sábado, 13 de junio de 2015

NUEVOS AYUNTAMIENTOS


Hoy, sí, hoy es día señalado para todos; es una de esas fechas que nos obliga a poner una señal en todos los calendarios. También en los de aquellos que creen menos en el sistema democrático como el menos malo para la convivencia.
En España se han formado este día las corporaciones municipales que han de regir a las comunidades locales durante los próximos cuatro años. No sé cómo no se podría llamar a esto otra cosa que un acontecimiento fundamental.
En los nombramientos de alcaldes se han cruzado imágenes de todo tipo y actitudes y aptitudes muy diversas. Todas ellas configuran el mapa sociológico y cultural de esta piel de toro a la que todavía seguimos llamando España. Cada cual extraerá sus propias conclusiones, y todas serán válidas si se describen con la mirada de la buena voluntad y del sentido común.
A mí también me llaman la atención algunas imágenes.
Me complace ver al mando de las dos ciudades más pobladas del país a dos mujeres preparadas y animosas, de esas que vienen a cambiar las formas y las costumbres no desde lo rancio sino desde el atrevimiento y desde otra escala de valores en la que yo no veo que prevalezca el ordeno y mando como veo en otros lugares.
 Me complace, a mí que me declaro hombre de izquierdas, que la derecha haya perdido eso que llaman poder y que yo prefiero llamar representación.
Me desagrada que, en muchos lugares y desde demasiadas formaciones políticas, el hecho de las elecciones se plantee como una lucha en la que unos ganan y otros pierden, en vez de mirar hacia la comunidad.
Me desagrada mucho el tinte de personalismo que se le da al cambio de alcaldes y concejales, como si las ideas no tuvieran cabida y como si el hecho de que yo gane tenga que ver algo con quítate de ahí que te he vencido.
Me desagrada más que mucho ver cómo algunos alcaldes del Partido Popular han salido huyendo antes de verse en la imagen cediendo el símbolo del poder a otras personas (los casos de Valladolid y de Valencia son paradigmáticos). Demasiadas veces he dicho que algunas de estas personas ven los ayuntamientos como sus fábricas y, cuando están al mando, no dejan que nadie intervenga en nada, pero, cuando pierden, huyen y no saben ni siquiera dónde está ubicado el edificio del ayuntamiento.
Me desagrada ver cómo hay alcaldes que repiten y repiten, como si fueran pilas recargables que nunca se gastan. ¿Por qué tendrán ese empeño en ser salvadores tantas veces?
Me alegra ver imágenes de gente nueva y de ideas frescas en las alcaldías, aunque, también ante este hecho, estoy ilusionado, pero no me hago ilusiones.
Me disgusta ver a grupos de concejales divididos por enfrentamientos personales, sin capacidad para entender que lo que hoy es castillo mañana no será ni una pequeña almena.
Y, para mi ciudad estrecha, me desazona imaginar a muchos concejales ninguneados y tratando de presentar iniciativas, y comprobando una y otra vez que dar golpes contra la pared debilita la pierna pero no tira la pared.
En fin, una nueva aventura diversa y desigual que, si nos conduce a la participación común, será provechosa y positiva, pero, si nos lleva a más ordeno y mando, sin dejar que se expongan las razones antes de las votaciones, producirá más desilusión, más egoísmo y más pobreza de todo tipo.

Suerte a todos.

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