viernes, 3 de marzo de 2017

GUION PARA UN SIMPOSIO


Tengo que abrir un debate serio entre los componentes de la asociación Libre Albedrío acerca de los elementos epicúreos y la sensibilidad social. ¿Son elementos incompatibles? En caso de no serlo, ¿a cuál debemos darle prioridad? ¿En qué grado hay que practicarlos y con qué intensidad? Será orden del día para próxima reunión, que ya se está haciendo de rogar con el quórum suficiente para que tenga validez y sus acuerdos puedan ser convalidados.
Es el caso que, en nuestra página de facebook, se van colgando noticias, aportaciones y anuncios diversos. Entre ellos, alguien (Manolo no debe de ser ajeno a ello) hay colgado uno de esos vídeos de autoayuda que tanto abundan y que quieren sintetizar-a veces con más empeño que resultados- un esquema de buena vida y de mejor salud. En el último, de un doctor cuyo nombre es impronunciable, se anima a considerar las bases químicas de todo proceder humano y la bondad de conceder importancia a la serenidad y al “buen vivir”, la bondad de los conceptos con ese y la maldad de los que comienzan con erre.
Yo adelanto que estoy dispuesto a firmarlo en toda su literalidad: confianza, serenidad, tranquilidad..., “buen vivir”. Pero advierto de un peligro que se puede desprender de su aplicación sin tener en cuenta otros elementos. Podría describirlo de esta manera: Si aplico mis energías a mi propio beneficio, ¿dónde queda la situación de todos los que me rodean?, ¿no corro el peligro de encerrarme en mí mismo y en olvidar todo lo demás?, ¿no puede terminar por ser este un elemento de inmovilidad social y hasta de egoísmo? Porque tal vez los que andan regularmente situados en el sistema se hallen predispuestos a dejarse llevar y a sumergirse en la corriente de bienestar personal, a aburguesarse, como se decía antes.
Esta es una simple consideración que hace el doctor Oinotna Zerreitug Onirrut, del departamento interdisciplinar de la universidad de Harvard.
Si se admite este punto de partida para la discusión, ya habrá tiempo de ramificar y de extraer nuevas consecuencias, todavía mucho más importantes.
Queda prohibida, en todo caso, la fragmentación, eliminación u olvido de todo tipo de alimento o de bebida necesaria para un buen simposio; sea este en la sede central o en cualquier otro ambiente que nos brinde la madre naturaleza.

Así que, a preparar los argumentos. Y el té y el aguardiente: estos no entran en discusión.

No hay comentarios: