VEINTE
PREGUNTAS SIN RESPUESTA (Muchas acaso
son retóricas)
.- ¿Serán las
paredes las que más saben en cualquier casa? La respuesta está colgada en su
pintura y en su paciencia eterna.
.- ¿Es tiempo
de pensar el de verano? ¿No será mejor que el verano, con su calor a cuestas, piense
por uno?
.- ¿Cuántas
clases de patriotas hay? ¿Es el peor el patriota del estómago, o acaso el más
sincero?
.- ¿Por qué
los príncipes tienen que ser azules precisamente y no de otro color? ¿Y por qué
sencillamente no son?
.- Si los
ancianos tuvieran las mismas ilusiones que los niños, ¿qué sentido tendría
crecer?
.- Una
pregunta que indica que sigue habiendo vida: ¿Y ahora qué hago?
.- ¿Aspiran
los maniquíes de los escaparates a parecerse a las personas o las personas
aspiran a parecerse a los o las maniquíes de los escaparates? Cuestión de
apariencias.
.- ¿Son
sinónimos evitar y desear? Porque lo que se evita deja un morbillo…
.- ¿Es la
mejor encuadernación la del hombre? Habrá que mirar su piel. ¡Cuidado con el
sol!
.- ¿Qué
buscan los mineros en las minas si salen todos negros y oliendo a silicosis?
.- ¿Se podrá
emborrachar un pájaro de cielo o nacerá ya borracho de luz y de libertad?
.-
¿Marchitarse las flores es arruinarse lentamente hasta quedarse pobres y
vacías?
.- ¿Habrá
algo que sepa adormecer el tiempo mejor que tus ojos?
.- ¿Es el
despertar el mejor y más constante pálpito de la existencia?
.- ¿Cuántos
hechos tienen que sucederse para que se produzca un momento de auténtica
belleza?
.- ¿Algún día
será noticia que hay una buena noticia?
.- ¿Te
imaginas un árbol con la alegría ardiendo entre sus ramas y llamado a la fiesta
a todo el bosque?
.- ¿Qué
significan para los más individualistas palabras como “gente” o “todos”?
.- Si hay vida
entre los muertos, ¿cómo la llamarán?
.- Me gusta
el campo. ¿Y si un día fuera recuerdo de alguna roca o de algún valle?
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