jueves, 1 de octubre de 2015

TRENES, VÍAS, AVES Y AUTOVÍAS




Mi memoria se pierde cuando busca imágenes de alguno de los primeros años ochenta (o por ahí) y aparece un borroso álbum de un tren que se despide para siempre, de una vía que se convierte en vía muerta, de un desapego social en Béjar ante aquel hecho no explicado; y llega también a la memoria algún escrito de protesta particular y casi a escondidas. Hoy esos escritos tienen un valor testimonial más importante y nostálgico.
Han transcurrido más de treinta años desde aquellos últimos pitidos. Ya no hay esperas, ni subidas y bajadas a la estación, ni mercancías que trasladar, ni revisores que avisen del último minuto, ni traqueteos, ni humo en los túneles, ni últimos saludos con besos en la mano.
Por el camino todo se ha ido diluyendo en una espiral de humo y de olvido. En medio de los raíles, han ido creciendo lentamente, sin prisas, sin obstáculos, árboles y arbustos de todo tipo, hasta desdibujar las hendiduras y las estrecheces. Apenas si quedan huellas en algunos tramos que permiten el paso a los caminantes más atrevidos, esos que ahora realizan el trayecto a pie.
Se alzan voces que piden para el futuro inmediato una vía verde despojada de impedimentos, un espacio libre para el paseo llano y nostálgico. Menos es nada. Pero eso, si es, será en el futuro. Con poco se conforma el pobre.
Cuando se cerró la vía, alguien intentó dar alguna explicación de tipo económico: relación gastos-resultados. Era difícil el mantenimiento del negocio con esos parámetros. Y el mundo es cuentas solamente: lo demás son cuentos. Eso dice el sistema. Y el que no quiera salirse de él tiene que apencar con cierta lógica comercial.
Ayer vi en imágenes la inauguración de un tramo de vía para trenes de alta velocidad que unía con esta fórmula rápida las ciudades de Palencia y de León con otras del norte y del centro de España. A buenas horas. El sur y el este ya tienen estas comunicaciones desde hace años. El mapa nos indica, con una simple mirada, que las zonas más ricas son también las mejor comunicadas. Pero mira uno al oeste y la mirada se queda petrificada. Menos mal que hace muy pocos años al menos han abierto una autovía que surca de norte a sur y de sur a norte.
No sé si también en esto hay regiones que se sienten “robadas” por las demás. Espero que, al menos, no sean las que siempre protestan porque a mí las cuentas me salen al revés.

Será tal vez que yo no sé echar cuentas ni mirar el mapa. Será.

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