LOS ÁRBOLES ME HABLAN
Andar por los senderos
cuando la luz agranda la
mañana.
Los árboles se alzan,
abandonan el sueño
dormido en las raíces en
invierno
y asoman en sus yemas
una imagen preñada de ternura.
Vienen enaltecidos y a la vez
sencillos,
no pueden aguantar más en la
noche
del mundo helado y ciego de la
alquimia,
quieren besar al viento, oír
los ecos
de la vida en el vuelo de los
pájaros,
gritar desde lo alto la voz de
las raíces,
tanto tiempo callada y
escondida.
Yo me paro a escucharlos
en esta primigenia primavera
y no sé qué decirles, salvo
gracias
por volver cada año a dialogar
conmigo
y a ofrendarme la paz y la
certeza
del ciclo inevitable de la vida.
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