No te dejes llevar por la
impaciencia. Las respuestas más lógicas y de verdad más largas no son las que
fluyen al empuje de la primera impresión y del primer fogonazo. ¿No sabes que
los datos pueden modificar tus conclusiones? Muévete con simetría y cuenta
hasta diez; después, actúa jerarquizando los valores… Primero la conciencia y
la deducción lógica; tu deducción, aquella que alcanza tu inteligencia y de la
que podrás responder siempre sin temor a contradecirte… Después, el contexto y
la mirada amplia… Levanta la mirada. No mires solo el dedo, que el tiempo es
algo amplio y el sol cambia la perspectiva de la sombra según la hora del día…
Procura que tus decisiones no busquen solo beneficios personales: vives con
mucha gente y los procesos suelen ocupar a otras personas y a otras ideas… Si
tienes que poner cara a lo que crees más verdad, hazlo con decisión pero sin
acritud: nada bueno puedes sacar de posiciones extremas y populacheras… No es
mejor el que pone una pared en medio e impide cualquier comunicación: ceder es
más humano, menos visceral y casi siempre más productivo para todos. Por eso,
el que cede, a la larga, termina siendo más fiable y sus ideas alcanzan una
longitud mayor… Si tienes que equivocarte, hazlo siempre por el exceso de dar y
no por el imperativo de prohibir y de negar… Cuando tus ideas y tus mediaciones
no alcancen éxito, no te preocupes demasiado: sigue valiendo tu sentido común y
tu buena voluntad… Todo es pequeña cosa, tu entorno es diminuto y casi todo
dura mucho más que lo que tú duras: procura, por ello, que nada te perturbe
demasiado… Mira la naturaleza: sus ciclos se siguen cumpliendo contigo, sin ti
y a pesar de ti… El tiempo te olvidará rápidamente…
Por eso y por mucho más,
templa tu palabra y tus pensamientos; dale tiempo al tiempo; expresa tus ideas
con tanta firmeza como cortesía; y piensa que el otro siempre tiene también al
menos algo de razón…
Después, cuando la tormenta
sea cosa del pasado y solo queden algunos restos del naufragio, detente y, con
serenidad, observa cómo todo ha vuelto a su cauce y a sus fuentes, a la anodina
repetición de la rutina. Y venga, que lo estás haciendo bien, si sigues
haciendo caso a tu conciencia y a lo que consideras menos malo. No le des ya más
vueltas, que las mañanas vuelven, los días se hacen largos y el cielo está
sereno. Mira hacia tus adentros y llénate de calma.
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