lunes, 21 de marzo de 2016

TRES ELEMENTOS GRISÁCEOS Y UN COLOR MÁS VERDADERO


Me encuentro atareado con la lectura de un texto mecanografiado, que aspira a premio, y que trata de describir aspectos biográficos de personas que fueron condenadas a muerte y fusiladas en las primeras semanas de la guerra incivil. Tengo que expresar mi juicio acerca del trabajo, pero eso aquí no importa. Sí importa, y mucho, el tono y el ambiente que se describen que, no por sabidos, resultan menos descorazonadores. Pobre gente aquella que, por cualquier cruce de cables era condenada en juicio sumarísimo y aparecía al día siguiente en la pared de un cementerio o en cualquier descampado. Por si fuera poco y en muchísimas ocasiones se trataba de gentes sanas, comprometidas socialmente y de esas que merecen siempre la pena. Ambiente gris.
Es lunes y el cielo se estira y se encoge como un chicle de nubes, que ahora son negras, ahora más limpias. A ratos parece que la lluvia descenderá y a ratos es el sol el que se empeña en recordarnos que ya estamos en primavera. La naturaleza no acaba de romper, aunque anda en ello y en cada rincón asoma un vagido más de verde y de vida. Vista gris y temperatura gris.
Comienza la Semana Santa, esa que cada año se empeñan en mostrar más de penitencia y de condena. ¿Por qué? ¿Qué misterio profundo se esconde en algo que racionalmente no resiste ni un sencillo silogismo? ¿A qué la pasión y muerte de un dios todopoderoso, de un dios que manda a su hijo para la redención de los humanos? ¿Qué puede uno imaginar en su mente para tomar esa decisión tan fuera de razón? Mundo gris. O acaso más bien negro.

Dentro de un rato voy a leer mis poemas en el Casino Obrero de Béjar. Me imagino también un ambiente gris, por la asistencia. Pero el motivo es la vida y la naturaleza. Es el día de la poesía y se quiere recordar. Yo no sé realmente qué es eso de la poesía, a pesar de mis centenares de composiciones poéticas. Tal vez nadie lo sepa realmente. Sí creo que he llegado a entender qué no es poesía. Ojalá supiera huir de ese nivel. Y también creo que sé para qué escribe uno poesía. Lo hace para salvarse. Para salvarse de lo que cada uno necesite salvarse: tristeza, alegría, muerte, vida, amor, desánimo, injusticia… Ante ello, el poeta reacciona y canta. Tal vez eso es la poesía, solo eso. Y no es poco. Vamos a darle a este rato un color más agradable y claro, vamos a romper los grises y a pintar los tonos más cálidos del sentimiento y de la intención, vamos a crear un color más verdadero.

1 comentario:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:

Hay que tener mucho valor para leer esos manuscritos.
Manuel Machado, escribió en ABC, el 2 de abril de 1946, un artículo valiente: ’EL QUINTO NO MATAR’ Precisamente, iba a continuación de un texto de Mariano Daranas.
El hermano de don Antonio terminaba así:
“El poeta ha dicho:

Del primero
que sabe perdonar es la victoria.

Y el buen poeta tiene razón. Porque, entre otras cosas:
Siempre tiene razón un buen Poeta.”

Saludos