lunes, 12 de enero de 2015

"COMPENDIO DE UN PASADO"


             “COMPENDIO DE UN PASADO”
Para Higinio Mirón Fernández
(Con motivo de su libro Compendio de un pasado)
He leído con gusto el libro “Compendio de un pasado. (República convulsa, rebelión militar represiva, personaje valorado)”, que has tenido a bien regalarme. Sabes que otras obligaciones me impidieron asistir a su presentación en Béjar. Gracias por ello.
Te he dicho varias veces que, en mis manos, los libros corren el “peligro” de ser leídos rápidamente. Parece una broma, pero no sucede lo mismo en todas las manos. Pues dicho y hecho. Fin de semana y lunes, y ya lo he terminado. La jubilación da tiempo libre y en mí ha aumentado aún más las ganas de seguir gastándome los ojos en las páginas.
Pero lo que importa es su contenido, no que yo lea o no.
Tengo que felicitarte por el trabajo realizado, por el esfuerzo puesto en el mismo y por el resultado conseguido. Sé que supone para ti el fin de un anhelo, la meta de una larga carrera y la satisfacción de una misión cumplida. El mandato de honrar a los padres no es, por supuesto, privativo de la religión cristiana; lo es de cualquier cultura, y del sentido común. Dedicarles todo el esfuerzo que tú le has puesto cumple con nota muy alta este mandamiento. Sobre todo porque de las páginas de este libro (como también de la “Antología de su legado documental”) se desprende un cariño intenso y una admiración muy definida. Esto te honra, y, sobre todo, horna la memoria de tu padre. De él seguro que has aprendido el ejemplo de la honradez, del comportamiento, de la bondad de los ideales, de la importancia de la justicia, de la igualdad y de la bondad como líneas de comportamiento en la vida. Con la publicación de este libro has conseguido que también sea ejemplo de todas esas virtudes para los lectores de buena voluntad. ¿No te parece algo admirable?
Me quedo con las palabras que copias en la página 298 acerca de las intenciones con las que has escrito el libro, pero quiero añadirle la sensación que me deja de ese amor de hijo, de esa presentación no en primera persona sino en tono familiar, de la falta de cualquier tono de revancha y del entusiasmo por recoger cualquier elemento que sirva para completar un retrato completo de lo que puede simbolizar tu padre para vosotros sus familiares y para todos los demás.
La primera parte del libro a mí me interesa menos, aunque  comprendo que le pone marco y contexto a la vida concreta de Pedro. Son datos más generales y sabidos. Lo que me llega a la fibra (no te imaginas lo llorón que soy y la cantidad de veces que me emociono) es la intrahistoria, la presencia de personas que dejan su vida desde cualquier puesto sencillo y normal al servicio de algunas ideas que las empujan en el comportamiento de cada día. Hay muchas, más de las que imaginamos. Tu padre fue, sin duda, una de ellas.
Siéntete orgulloso de él y que él se sienta orgulloso de ti.
No des ninguna importancia a las erratas (que las hay, claro que las hay, y siempre me dices que no te riña por ellas): hay elementos mucho más importantes que esos. Un día, tomando un café, te señalo algunas.
El escrito de Belén es para enmarcar; también el de Felipe Comendador. El ejemplo de Norman Bethune es estremecedor: conozco su vida porque un amigo malagueño le ha dedicado muchas horas y muchas páginas.
Que las encinas extremeñas sigan reproduciendo por sus campos los ecos de los ejemplos de sus gentes de buena voluntad y que asciendan serenamente hasta estas montañas bejaranas.

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