lunes, 6 de abril de 2015

CONSEJOS EN DIRECCIÓN VARIABLE

   
No te dejes llevar por la impaciencia. Las respuestas más lógicas y de verdad más largas no son las que fluyen al empuje de la primera impresión y del primer fogonazo. ¿No sabes que los datos pueden modificar tus conclusiones? Muévete con simetría y cuenta hasta diez; después, actúa jerarquizando los valores… Primero la conciencia y la deducción lógica; tu deducción, aquella que alcanza tu inteligencia y de la que podrás responder siempre sin temor a contradecirte… Después, el contexto y la mirada amplia… Levanta la mirada. No mires solo el dedo, que el tiempo es algo amplio y el sol cambia la perspectiva de la sombra según la hora del día… Procura que tus decisiones no busquen solo beneficios personales: vives con mucha gente y los procesos suelen ocupar a otras personas y a otras ideas… Si tienes que poner cara a lo que crees más verdad, hazlo con decisión pero sin acritud: nada bueno puedes sacar de posiciones extremas y populacheras… No es mejor el que pone una pared en medio e impide cualquier comunicación: ceder es más humano, menos visceral y casi siempre más productivo para todos. Por eso, el que cede, a la larga, termina siendo más fiable y sus ideas alcanzan una longitud mayor… Si tienes que equivocarte, hazlo siempre por el exceso de dar y no por el imperativo de prohibir y de negar… Cuando tus ideas y tus mediaciones no alcancen éxito, no te preocupes demasiado: sigue valiendo tu sentido común y tu buena voluntad… Todo es pequeña cosa, tu entorno es diminuto y casi todo dura mucho más que lo que tú duras: procura, por ello, que nada te perturbe demasiado… Mira la naturaleza: sus ciclos se siguen cumpliendo contigo, sin ti y a pesar de ti… El tiempo te olvidará rápidamente…
Por eso y por mucho más, templa tu palabra y tus pensamientos; dale tiempo al tiempo; expresa tus ideas con tanta firmeza como cortesía; y piensa que el otro siempre tiene también al menos algo de razón…

Después, cuando la tormenta sea cosa del pasado y solo queden algunos restos del naufragio, detente y, con serenidad, observa cómo todo ha vuelto a su cauce y a sus fuentes, a la anodina repetición de la rutina. Y venga, que lo estás haciendo bien, si sigues haciendo caso a tu conciencia y a lo que consideras menos malo. No le des ya más vueltas, que las mañanas vuelven, los días se hacen largos y el cielo está sereno. Mira hacia tus adentros y llénate de calma.

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