HAY CURSOS IMPOSIBLES
A veces me doy cita con las
cosas
que el tiempo ha arrebatado de
mis ojos.
Cual si hubiera pasado un
vientecillo,
se despeja esa bruma que se
posa
y deja en la pupila las
imágenes
que, a deshora, ha de llevarse
el tiempo.
Cualquier tiempo es otoño
para que se nos tiña la cara de
nostalgia.
Me enseñaron que hay técnicas
que apuntan
al cultivo feliz de la memoria
-cuánto echo de menos su fiel
aprendizaje-.
Pero hoy busco esas otras que
me ayuden
al penoso cultivo del olvido.
Del olvido de ti.
Juro que no he hallado ni un
registro
que me diera noticias
de cómo dar de lado a tu
recuerdo
y a esa huella serena que me invade
y que tiene tu nombre
por más que me proponga
tatuar en mi piel cualquier
silencio.
Somos huesos besados por la
lluvia,
que ya forman tal vez un mismo
cuerpo
que supera las fuentes del
olvido.
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