Hoy sí que es día de tornabodas,
de resaca o de reflexión. Supongo que todos guardarán algún minuto para
considerar lo que ha pasado en las elecciones celebradas ayer. Y me gustaría
que no lo echaran todo en el regodeo de la victoria ni en el llanto del
fracaso. Al fin y al cabo, la democracia sigue siendo un sistema de
participación, de aquella manera y con muchísimas limitaciones y campos de
mejora, pero el menos malo que conocemos. Así que cada cosa en su sitio y las
campanas en lo alto de la torre, que ese es el lugar que le corresponde.
Pero, aparte generalidades,
también confío en que los más sesudos alarguen la mirada y consideren el antes
y sobre todo el después, es decir, las consecuencias.
Por eso apunto algo sobre lo que
seguramente volveré cuando pasen los días y los meses.
No sé si en este tipo de sociedad
he de comenzar por arriba o por abajo; quiero decir desde el nivel estatal o
desde el personal. Al fin y al cabo, la realidad la constituyen y la
condicionan los medios cada día más. Supongo que, en este sentido, muchas
personas se tienen que sentir desazonadas y muy desalentadas. Yo también lo
estoy. Si en estas condiciones de desigualdad social, de recortes en los
apartados más generales, de robos manifiestos, de cacicadas por todas partes,
de vacío de las arcas de la seguridad social, de egoísmo por doquier, de… las
derechas no solo no retroceden sino que avanzan en votos, qué podrá pasar en
condiciones un poco más favorables… Y parece que ya peor no pueden manifestarse.
Supongo que habrá muchas más variantes que yo no alcanzo a ver y que no sean el
egoísmo y la estupidez. Supongo. Porque si la gente ha votado así, tendrá sus
razones, por más que a mí me desazone su decisión. Calculo que, en términos
parlamentarios, es ya hora de dejar gobernar a aquellos que han recibido mayor
apoyo. Por supuesto, solo para la investidura: lo demás sería prostituir ideas,
programas y engañar al electorado. Veremos.
La división de la izquierda no es
nada nuevo y a alguien habrá que enseñarle, o sencillamente tendrá que aprender
desde el sentido común, que no se puede uno apoderar de toda una historia de
luchas y de conquistas sociales, y mucho menos con desplantes y con algún punto
de soberbia.
Desde los niveles regional y
local, el asunto se me ofrece mucho más claro y sencillo. En el centro de
España (pueblos pequeños, agricultura, caciques, pirámide de población, funcionariado
de medio pelo y esclavos agradecidos…) explican con nitidez lo que viene
sucediendo desde hace decenios. Aquí la derecha presenta como candidato un palo
pelado y saca mayoría absoluta. En el nivel local no tengo mucho más que
añadir, si acaso que reafirmar.
Calculo, claro, que una
mentalidad de derechas verá soles donde yo veo nubes. Por eso la necesidad de
intercambiar opiniones en foros públicos, ese hecho al que ellos se niegan casi
siempre y procuran evitarlo. ¿Por qué será?
Poco tengo que lamentar desde el
nivel personal pues ni aspiraba a cargo ni me van a retirar ninguna prebenda. Pero
el futuro lo veo aborrascado. No sé si mejor o peor en términos económicos
(hasta en esto barrunto tormenta y fuerte), pero sí desde luego en sensaciones
de egoísmo, de encogimiento mental, en sacapechos de mentes vacías, en
desigualdades y en falta de proyectos de mejora para la comunidad.
Es hora de lamerse las heridas. Yo
las tengo y mi ánimo anda hoy un poco más bajo. Pero seguirán los calores, y
llegará el otoño, y después el invierno, y me haré un poco más mayor (ya debería
escribir viejo), y caerán torres y se volverán a levantar, y el tiempo hará de
las suyas y nosotros haremos de la nuestras con él.
Voy a darme un poco de hipérico
por el cuerpo para que me sane las heridas. Después, el día a día, ese surco en
el que se siembran las ideas que de verdad duran. Ay.
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