Los gobernantes europeos y todos esos mangantes que representan los
intereses económicos de los más poderosos (y que nunca son elegidos por nadie,
salvo por las conveniencias de los que ya lo tienen todo) han concedido firmar
un acuerdo con Grecia. Este tratado (con todas las reservas de quien posee
escasos datos y de quien no cree que la verdad habite nunca en una sola casa)
supone un respiro absolutamente engañoso para el pueblo griego, pues (en esto
coinciden todos) es imposible que conduzca a otra cosa que no sea mayor
sufrimiento y pobreza para las gentes griegas. Las pruebas las tendremos en
poco tiempo, aunque poco va a importar porque volverán a inventarse cualquier
otro remiendo con tal de que unos pocos adinerados sigan decidiendo en nombre
de todos los demás, los griegos y el resto de europeos. En otras latitudes
mejor es no entrar ni siquiera a considerar este asunto, para que no se nos
venga todo el edificio abajo.
Cada uno de estos dirigentes puede quedar muy bien delante de muchos de sus
electores menos generosos y más egoístas, y con ello hasta creerán que son unos
campeones. Pena, penita, pena. Demagogia y vista corta. Egoísmo y sinrazón.
Vaya una forma de construir Europa… O más bien de destruirla. Muchos dicen
que Europa se ha tomado venganza de Grecia y ha enseñado los dientes a otros
posibles osados en el futuro. Tal vez tengan razón. Acaso recuerden lo que hizo
Zeus con aquella doncella llamada Europa y ahora quieran devolverles la moneda
a los dioses griegos y a sus descendientes. Lo cierto es que la venganza, si así
fuera, está cumplida con creces pues los griegos van a tener que devolver hasta
el último céntimo real e imaginario. El toro se ha vuelto bravo y peligroso, y
ha empitonado a Zeus con heridas de varias trayectorias, hasta dejarlo en pronóstico
muy grave.
Pensar en una Grecia fuera de Europa (eso que llaman el Grexit) es, como
diría don Quijote, pensar en lo excusado. Sócrates, Platón, Aristóteles, Heráclito,
Parménides, Homero, Alejandro, la democracia, el pensamiento… No, por favor. Aunque
solo sea por conservar las primigenias raíces del árbol, de nuestro árbol, del árbol
común más productivo, ese árbol en el que han arraigado con tan poca profundidad
estos políticos que siguen sometiéndose a los parámetros del dinero como única
solución para todo. También para todos ellos, lo que no son cuentas son
cuentos. No sé qué diría Pitágoras, pero, si se juntara con Sócrates, me da la
impresión de que les darían a todos estos con las cuentas en la cabeza y los
llevarían al rincón de pensar hasta que fueran capaces de entender que la
historia de las personas y de los pueblos se hace con muchos más elementos que
aquellos que cuadran el PIB y el POB.
El asunto no se puede resumir en unas líneas, pero yo hoy me siento muy
avergonzado y temo que los dioses se enfaden y del capricho de Zeus salga
cualquier rayo vengativo.
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