TE ESPERÉ TANTAS VECES…
Te esperé tantas veces, que la
espera
se hizo mi inseparable compañía.
Te esperé por las plazas y
paseos,
dentro de las iglesias, al amparo
de todas las columnas, desde lo
alto
de todas las almenas, en las
barras
de todos reclamos de los bares;
las playas se bañaron de sol y de
nostalgia
mientras yo te esperaba por si
acaso
el mar te devolviera entre las
olas;
tracé muchos caminos en los mapas
para encontrar el gozo de tu compañía;
las noches fueron noches con
murmullos
de llanto entre las sábanas,
pobladas
del rastro de tu ausencia.
Hoy, cuando más urgía
la común aventura de la carne,
volviste a estar conmigo,
cuando ya mi cansancio
te había desdibujado
en la escondida orilla de los
sueños.
Y sentí que el amor nunca se
acaba
si alguna vez se ha amado.
Dame la mano y vamos
a recorrer con calma los paisajes
en los que tanto tiempo
yo te estuve esperando.
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