jueves, 22 de enero de 2015

UN MITO CLÁSICO


“Al cruzar un río poco profundo, Cuida tomó un poco de barro mojado y comenzó a darle forma, meditando acerca de lo que había creado. Había cogido el barro del cuerpo de la Tierra y pidió a Júpiter que le infundiera espíritu. Cuida deseaba dar su nombre a este nuevo ser. Pero tanto Júpiter como la Tierra reclamaban su derecho a ponerle nombre. Saturno, el padre de Júpiter, resolvió la disputa diciendo que el nombre sería homo, pues estaba hecho de barro, humus o tierra. Cuando muriera, la Tierra recibiría el cuerpo y Júpiter el espíritu. Sin embargo, el nuevo ser pertenecería a Cuida mientras viviera, pues ella era la que le había dado forma.”
No debería estropearlo con ninguna explicación. Si acaso propondría otro nombre para ese ser femenino que cruzaba el río y que engendró del barro ese nuevo ser y para el que solo se insinúa la labor de cuidarlo por un tiempo. Labor de padres, labor de cercanos, labor de cada ser al ir conformando su propia personalidad y su propio camino por la vida.

El asunto invita a un poema. Pero hoy dejaremos la rosa como está.

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