EN LA CIMA DEL CALVITERO
Aquí la
piedra vive y se solaza
en perpetua y
rotunda soledad,
la luz es
primigenia y llega niña
desde bóvedas
altas siempre limpias,
el mar se
redescubre entre los ecos
que forman
las lagunas y la nieve
es vecina del
viento y del misterio.
En esta ara
gigante en la que el tiempo
ha perdido su
ritmo reflexivo
y el espacio
no sabe de horizontes,
yo soy un
simple acólito del viento,
estoy a lo
que diga la incipiente
noticia de la
luz que me reinventa
haciéndome más
frágil y más diáfano.
¿Qué hacen aquí
mis manos y mi cuerpo?
¿Qué pide mi zozobra?
¿Qué latidos
se asoman a
la voz de mi conciencia?
Aquí, cerca
del cielo, soy materia
que viene
navegando por la historia
de todas las
historias,
soy piedra y
vegetal, soy un producto
que mira cara
a cara el universo,
esa patria
común en la que todo
se acoge, se esclarece,
se remansa.
Soy nada
frente al todo y todo ante la nada.
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