martes, 22 de noviembre de 2016

EL ESCONDITE DE LAS COSAS PERDIDAS


EL ESCONDITE DE LAS COSAS PERDIDAS

Jugar a descubrir el escondite
de las cosas perdidas, esas cosas
que no tienen constancia de que valen
como las otras cosas. La presencia
de una peonza antigua,
derviche occidental de mis primeros años;
el aro; una carraca, y aquel marro
que golpeaba en el calvo tantas tardes;
o los zancos, tan altos que llegaban al cielo
conmigo como rey y como pájaro;
la pizarra y la lata con las brasas
brillando en el invierno;
la vieja enciclopedia sin las tapas,
que guarda la memoria
de los más anchos límites del mundo.

Pero también la luz de las mañanas
camino de la escuela, y una hoja
decolorada en gris entre las páginas,
recuerdo de un recuerdo ya perdido;
la vez que de repente me miraste
sin aparente causa; el color sepia
de una perdida foto
que ahora borra distancias…

Anda todo olvidado en los rincones
del fondo desigual de la memoria
y a veces nos visita,
con esa sencillez y esa ternura
de las cosas sencillas y pequeñas,
 por si acaso
queremos revivir cualquier momento
que vivimos con ellas.

Todo es tiempo del tiempo,

tiempo para vivir de nuevo el tiempo.

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