Hoy me entero, grandullón, de que
te vas al cielo, a comer judías con los ángeles, porque “los ángeles también
comen judías”. Deberías seguir por aquí abajo dando mamporros porque esto anda
muy desarreglado.
Tal vez a mí las películas de Bud
Spencer y Terence Hill se me aparecieran cuando ya no era tan niño. Y cómo iba
a ser de otra manera si antes yo no había visto películas de ningún tipo…
Pero después ya fueron todas
mías. Tal vez porque quería ser niño siempre y sentir el ejemplo tan sencillo
de aquellos dos personajes familiares que ponían a cada uno en su sitio y que
producían en mí el sentimiento inmediato de catarsis y de redención, de que
aquello ejemplificaba lo que yo quería que se arreglara cerca de mí y en mi
mundo.
Nunca una violencia aparente fue
tan deseada y jamás tanto tortazo produjo tanta satisfacción y tanta risa.
Dale, Bud, dale más; y mucho más a ese mierda que vuelve tantas veces a querer
canearte. No se da cuenta, bobo e imbécil, de que un manotazo tuyo lo va a
llevar al suelo de nuevo. Pues nada, dale que dale, otra vez en busca de tu
puñetazo y de mi risa. Ya sabemos que son muchos, pero no importa, tú tienes
respuesta para todos, para todos los que sirven a los poderosos, a los
injustos, a los malhechores.
Cuando a la tempestad sucede la
calma, todos tenemos la sensación de que allí se ha cumplido la justicia y de
que, al menos en el cine, ha ganado el bueno. Y siempre sin heridos ni muertos
de ningún tipo. ¿Para qué, si lo que importaba era que los tontos aprendieran
la lección? ¿Para qué los queremos muertos o heridos?
Ah, y no te enfades por las
bromas de tu colega Terence: ya sabes, él es así, no tiene ni pizca de malicia
y siempre está a tu lado, dando mamporros, aunque con algo más de habilidad que
tú.
Vuestros esquemas eran sencillos
y estaban al alcance de cualquiera, de cualquiera de buena voluntad y de deseos
de justicia. Tal vez por eso producían efectos inmediatos, y no precisamente de
invitación a la violencia.
Vale, pásalo bien y, si tienes
que dar mamporros por ahí, no te cortes. Nosotros nos seguiremos riendo y
emocionando como siempre
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