De nuevo, siguiendo a don Antonio
Machado:
“Es el mejor de los buenos
quien sabe que, en esta vida,
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos…”
Por fin, después de más de dos
meses, parece que dos partidos políticos se ponen de acuerdo y firman un
documento que sirve como una suma de mínimos para una investidura y para un
programa de gobierno. Tengo el texto en mi poder y le he echado un vistazo. Un
buen número de medidas de carácter general que tienen que tener su concreción y
que expresarán su bondad o su maldad según la seriedad y la inteligencia con
las que se pongan en práctica. Por lo demás, nada es definitivo pues se
necesitan votos que, de momento, ni están ni se los espera. De modo que todo es
provisional y puede caducar en menos de una semana.
Me interesan, además del
contenido de los pactos como hecho principal, dos variantes. La primera es la
del cambio en el tono de las declaraciones de todos los que hayan intervenido
en las conversaciones; los que han acordado para magnificar la bondad de los
acuerdos, y los que no han acordado para señalar fallos por todas partes y
oposición frontal a los mismos. Serán aquellos que un día o dos antes han
estado a punto de sellar unas páginas parecidas. O sea que cada cual se pondrá
en postura electoral y mirando para su beneficio particular. Y mucho más si
consideran que el acuerdo puede no servir y que unas nuevas elecciones
generales se asoman por el horizonte.
La segunda es la del embarrado
panorama general que seguimos teniendo, lo que no facilita en absoluto las
aproximaciones entre unos y otros. Hay algún partido que está hasta los sobacos
de mierda y con él no resulta sencillo intentar ni siquiera una aproximación. Pero
me gustaría que al menos todos los demás mostraran con un poquito de humildad y
de sencillez, sabiendo que no tiene razón el que más voces da, ni se es más sólido
ni convincente con maximalismos sino con cesiones y aproximaciones. Y todo sin
renunciar a los principios fundamentales que cada cual defienda, pero
acomodando esas ideas a la realidad que corresponde y a la variedad social del
momento que compone la comunidad a la que representan. No sé si hay más réditos
políticos con posturas rígidas. Tampoco me importa demasiado. Sí estoy seguro
de que resulta de más alcance el que cede razonada y razonablemente, pensando
en las muchas ramas que posee el árbol que cobija a todos.
No sé quién tiene más razón aunque
sospecho quién tienen más razones. Porque aquello de la verdad está complicado
siempre. Solo las aproximaciones nos guían y nos mantienen. También lo decía
don Antonio:
“¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya guárdatela”.
Que dios reparta suerte.
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