viernes, 29 de enero de 2016

Mª ADELA Y LA VOZ MEDIA


Ayer acudí a Salamanca para cumplir varias obligaciones. Una de ellas se desarrolló en el Hospital de la Santísima Trinidad: Mª Adela se operaba de una dolencia en el hombro derecho. Entraba con carita de asustada, pero despertó serena y dulce. Todo resultó satisfactorio y hoy ya combate el dolor postoperatorio en su casa. Y yo que me alegro de ello.
Me sirve este hecho como pretexto para una consideración mitad filológica, mitad sociológica y política. Veamos.
A lo largo de los tiempos se ha hablado en las gramáticas de diversas voces, como atributos o morfemas de los verbos: voz activa, pasiva, perifrástica, media, pasiva refleja. Hoy, en nuestra lengua, casi todo queda reducido a la voz activa y a esa nueva voz de pasiva refleja, que viene a quedarse con las pertenencias de la antigua pasiva: la empresa vende casas por  se venden casas. Y ya casi nadie habla tampoco de una llamada voz media, que venía a indicar que el sujeto gramatical, en estructura de voz activa, tampoco realizaba la acción sino que se la dejaba hacer: me corto el pelo, me opero de algo, me arreglo la dentadura… Como si uno fuera experto en peluquería, cirujano o dentista. Yo desde luego que no, conmigo que no cuenten. La consulta de un dentista o un hospital me producen un respeto considerable, por decirlo con un eufemismo.
¿Por qué nuestro idioma se apropia de expresiones en las que parece verse un deje evidente de sacapechos, de superioridad y hasta de soberbia? Porque todos los planos están interrelacionados. La lengua no es más que un reflejo aproximado de la realidad, o mejor, de la manera que cada comunidad tiene que ver la realidad, así convertida en su propia realidad. Puede parecer un pequeño rompecabezas, pero no es más que otra muestra de que todos los niveles y planos están interconectados. Y de que nuestra historia y nuestra forma de ser son las que son.
Pue dime de qué presumes y te diré de qué careces. Así reza el dicho popular castellano. Y sospecho que encierra mucha verdad.
Cada cual sabrá en qué medida se siente aludido y si esta sospecha se ve corroborada con ejemplos a su alrededor.
El siguiente paso es comprobar los efectos que tal supuesta prepotencia produce entre la infantería del ejército, o sea, entre los componentes de la sociedad. No tengo muy buen pálpito al respecto, aunque reparto responsabilidades diferentes y no me excluyo del grupo de los afectados. Pero hay escaparates que figuran en primera línea de exposición. Tal es el caso del mundo político, deportivo, o de medios de comunicación.
Sospecho -por no decir que tengo casi la certeza- de que algunos de los nuevos grupos políticos llegan a la feria pidiendo palcos de honor y luciendo demasiado músculo, o sea, practicando políticamente demasiada voz media. Un poquito de sencillez y de respeto a los demás no vendría mal, porque uno no lo hace todo si no es con ayuda de todos los otros, ni posee toda la verdad casi nunca.
Cuando se nos va la fuerza por la boca, tal vez no nos quedan fuerzas para la acción real y productiva, esa que tanto necesitamos. También desde los grupos nuevos, renovadores y llenos, sin duda, de ideales positivos y transformadores.

Ojalá Mª Adela me perdone por haberla usado como pretexto para esto de la voz media lingüística, social y política. Que se mejore y que nos mejoremos todos.

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