viernes, 23 de junio de 2017

FÁBULA PARA ENFADADOS: REBELIÓN EN LA GRANJA


REBELIÓN EN LA GRANJA

Si de cien aves solo
una puede surcar el ancho cielo
y otras noventa y nueve
no pueden con el peso de sus alas,
o si tal vez el águila
les prohíbe con sus garras extendidas
emprender ese vuelo,
¿cómo no ha de estallar el griterío,
el graznido estridente, el crotoreo
de todos los que observan impotentes
la certeza evidente de la desigualdad?

No comen en los mismos comederos,
ninguna ha practicado, como el águila,
con tanto educador los altos vuelos;
cuando enfermaron todas
de las fiebres aviares,
solo el águila tuvo buena cura;
nunca se permitió que dieran cuenta
de ninguna opinión ni decidieran
las formas de vivir en sus colonias,
y mucho menos, eso ni pensarlo,
que ninguna de ellas controlara
las normas de la granja.

En estas circunstancias,
el águila mostraba sus caprichos
sin ningún disimulo ante los pájaros:
privatizó los vuelos a su antojo,
sobornó cuervos dóciles
que imponían a la fuerza sus caprichos,
y todo era dominio y majestad
desde lo alto del trono.

Pero un día cualquiera,
los de más bajo vuelo, los más débiles,
decidieron volar hasta las nubes,
en busca de aquella águila triunfante.
Eran muchos y el cielo
se vistió con la fuerza de sus picos.
La reina de las aves sintió el pánico
de los que van seguros a la muerte.

Desde entonces la granja se mantiene

sin águilas ni cuervos en sus jaulas.

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