MORIR PARA VIVIR
Morir para vivir y hacer más
clara
la luz y más presente la
excelencia
de los cansados días del
calendario.
Abrió los ojos para ver el mundo
y vio gentes buscando entre sus
sueños
imposibles promesas y frustradas
sensaciones de alzarse a lo más
alto:
trabajos sin descanso, prisas,
voces
suplicando el favor de otras
miradas;
rebajas incontables, sacerdotes
del templo y del dinero, viejos
trucos
para robar los besos fugazmente;
familias desahuciadas por
empréstitos
de cifras imposibles, empujones
y letras y más letras de los
bancos;
y prisas, muchas prisas, siempre
prisas.
Volvió a casa con ansias de
vacío,
de quitarse la sed de tanta sed,
de ser ausencia y nada,
de morir para ser el pensamiento
puro.
Y despertó en silencio y
asombrado,
mucho más él que todos los
deseos;
y fue alegría y risa derramada
y visión más fiable de todo lo
presente:
el mundo fue su mundo, el
verdadero
misterio de las cosas.
El mundo estaba en él y en su
mirada
era ya todo azul y todo pretendía
la senda de su luz y de sus ojos,
el camino de vuelta hacia la
fuente
donde el río proclama el agua
clara
y es bella la mujer y misteriosa.
1 comentario:
Bonitas y realísticas palabras!!
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