TARDE DE LLUVIA
Fíjate en la tristeza de la
tarde,
observa cómo llora con la
lluvia
que, poco a poco, deja su
lamento
sobre la tierra. Los regatos
surcan
los lechos escondidos de los
montes
y beben de sus pechos y se
alargan
como un lento cortejo de
silencio.
Los pájaros confunden en sus
vuelos
la trayectoria exacta de sus
alas.
A lo lejos, se escucha el eco
azul del horizonte.
Tú estás entre la lluvia y
eres lluvia,
te adivino
como un presentimiento ya
dispuesto
a compartir conmigo la certeza
de ser,
de estar en el camino frente a
frente.
Voy a buscarte, ofréceme tu
mano,
mojémonos los cuerpos y los
labios,
démonos a la lluvia y, con su
canto,
perdámonos del todo entre las
aguas.
La tarde se ha hecho cáliz y
nosotros
bebemos su murmullo hasta
agotarla
en una comunión interminable.
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