jueves, 9 de abril de 2015

VENDER HUMO Y FUMARLO


Estamos ya inmersos todos en un período de elecciones en el que todo el mundo sale a la pasarela a ofrecer su mercancía, no se sabe muy bien para qué en muchos casos. Habrá que suponer que en todos ellos alumbra el deseo de mejorar la comunidad que se aspira a representar. Las sospechas no van siempre por ese camino.
Procuro huir en esta ventana de asuntos locales o que estén ya descritos en los medios. Los hechos no me interesan como tales, sino su significado, sus causas y las consecuencias que pueden acarrear. No soy periodista; aspiro a pensar un poco y a expresar esos esbozos de ideas que se me ocurren.
Sin embargo, cuando pasen algunos días, me sentiré en la necesidad de explicarme acerca de lo que está sucediendo en esta ciudad estrecha en la que vivo. Hay asuntos que me han tocado de lleno y necesito aclarar algunas cosas que andan por ahí demasiado confusas. O eso creo yo.
Y, de vez en cuando, poso mi mirada en algunos hechos que suceden un poco más lejos porque me llaman poderosamente la atención y me dejan perplejo. Y porque pueden suceder en cualquier lugar; también aquí. Hoy lo hago con el contenido de un vídeo de campaña del presidente de Extremadura, José Antonio Monago, que he visto en un par de ocasiones.
No es la primera vez que este señor se atreve a presentarse ante los demás con vídeos promocionales. No hace mucho se despachaba con un vídeo en el que insultaba repetidamente a los habitantes de la región andaluza, de sus propios vecinos. Ahora lo hace sumando una serie de ripios en forma de rap que seguramente no se los cree ni él mismo, pero que, con toda la jeta del mundo, hace suyos y los publica como si hubiera vivido en ellos toda la vida. Alguno me llama especialmente la atención.
“Importan las ideas y no la ideología”, dice. ¿Pero es que las ideas son las ideas peregrinas, esas que se ocurren según sople el viento o al amparo de cómo se haya levantado uno esa mañana; o son las ideas pensadas que se van trabando en una concepción de la vida? Nadie le ha explicado a este señor que una ideología es precisamente la suma trabada, razonada y jerarquizada de un conjunto de ideas? Es claro que él nunca ha tenido ideología. Sospecho entonces que ha ido por la vida al sol que más calienta y que más réditos personales le ha producido. O a la ocurrencia más variopinta. O sea, que es de derechas, claro. O ni siquiera eso: ni de derechas ni de izquierdas; o sea, de derechas, claro. Hace tan solo unos días, alguien de por aquí decía de una persona que no servía para la política porque pensaba mucho y era muy intelectual. Qué definición de perfecto idiota para el que opinaba y qué halago para la persona acerca de la que opinaba. Trasládese la consideración al señor este de Extremadura.
Un ejemplo más, que se me va el espacio: “En política se está para el nosotros y no para el tú y yo”, dice también. Este eslogan yo se lo compro. Pero entonces, ¿adónde va este señor defendiendo políticas liberales sin trabas en las que está por encima de todo el interés personal y en las que el yo lo ocupa todo? Este señor, o es demagogo, o quiere engañar, o no se entera de nada, o es muy torpe, o no tiene principios, o… es de derechas.
Y por si fuera poco, se desayuna con los lemas socialistas de toda la vida. Y los proclama a ritmo juvenil, ripiando lo que sea con tal de conseguir su reelección.

Coño, cuántas ganas de salvar al personal. Es demasiada generosidad. Tal vez para después, ya cansado y agotado, tomarse días de vacaciones y relajación en las Islas Canarias. Qué jeta la de este hombre. Y qué torpeza la de todos los que se dejen engañar con cualquier caramelo. Qué diferencia entre esto y lo de su colega Esperanza Aguirre por una parte, y las reflexiones de Ángel Gabilondo o de Luis García Montero, por ejemplo.

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