jueves, 11 de mayo de 2017

SOBRE HÉROES Y TUMBAS


Y que Ernesto Sábato me perdone.
Compartí ayer la tarde con los alumnos de la Universidad de la Experiencia en su aula de Béjar. MI exposición tenía que ver con los “Himnos de Béjar: características y vigencia”. En realidad, la reflexión quería que sirviera para saborear la posible sustancia de cualquier himno, pero yo quise ponerles delante de sus miradas aquellos que les resultan más próximos por geografía y por historia.
Seleccionaron los más representativos: Himno a Béjar, La Bejarana, el Himno a la Virgen del Castañar y el Himno al Béjar Industrial. Confieso que eran los mismos que aquellos en los que yo había pensado. Alguna aproximación somera al concepto de himno y repaso de aquello que cada uno de los seleccionados incorporaba.
Creo que esta reflexión no se había hecho nunca en Béjar, ciudad que, según mi opinión, siempre parece andar mirando al pasado, sin entender que lo que realmente importa es aquello que repercute en el presente y anuncia el futuro.
Y aparecieron las características propias de estas composiciones: exageraciones, realidades trasnochadas, escalas de valores desfasadas…, e imágenes muy alejadas de los sentimientos presentes. Sin forzarlos apenas, con alguna forma socrática por mi parte, ellos mismos fueron desgranando sus apreciaciones. No eran precisamente muy positivas, ni en la forma ni en los contenidos. Yo no hacía otra cosa que orientar y asentir.
Sin embargo, los himnos siguen existiendo y creo que son necesarios; las comunidades necesitan ejemplos en los que mirarse para imitarlos y hasta para sentirse en alguna medida cobijados y arropados. ¿Qué tipo de modelos son los que convertimos en nuestros días en héroes? En la adecuación de los mitos a las nuevas realidades andamos perdidos y no sé si realmente nos encontramos.
Acaso esta ciudad estrecha tenga que dejar ya de mirarse el ombligo y ponerse al día en esto de elevar altares a sus modelos, a sus héroes, a sus ejemplos, a sus hijos predilectos, a sus ciudadanos de honor, a sus pensadores, a sus creadores, y a tantos como viven y trabajan con sencillez y sabiduría, por más que no se preocupen demasiado ni de medallas ni de medallones. Tampoco creo que los nuevos héroes de la sociedad en general (comerciales, musicales, deportivos, audiovisuales…) puedan levantar la cara sin sonrojo ante los del pasado, por más que los del pasado no nos satisficieran del todo a los que ayer compartíamos aulas.

No sé si no seguimos aún sobre héroes y tumbas. 

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