jueves, 26 de febrero de 2015

RÍO ABAJO


RÍO ABAJO

Me miro en el espejo y me descubro
como un río caudal y ya cansado,
que arrastra en su corriente
todo lo que a su paso se le ha ido
poniendo del color de la mirada.
Hay gotas cristalinas que se mezclan
con puñados de barro; hay un recuerdo
difuso de un lejano territorio
en el que alguien jugaba siendo niño,
y hay crecidas y estíos, hay remansos
convocados
todos a perseguirme por el cauce.

Todo lo que pasó se precipita
hacia el rostro impreciso de la tarde;
no es posible el regreso
para cambiar el curso de la historia.


Así hemos de seguir, haciendo cauce,
engordando el fulgor de las orillas
y dejando que un día, cualquier día,
lo que viene empujando y nos persigue
nos quiera dar alcance y, con su fuerza,
nos lleve la corriente

camino del azar y de la muerte.

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