jueves, 3 de septiembre de 2015

AYLAN EN LAS ARENAS



AYLAN EN LAS ARENAS
“Las manos de mis niños se me escaparon de la mías”. Palabras del padre de Aylan, niño sirio que se ahogó en el mar, entre Turquía y Grecia, junto a su madre y un hermano mayor de cinco años. Todos huían de la guerra en su país.

Supe de tu existencia desde el día
aquel que, desde el mar de la Antillas,
surcaron naves hacia el mar de oriente,
con la muerte en sus vientres
y una insaciable sed del oro negro.
Te adiviné en los turbios pensamientos
llegados de la tundra de Siberia,
envueltos en la faz de la locura.
Estabas incubando cuando Europa
jugaba a repartirse Oriente Medio.
Naciste cuando Alá andaba furioso
jugando a la guerrilla con los niños,
descabezando bienes y razones
en nombre solamente del misterio.
Creciste con el miedo a los caprichos
del sátrapa de turno en tu contorno.
El hambre te empujó, te empujó el viento
contra el último engaño de occidente.
El mar se volvió cómplice y al verte
tan solo, tan pequeño, tan humilde,
se apiadó de tu tierno sufrimiento.

Todo eso lo había visto y no supe mirarlo.


Tú hoy le pusiste cara y me increpaste
por no haberlo gritado a grito limpio,
por no cambiar la parte que me toca
y no gritar la rabia y la impotencia:
por no haberme manchado en mi palabra.

Hoy va mi maldición contra esta historia,
que es historia de todas las historias.
Porque hoy tú eres el resto de un naufragio
que llega desde el cielo y certifica
el despiadado paso de los tiempos.
Que los dioses respondan de sus culpas,
que los seres se miren la conciencia,
que yo sepa llorar lo intolerable
pidiendo tu perdón,
y que la tierra grite
un grito de dolor en las arenas
donde tú te rendiste
acunado en el eco de las olas

del mar Mediterráneo.

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