EL MUNDO MÁS REAL Y VERDADERO
Hay una luz que brilla a ras
de tierra,
con la tibieza gris de la
ceniza,
que se pierde y se asusta en
el contacto
con el perfil diverso de las
cosas.
Sobre el mirar esbelto del
tejado
hay nubes que reflejan con sus
sombras
otra luz más altiva y más
diáfana
que mira y se recrea en esas
sombras
dormidas en la paz y en el
sosiego.
Hay una nube aislada en lo más
alto
de todo el firmamento. Sobre
ella
reina una luz más pura y más
diáfana.
Allí todo ya es fuego y
transparencia,
ausencia de impureza, dulce
olvido
de todo lo que el suelo hacía
diverso.
Más allá de esa nube
y en la última memoria de todo
lo que existe,
mi mente es luz y fe de mi
conciencia
y es entero mi mundo, el más
perfecto
dominio ya del último secreto
robado a la pasión de las
estrellas,
el sitio en que se ordena la
verdad
de quien quiere vivir y vivir
sabe.
Se afanan los cuchillos
afilados
de mi imaginación y van
rompiendo
las puertas y ventanas que los
atan
a la sombra que puebla las
aceras,
al brillo ceniciento en los
tejados
y a esa última sombra que se
obstina
en impedir el paso hacia el
dominio
del más hermoso reino de la imaginación.
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