EL AZAR DE LOS TRES AZARES
Soy un azar biológico, soy eco
del grito y la explosión de la
ternura,
la conexión compleja y milagrosa
de células tal vez abandonadas
al destino insondable del olvido;
soy resumen de todas las
alquimias
cruzadas en el seno de los
tiempos.
Por eso me deleito, gozo y canto.
Soy la casualidad que se ha hecho
geografía
en montes de pizarra donde
habitan
la encina y la paloma, donde el río
abreva los suspiros de los
huertos
con riegos y con besos de agua
limpia.
Y soy casualidad en unas sierras
en las que son señores
el roble y el castaño, donde el
pino
sigue soñando luces cada tarde.
Por eso también canto.
También soy circunstancia sociológica
que acampa entre las vidas de
unas gentes
que sufren y que lloran y que
cantan
como solo se canta en estas
tierras,
al son que marca el paso de las
cosas
y al ritmo sin compás de sus conciencias.
También por eso canto.
Es mi vida una pérdida infinita
de todos los azares salvo de estos,
y, aun así, me pregunto por mi suerte.
Entonces me levanto de mi
asiento,
reviso mi porción de lotería
y me bajo hasta el bar con la
botella
para invitar a todos mis vecinos:
tengo serie completa
premiada con el gordo del sorteo.
¿Entiendes tú también por qué ahora
canto?
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