lunes, 21 de diciembre de 2015

TU NOMBRE


TU NOMBRE

La voz que te nombraba se hacía calma
prestándome la paz de la costumbre,
el equilibrio humilde en que la tarde
conserva entre sus pliegues
la honda plenitud de la palabra.

Las formas de nombrar, de poner cuerpo
a todas las llamadas de las cosas
condicionan y exigen otros cauces
en las formas humanas de pensar.
Así “árbol” para el árbol, y “certeza”
para que sea segura la certeza,
o tu nombre, que dice de ti misma
todo lo que en verdad te pertenece.

Hoy pronuncio tu nombre. Abro los brazos.

Respiro. Te recibo. Soy tú misma.

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