lunes, 30 de noviembre de 2015

CONFERENCIA CAMBIO CLIMÁTICO


En París, esa ciudad a la que llaman la ciudad de la luz, se inicia hoy una llamada pomposamente “Conferencia sobre el cambio climático”. Quedar en buen lugar en esta foto es importante en términos publicitarios y una buena parte de los líderes políticos se apresuran a asistir a la misma. Otra cosa bien distinta es estampar la firma en documentos que comprometan políticas restrictivas en sus respectivos países; y otra, aún  mucho más difícil, cumplir lo que los textos reflejen.
Y, sin embargo, nos enfrentamos todos con una de las mayores dificultades a medio y a largo plazo, si no es con la mayor de todas. Yo no soy especialista en casi nada, pero creo que algo tengo de observador, y conservo la cualidad de la curiosidad y de la aspiración al sentido común, que no es poco. ¡Cuánto tiempo y cuántas veces recordándome a mí mismo y a quien quiera escuchar que una de las dos principales dificultades para el siglo presente es la del agua, como resumen y síntesis del clima!
No hace falta darle muchas vueltas a la cabeza; tan solo hay que abrir los ojos e hilar algún silogismo con causa y consecuencia. O darse alguna vuelta por ahí en invierno o en verano. La naturaleza nos da la respuesta a cada paso y en cada momento. Vivo en un lugar privilegiado en el que la naturaleza no me da tregua: me apabulla en todas las estaciones con sus contrastes, con su exuberancia, con su colorido, con su clima, con su nitidez, con sus quebradas, con sus ríos, con sus mantos vegetales, con… Desde mi terraza contemplo un inmenso jardín natural que no tengo que cultivar con la azada ni con la hoz; simplemente tengo que dejar abiertos los sentidos para que yo también me haga jardín.
Pero lo más importante no es eso sino las sensaciones que la naturaleza es capaz de suscitar. Y, a partir de las sensaciones, los pensamientos y la escala de valores que poco a poco va cimentando en quien se deja llevar por lo que siente. Es en esos contrastes con la realidad más urbana, con las prisas, con la impresión de la falta de tiempo, con el empujón figurado que la realidad te está dando a cada momento, y con la fugacidad de todo, donde se asienta el atractivo de la naturaleza. Porque en la naturaleza se compra tiempo, se pierde gozosamente tiempo para ganarlo de verdad, se siente uno no vigilado sino acogido, se anula lo absoluto de uno mismo para entender la pequeñez ante lo que te acoge, se comparte palabra y se agranda todo, se suscitan ideas y se cargan las buenas voluntades… Al fin de todo, se da uno cuenta de que forma parte de la naturaleza y de que la naturaleza está condicionada por el clima como motor regulador de todas sus potencias.
Por eso creo que un caminante puede entender mejor las expectativas de una Conferencia sobre el cambio climático. Y tal vez desee con un poquito más de fuerza que los de la foto realmente articulen actividades que no dañen la esencia del ser humano: la naturaleza en la que viven. Pero, si no se convencen de que es necesario cambiar el modelo productivo y la escala de valores actuales, todo se quedará en otro intento fallido y descorazonador.

Claro que…, si el primo de Sevilla dice lo contrario…

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