martes, 26 de abril de 2016

PARAÍSO TERRENAL


PARAÍSO TERRENAL

Se afanaba en la búsqueda continua
de puertas que le abrieran el camino
 de paso hacia el futuro;
recobraba las huellas del pasado
para sembrar en ellas otras huellas
que apuntaran más lejos y más alto,
desde donde explicarse qué sentido
dibujaba su ser en otros mundos.

Malgastaba entretanto todo el tiempo
de vivir su vivir en el presente.
(No sabe que la luz es para verse,
que las cosas se ofrecen a su tacto
y que nada se esconde
de servirle de gozo a cada instante).
Ha conocido siempre,
desde el primer sabor de su existencia,
prelados y preceptos que exigieron
rechazar esa luz, esos momentos
de vida satisfecha, que apuntaron
con dirección directa hacia la muerte,
hacia otro oscuro mundo, que negaron
cualquier valor distinto al de la culpa.
Y ha quedado cansado, derrotado
por tanta imposición, por tanto absurdo
dominio de la culpa y del pecado.

El mundo y el presente  no son tristes:
tienen luz y calor, tienen comida
tres veces cada día;
en ellos la amistad se satisface
y hay rosas y canciones y las fuentes
manan agua sonora y las palabras
concretan un milagro cada hora.

Es este el paraíso para el hombre,

hogar de su bondad y sus maldades.

1 comentario:

Gelu dijo...

Buenas tardes, profesor Gutiérrez Turrión:

Un poema precioso. Cuántos intereses en los engañadores e hipócritas, que arruinan las vidas, prometiendo tanto paraíso artificial e inexistente.

Saludos