viernes, 13 de noviembre de 2015

ASUNTOS VARIOS


Algunas ocupaciones me tienen atascado y me roban demasiado tiempo. La principal de ellas es la de la lectura y calificación de los trabajos presentados a un premio literario. Pero no quiero dejar de reseñar -aunque sea de manera telegráfica- algunos hechos de los últimos días.
1.- El sábado de la semana anterior tuvimos una lectura de poemas en Candelario. Leí mis poemas junto con Pedro Ojeda, que hizo otro tanto con algunos de sus relatos breves. Me dejaron complacido varias observaciones: el estupendo lugar que han acondicionado para estos hechos, la dedicación del ayuntamiento a este tipo de actividades, la asistencia numerosa de la gente, su silencio y atención. Terminé muy contento con el resultado global. Bravo por la gente de Candelario. Cómo echo de menos algo parecido y en las dimensiones correspondientes en Béjar.
2.- Ayer mismo cumplí la invitación para dar una larga clase-charla (hora y media) en la Universidad de la Experiencia (volveré la próxima semana). Es actividad que conozco y que repito de vez en cuando. También me llena de satisfacción comprobar la atención que prestan los alumnos, ávidos de que les cuentes cosas, por más que se decepcionen cuando se les explica alguna costumbre que se basa en datos que no existen y que de lo que se hace a la verdad hay un gran trecho. Para muchos bejaranos, la dedicatoria del Quijote, por ejemplo -con el nombre de la ciudad en sus líneas- resulta casi un timbre de gloria. Cuando se reflexiona y se llega a la conclusión de que no es nada seguro -más bien es seguro lo contrario- que Cervantes escribiera la tal dedicatoria, las caras cambian y parece como si se hubiera roto algún maleficio. La semana próxima los desanimaré con la verdad de los hombres de musgo. Qué le vamos a hacer: hay lo que hay y conviene engañarse sabiendo que nos estamos engañando. Pero, por lo demás, resulta muy satisfactorio el ambiente en general.

3.-Leo muchos trabajos presentados a un concurso literario del que soy jurado. Hay ocasiones en las que te encuentras con aportaciones que, desde la primera página, te invitan a dejar la lectura y a desestimarlos. No es el caso que me ocupa. Es verdad que algún gazapo se cuela, pero casi todos superan el nivel del aseo formal y de la presentación cohesionada y muchas veces ingeniosa del contenido. Todo ello dificulta la selección y la adjudicación de los premios, pero engrasa y anima la lectura. A pesar de todo el tiempo que ocupa. Cuánto aspirante para tan poca recompensa. Sigo pensando que ahora mismo en España es cuando se produce más literatura, de la buena y de la mala. Y qué difícil es desestimar a todos para quedarse con uno o dos. Los premiados hacen olvidar a todos los demás aspirantes, pero no se puede uno olvidar de  que hay otro buen ramillete de concursantes que podían perfectamente estar en la tarima de las medallas. El reconocimiento y el olvido son hermanos. Que al menos actúe la mejor voluntad al separarlos.

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