CONSEJOS PARA APOLO
¿Por qué, Apolo, persigues a
la ninfa
Dafne, la de cabellos
alargados?
Déjala que se quede solterona,
para vestir santos y atizar
los fuegos:
pasará más calor que los que
se alcen
en busca de sus bosques, sus
sargazos.
Pero, si acaso sigues en tu
empeño,
disfrázate de árbol, busca un
sitio
próximo al del laurel y ten
paciencia,
escarba entre la tierra: los
laureles
no paran de crecer. Y allí, en
su seno,
lejos de las miradas
envidiosas,
verás como ya Dafne se derrite
y se quema en la hoguera del
amor.
Déjate de laureles, de coronas
y de guardar las formas
exteriores.
Ya sé que eres un dios y es
muy difícil
no presumir delante de los
tuyos,
pero más vale el fuego bajo
tierra
que el hielo en el desprecio y
el dolor.
¿Que no es lo más normal andar
vestido
de árbol todo el tiempo? Por
supuesto.
Pero no es lo más raro: hay
quien incluso
se viste de adefesio si con
ello
alcanza su propósito anhelado:
amar en vegetal no es poca
cosa:
ramas, raíces, savia, hojas,
corteza…
Muchas formas de darle en la
cabeza
a esa Dafne tan terca y
pertinaz.
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