sábado, 21 de febrero de 2015

LA PLENITUD DEL ÁRBOL



LA PLENITUD DEL ÁRBOL
(magnolio en el Convento de San Francisco)
De pronto vi la imagen  más altiva
de aspiración al cielo en el magnolio.
Sus hojas en la copa  se besaban
con el perfil del aire en los tejados,
y era su flecha una canción  de luz
frente a la sinrazón de las tormentas.
Al tronco se abrazaban el paso de los años,
las lunas y los rayos, los vestigios
de todo crecimiento, la memoria
de la celebración de tantos nombres,
los ecos de los sones celestes en los claustros.
Suspiraban las raíces por la savia
y por la fuente oscura
de manantiales hondos y escondidos,
por descifrar el centro y el vacío.

Todo él era perfecto centinela,
monje esculpido y denso
con los votos perpetuos, evidencia
del paso inexorable de los restos del tiempo.

Yo también era un árbol sorprendido
en el jardín sencillo y recoleto,
al lado del magnolio y de la fuente
que manaba oraciones en silencio.

La luz se desnudaba en todo lo visible y lo invisible,
y yo abrazaba al árbol con la fuerza
de dos fieles amantes,
que se descubren íntimos

en el silencio gris de las estatuas.

No hay comentarios: