miércoles, 25 de enero de 2017

BÉJAR EN MADRID: CIEN AÑOS


Algún amigo me refresca la noticia. La tenía totalmente olvidada y no entraba en mis preocupaciones ni en mis ocupaciones: Se cumplen CIEN AÑOS de la publicación del semanario BÉJAR EN MADRID. Nada menos que cien años.
Un siglo es una suma de muchos años, de más meses y de muchísimas más semanas. Un grupo de bejaranos que vivía en Madrid sintió la necesidad de reclamar ecos en ambas direcciones y de esa inquietud surgió el semanario que aún pervive.
En esta ciudad estrecha ha sido el principal medio de expresión escrita por su duración y por la enorme cantidad de paisanos y no paisanos que han vertido sus opiniones para confrontarlas con los demás vecinos y lectores. Yo mismo participé durante varios años de manera asidua, casi semanal.
Pero, ay, esta idea, tan hermosa en su enunciado, se ha visto casi siempre sometida a un sesgo editorial impropio de una colectividad variada y plural. Es verdad que, en tan largo período, los vaivenes han sido muchos; sin embargo, siempre la idea general ha respondido a una concepción política muy de derechas y a un ambiente religioso absolutamente tradicional. Por ello, al lado de expresiones muy interesantes en lo que a algunos autores se refiere, se encuentra todo un cúmulo de intervenciones mostrencas y elementales, con escaso razonamiento y menos consistencia intelectual. Temo que, para mayor desánimo, la época actual no es la mejor en cuanto a línea editorial se refiere.
Por eso, junto a la felicitación por lo que supone cualquier medio de expresión para una colectividad y la consideración que cada autor individualmente me merezca, mi más enérgica repulsa por esa línea editorial que considero tan sesgada y rancia, tan estrecha y mostrenca.
Se podría pensar que un colaborador, que fue habitual durante algunos años, no debería expresar tales reticencias. A mí juro que me duele escribir esto, pero es lo que siento. Me gustaría equivocarme, pero aseguro que la opinión no es fruto de un enfado momentáneo.
Sobre todo me duele porque una publicación como esta puede causar también mucho mal a esa comunidad a la que pretende servir e informar. Lo causará si no informa con veracidad, si no informa de todo sino solo de lo que más les favorece a unos pocos, y lo hará si no confirma ni contrasta las noticias que ofrece. Este semanario es ya y será fuente de información de lo que ha sucedido en esta estrecha comunidad durante mucho tiempo. ¿Qué sucede si las fuentes nos ofrecen noticias sesgadas o falsas? Si no hay más fuentes de información asequibles, lo que se traslada se da por bueno con facilidad y se causa un mal irreparable. Por si fuera poco, cuando no existen muchos más medios de comunicación escritos, el que existe va creando opinión, costumbres y escalas de valores a su gusto y conveniencia. De ahí a prácticas sin razonamiento y sin contraste no hay ni un paso.
Cómo me gustaría equivocarme en la opinión que vierto aquí. Desgraciadamente, creo que no. Sería bueno que estudios serenos averiguaran lo que hay de verdad y de mentira en todo ello. Seguro que se resaltarían más los esfuerzos y buenas aportaciones de muchas personas y quedarían más al descubierto las líneas pacatas en las que la línea editorial se ha movido demasiado tiempo. Y hasta puede que dejaran esta opinión y a mí mismo en mal lugar. Ojalá.

En todo caso, felicidades y que viva mucho tiempo más. Sobre todo si vive más cerca de la pluralidad y del razonamiento. Vale  

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