miércoles, 18 de mayo de 2016

ESTABA LA TRISTEZA



ESTABA LA TRISTEZA

Estaba la tristeza en bata blanca,
llorando en los balcones agua turbia
del llanto acumulado mar adentro;
tenía los ojos grises y las cejas
privadas de la luz y la sonrisa.

La miré, me miró, nos encontramos
desnudos y abrazados en el aire.

La tarde puso un fondo plateado
de calles y de parques; en sus bancos
apuramos en un trago los posos
que había dejado el tiempo en nuestras vidas.

Hoy recuerdo la tarde, aquella tarde,
en que trabé amistad con la tristeza.

Lo demás se ha borrado en el olvido
-no preguntéis la causa-

y nada me consuela si no es su compañía.

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