miércoles, 24 de mayo de 2017

LA RAZÓN DE LA SINRAZÓN


“La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”. Cervantes; Don Quijote I,1
“Resolver en la sinrazón del votante las victorias electorales inesperadas que cunden en Europa ofrece una explicación insuficiente, que de poco sirve para responder a los interrogantes que suscitan. La condescendencia hacia el votante es el sustrato ideal para un discurso populista que se disponga a resarcir el orgullo herido de los electores enarbolando como eslogan el “porque yo no soy tonto” de la política. @sandraleon
Estas son dos citas que, aunque están concebidas para conceptos y situaciones aparentemente diferentes, creo que se compadecen y se complementan muy bien. La primera trata de explicar alguna de las causas que llevaron al caballero a “perder la razón”, o tal vez a ganarla, que de eso habría mucho que decir, y este no es el formato; la segunda aparece hoy en un periódico nacional, como parte de una reflexión, a raíz de los resultados en las elecciones internas del PSOE.
Se pone en cuestión la bondad y la certeza de los resultados de cualquier elección democrática, apunten hacia donde apunten y sean consecuencia de lo que sean, ya sea de pensamientos racionales, ya sea de expresiones sentimentales o de berrinches y hasta de gotitas de venganza personal. Si así fuera, este asunto de las elecciones socialistas se quedaría ya en un simple pretexto para la reflexión más general. Y así debería ser.
Tengo la sensación de que, en este caso, se ha votado más con el corazón que con la cabeza, de que en este guiso hay demasiadas vísceras y no tantos silogismos. Es mi sensación. Pero no puedo ir más lejos porque no puedo demostrar lo que propongo con demasiados datos. ¿Quién soy yo para entrar en la conciencia de los demás? ¿Quién soy yo para dar lecciones de nada? Repito que solo es mi sensación. Algo parecido me suscitan muchos de los resultados que veo en la vida: escaso razonamiento y demasiado impulso afectivo y emocional. Acaso porque la vida es mezcla de sentimiento y de razón o que, como decía el poeta, “piensa el sentimiento, siente el pensamiento” Qué sé yo.
Pero, sea cual sea mi sensación, más importante resulta el hecho de poner límites o no a un sistema de participación que llamamos democrático.
Tal vez, en primer lugar, recordando que es este un sistema imperfecto, pero que se trata del menos malo que conocemos. Ensalzarlo con demasiada devoción podría llevarnos a la idolatría, y esto es mejor dejarlo para los dioses. Recelar demasiado de él, en cambio, tal vez nos ponga en situación peor.
En segundo lugar, sería bueno tener cuidado a la hora de prever las consecuencias de cualquier elección y, sobre todo, a la hora de querer dar marcha atrás sin respetar los resultados. Hay que hacerse responsable de las decisiones que se toman. En demasiadas ocasiones hemos visto repetida la frase aquella de lamento “no era esto, no era esto”. Las consecuencias de estas elecciones las veremos más pronto que tarde y sobre ellas opinaremos; las secuelas de cualquier otra elección en la vida, no solo política sino de cualquier tipo, las tenemos ahí para ser analizadas y tenidas en cuenta.

Demos tiempo al tiempo porque lo hecho hecho está y nadie puede asegurar que sea ni lo mejor ni lo peor pues seguramente tiene cosas buenas y otra menos buenas. Es verdad que se opina por sensaciones y por analogías, por lo que ha sucedido en otras ocasiones y por lo que pide la lógica que puede suceder. En este asunto del PSOE y, mucho más importante, en todos los hechos que a diario se suceden en la vida. Veremos.

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