisa:
ni siquiera ellos saben su destino.
Es tan solo un segundo,
el cociente imperfecto de todo el infinito,
el azar hecho tiempo y accidente.

Desconoces su afán, sus inquietudes,
todo lo que les dio naturaleza.
Déjalos, que prosigan su camino,
su fatiga constante y su destierro.
Tampoco ellos conocen que los miras,
y no olvidarán nunca,
pues nunca percibieron tu presencia,
tan cerca de la suya y tan ausente.

La tarde será toda de la tarde
y tú serás tan solo el accidente
que vio pasar la vida como un hombre

viejo y desconocido, extraño y solitario.

lunes, 16 de octubre de 2017

QUE A NADIE SE LE HINCHEN LAS NARICES


El tiempo político sigue turbio, en oposición clara a este verano eterno que no nos deja y que nos mantiene sorprendidos. Ambos nos tienen asustados y con el alma en vilo pues nadie sabe cómo puede terminar todo esto, pero todo amenaza tormenta y aguacero, incluso el tiempo atmosférico, que, por fin, parece que ya va adelantando nubes. En medio del barullo, puede que a alguno se le hinchen las narices y se ponga a soplar fuera de orquesta.
Es este - el de hincharse las narices- un dicho que viene de lejos y que se hace realidad con más frecuencia de lo que uno quisiera. Francisco Cascales ya escribía esto en el siglo diecisiete: “Lo primero que miramos en el que habla es el semblante; con este amamos, con este aborrecemos y con este entenderemos muchas cosas antes de hablar. La ceja el soberbio y el que admira la levantan; el que está triste la baja. Las narices hincha el airado; la honestidad pide los ojos serenos; la vergüenza, bajos; la ira, encarnizados de dolor, llenos de agua”. Y es que la cara el espejo del alma, claro que sí, del interior de nosotros mismos, de nuestro estado de ánimo, que no otra cosa es el alma.
Si el autor hubiera acertado en su emparejamiento de figuras con estados de ánimo, bien podríamos intentar cautela, e incluso alejamiento, de quien se muestra con las narices hinchadas y con las aletas de las mismas abombadas. Pero lo malo no es la figura; lo peor es lo que refleja y lo que esconde dentro. Cuando a uno le puede la ira, la razón pierde peso y se aleja a las salas más oscuras. Entonces sacamos de nosotros mismos todo lo peor que conservamos; y, además, lo hacemos sin control y en riada y aluvión.
El uso, como digo, es muy antiguo y frecuente. La Celestina, fray Luis, Quevedo, Covarrubias… ya lo atestiguan. En concreto, este último, en su riquísimo Tesoro de la Lengua, asegura que “la nariz suele ser indicio de la ira; y así nasus es de raíz hebrea y nas equivale a ira”. Aunque lo más importante es que el uso es popular y todo el mundo entiende su significado.
Los tiempos agrios exigen serenidad y templanza, sabiduría y cautela, metas claras y pasos tranquilos, sentido común y buena voluntad. Todo eso y mucho más. Lo único que no se necesita es ver a nadie con las narices hinchadas: las fotos así salen muy feas y nadie se para a mirarlas con cariño.

¿Se entiende, verdad?

viernes, 13 de octubre de 2017

POR EL IMPERIO AUSTROHÚNGARO


Tengo que dejar nota, siquiera apresurada, de ocho días intensísimos por el centro de Europa. Se agolpan en mi mente las imágenes y las consideraciones. Hoy solo alcanzo el nivel de la descripción imperfecta. Las consideraciones vendrán más tarde, cuando la mente ordene datos y los jerarquice.
Era el corazón entero del imperio austrohúngaro, con sus tres capitales al completo. Primero Budapest, más tarde Viena y el complemento gozoso de una Praga radiante en el otoño.
Se me llena la mente del agua de los ríos navegables, mares para el caudal exhausto de nuestros aprendices de regatos; el Danubio infinito y el Moldava (o Vitava), ejercientes de mares tierra adentro. Pero fue todo en cascada y aluvión: Palacio Real; Iglesia Matías; el Puente de Elisabeth (aquella Sisí emperatriz de caramelo y cines); todo el Buda mirando hacia la llanura de Pest, con todos los palacios en su cresta y el recuerdo inmediato de aquella ardua batalla en la que un duque de la ciudad estrecha fue a lucirse ante la nobleza europea, a demostrar su fe y a hacerse un camino de milagros en su vuelta durmiente hacia su tierra; el majestuoso parlamento, émulo del de Londres y a la vera del río caudaloso; la Basílica de san Esteban; la Isla Margarita; el Puente de la Libertad; el valle interminable del Danubio, en Visegrad y su Castillo de las Nubes; los infinitos sitios musicales; las vistas panorámicas diurnas y nocturnas; los paseos en barco por los ríos eternos…
Viena fue el núcleo del imperio e imperial sigue siendo en su conjunto: las calles, los palacios continuos, las ciudades y campos: Durstein o Melk; el palacio interminable de Schönbrunn; los espacios de música; los bailes y las óperas (con concierto completo y delicioso); el ambiente del lujo en el recuerdo y esa imagen que acude inevitable para pensar lo injusto de la Historia por todas las esquinas. Pero he dicho que el análisis es para otra ocasión.
Praga fue ya el cansancio pero con la sorpresa a cuestas por tanta grandeza y tanto colorido: el Palacio Real, la catedral de san Vito; Vyserhad completo; los teatros y siempre la música; el Puente de Carlos tomado por todo el que quería; el Niño Jesús de Praga, como leyenda típica; Malastrana alá al frente; la ciudad hecha tranvía y setos en la naturaleza; el recuerdo visible de la época soviética y la recuperación lenta hacia una cultura más abierta y globalizada…
Pero no han sido solo las ciudades ni los centros urbanos; ha sido el contexto de clima y de naturaleza -en plena efervescencia del otoño-, la sensación de que allí la el medio natural parece más acordado y conforme con el ser humano, los restos tan presentes tanto del imperio histórico como de los estragos hitlerianos o de la ocupación comunista, el sentido de pertenencia a una comunidad nacional sin desgarros visibles, los repartos y ayudas comunitarias tan extensas y el sentimiento de que caminan juntos hacia un futuro colectivo mejor…

Dicen que viajando se curan los nacionalismos. Puede que sea verdad, aunque esta idea hay que matizarla mucho. Hay muchas formas de viajar, incluso sin moverse de la silla. Pero he de confesar que mi impresión general es altamente positiva. En todo caso, se trata de un resumen visible de lo que fue un imperio en otros siglos y de la naturaleza en la que se asentó. Las imágenes pueden ahora mucho más que la intrahistoria, aunque esta sea mucho más importante que el fogonazo luminoso de lo visible e inmediato. Es ya nivel del análisis y habrá tiempo de ello. 

martes, 3 de octubre de 2017

ME RETIRO DEL CAMPO DE BATALLA


ME RETIRO DEL CAMPO DE BATALLA
(Con España y Cataluña al fondo)

En medio del fragor de la disputa,
con los tiros rozándome los labios
y un olor nauseabundo a muerte y odio,
me retiro del campo de batalla.
No quiero defender ninguna causa
que no tenga que ver con los abrazos,
con ojos que se ponen arco iris     
cada vez que otro hombre se hace masa, 
dispuesto para el pan y para el gozo.

Tal vez es cobardía lo que me empuja
hacia la oscuridad de las trincheras.
No sé. Pido perdón: soy hombre débil.

Que, en mi nombre, no se alcen más las voces
que gritan y que vencen y que odian.
Que los que quieren irse que se vayan.
(No logro adivinar ni estoy al tanto
de lo que anima a rechazar al otro;
solo contemplo nubes de tormenta,
solo egoísmo, ingratitud, codicia).

Pero he de mirar lento, en soledad y en calma,
y limpiarme los ojos por si acaso
no adivinan lo que ven otros ojos,
que son ojos también y también miran.
Estoy ciego y no veo,
me restriego de nuevo y sigo en la ceguera,
y no entiendo el calor de los latidos,
que me siguen oliendo a odio y a miedo.

No puede ser, no puedo, me retiro
del campo de batalla. En las trincheras
seguiré meditando por si encuentro

algún rayo de luz y de esperanza.