viernes, 19 de mayo de 2017

EL MISMO IDIOMA


EL MISMO IDIOMA

Salgo al campo temprano, decidido
a aprender el idioma de la luz y el agua.
Llevo tinta en mis ojos
para que extienda letra en la hoja blanca
que se abre con el alba.

En la primera página, aparece
el verde inmaculado de esas hojas
que aún tiemblan en la luz de su ternura;
hay arroyos que arrastran
frías lágrimas que vienen de la nieve,
cansadas de las cimas solitarias;
los árboles dibujan en sus troncos
venas cuajadas y encendidas savias,
y el musgo se despierta
con la humedad y el sol en sus entrañas.

Lección de elemental naturaleza.

Pero el tema se cierra con el viento
soplando hacia mí mismo
-en lenta comunión con las tinieblas-
y con la luz y el agua señalando
que es el mismo lenguaje
el que me lee también y me descubre
sujeto principal de este capítulo:

también soy agua y luz en el paisaje. 

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