martes, 28 de junio de 2016

!!DALES, BUD!!


Hoy me entero, grandullón, de que te vas al cielo, a comer judías con los ángeles, porque “los ángeles también comen judías”. Deberías seguir por aquí abajo dando mamporros porque esto anda muy desarreglado.
Tal vez a mí las películas de Bud Spencer y Terence Hill se me aparecieran cuando ya no era tan niño. Y cómo iba a ser de otra manera si antes yo no había visto películas de ningún tipo…
Pero después ya fueron todas mías. Tal vez porque quería ser niño siempre y sentir el ejemplo tan sencillo de aquellos dos personajes familiares que ponían a cada uno en su sitio y que producían en mí el sentimiento inmediato de catarsis y de redención, de que aquello ejemplificaba lo que yo quería que se arreglara cerca de mí y en mi mundo.
Nunca una violencia aparente fue tan deseada y jamás tanto tortazo produjo tanta satisfacción y tanta risa. Dale, Bud, dale más; y mucho más a ese mierda que vuelve tantas veces a querer canearte. No se da cuenta, bobo e imbécil, de que un manotazo tuyo lo va a llevar al suelo de nuevo. Pues nada, dale que dale, otra vez en busca de tu puñetazo y de mi risa. Ya sabemos que son muchos, pero no importa, tú tienes respuesta para todos, para todos los que sirven a los poderosos, a los injustos, a los malhechores.
Cuando a la tempestad sucede la calma, todos tenemos la sensación de que allí se ha cumplido la justicia y de que, al menos en el cine, ha ganado el bueno. Y siempre sin heridos ni muertos de ningún tipo. ¿Para qué, si lo que importaba era que los tontos aprendieran la lección? ¿Para qué los queremos muertos o heridos?
Ah, y no te enfades por las bromas de tu colega Terence: ya sabes, él es así, no tiene ni pizca de malicia y siempre está a tu lado, dando mamporros, aunque con algo más de habilidad que tú.
Vuestros esquemas eran sencillos y estaban al alcance de cualquiera, de cualquiera de buena voluntad y de deseos de justicia. Tal vez por eso producían efectos inmediatos, y no precisamente de invitación a la violencia.

Vale, pásalo bien y, si tienes que dar mamporros por ahí, no te cortes. Nosotros nos seguiremos riendo y emocionando como siempre

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