Ser espacio y ser tiempo no es
solo tener unos límites marcados en los que apareces y desapareces, en el
absoluto olvido precedente y en el paulatino posterior; ni tampoco unos mojones
dentro de los cuales te mueves para rozar, tocar o ver. Si así fuera, cada uno
de nosotros sería algo diferente al propio espacio y al propio tiempo.
Ser tiempo es ser una persona
diferente según los elementos naturales y atmosféricos se presenten de una manera
o de otra distinta. Un día de lluvia conforma a una persona distinta de aquella
que articula un día soleado. Poco importa que a uno la lluvia le guste y a otro
le disguste tener que utilizar el paraguas, o que a uno le moleste el sol y a
otro se le suelte la sonrisa si se asoma a la ventana y ve que el sol luce en
todo lo alto. Lo importante es que cada uno de nosotros se armoniza y se hace
naturaleza y luz y espacio según el propio espacio y el propio tiempo.
Somos uno y somos muchos a la
vez. Hoy no somos los de ayer ni somos los de mañana. No conocemos tampoco lo
que queda de cada uno de nosotros a medida que pasa el tiempo o que cambiamos
de lugar. Porque algo tiene que quedar para dar continuidad a la conciencia,
pero no sabemos precisar qué sea ese algo.
Por eso, cuando me levanto y
miro a través de las ventanas de mi terraza, sé que soy otro y que no soy el
mismo con la luz en lo alto o con las nubes en el horizonte, con el cielo claro
o amenazando lluvia, en tiempo de frío o en tiempo de calor. El sol me afecta,
como les afecta a las rocas y a los árboles; se me mete en el cuerpo, como lo
hace con los prados y con los caminos, para que ya sean otros prados y otros
caminos diferentes; y la lluvia me cala y me hace agua, como convierte en
regato las laderas o lava la cara de las plantas para que sean otras plantas. Ahora
mismo estoy en medio de la noche y soy también noche, como lo son los edificios
que desde aquí diviso o son noche los cauces de los ríos y los astros del cielo
que intuyo allá a lo lejos.
Soy uno y soy todas las
especies. Y todas las especies son conmigo noche y día, lluvia y sol, bruma y
ceguera de luz, conciencia universal encadenada. Y, en esa conciencia universal
encadenada, soy nada, diminuto, por menor, eco, vagido, sombra…, tiempo y
espacio.
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