lunes, 20 de febrero de 2017

MORIR


MORIR

Morir cuando ya sabes que la muerte
sucede como voz de la costumbre;
morir después de un súbito contraste
de un momento de luz y otro de noche;
morir en una guerra salpicado
de balas y de sangre que se encuentran;
morir después de un largo enfrentamiento
con el dolor que mata al cuerpo enfermo;
morir  con la fe a cuestas y a la espera
de una vida mejor y verdadera;
morir con la certeza de que todo
se diluye y se acaba con la muerte;
morir de amor, morir de desamor
para negarte a ti viviendo en otro;
morir solo y morir acompañado,
que es otra soledad más evidente;
morir en plenitud y en abandono,
en sosiego y en manos del olvido…

Vivir para morir, qué desamparo;
     morir para vivir, qué desatino

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cómo quieres que entienda hoy la muerte,
si todo en torno a mí anuncia vida?

Hoy no, Antonio, no,
que son días de luz y no de sombras.
Lo puedes entender, si yo te digo
que he abierto, al despertarme, la ventana
y me ha inundado el sol de luz la estancia.

¿No ves que apunta ya la primavera;
que el hielo de las cumbres se ha fundido;
que bajan saltarines los arroyos;
que se oyen borbotar los manantiales
y en las fuentes, de gozo, canta el agua?

Sabrás que han florecido los almendros;
que el aire trae perfume de mimosas;
que llena la mañana un son de pájaros
y a punto están de reventar de vida
los árboles del parque.

¡Si oyeras crotorar a dos cigüeñas,
aupadas en la copa de un abeto
que está frente a mi casa!
Con matojos en flor tejen su nido
y, entre arrullos, se aprestan al cortejo,
en clara ceremonia de la vida.

Es tiempo de vivir:
devuélvete a la luz, amigo mío,
y deja que la parca
se pudra en los confines de las sombras.

Vivir para vivir sea mi propuesta.

Anónimo dijo...

Olvidé firmar el anterior comentario. Lo siento.

A.Merino.

Antonio dijo...

Se acepta el consejo, pero admíteme a mí un par de ellos:
a) Como recordaba Pessoa, un poeta, si realmente lo es, es un PERFECTO FINGIDOR.Por eso el lector muchas veces no sabe a qué carta quedarse.
b) Una cosa es la persona, otra el autor, y otra el personaje literario.
¿Vale?
Un abrazo.
Antonio