lunes, 5 de mayo de 2014

ESPACIO Y TIEMPO


¿Cuántas vueltas le llevo dadas a eso del tiempo y del espacio? Son dos conceptos que se unifican y que se me confunden y mezclan hasta no saber realmente separarlos en muchas ocasiones. El propio lenguaje, representativo como nada de la vida, también los mezcla a todas horas: un corto espacio de tiempo; tras, con valor tato espacial como temporal; atrás con el mismo valor doble…
Como he afirmado tantas veces, no conozco nada que no suceda en un espacio y en un tiempo; y, si algo sucediera, lo entendería así siempre en referencia al propio espacio y al propio tiempo, de tal manera que sería siempre aquello que no puedo aplicar al espacio y al tiempo.
Mi vida son espacios y son tiempos, son acotaciones de un proceso que me puso caprichosamente en la consciencia, que me lleva por unos lugares y por otros sin saber muy bien por qué y que me olvidará en un momento determinado para sumergirme en la nebulosa de la inconsciencia personal y colectiva como si nada hubiera pasado. Entonces seguirán el tiempo y el espacio como si nada hubiera pasado, pero no serán mi tiempo ni mi espacio.
Y como mi conciencia es biológica, mi paso por el tiempo también lo es y mis espacios son los que soy capaz de abarcar con los sentidos o con la imaginación. Por eso, repasar la vida no es otra cosa que volver a los espacios y a los tiempos que la han conformado y que la han acotado; y estirarlos y encogerlos forma parte de ese engaño en el que nos sumergimos y que tanto nos ayuda a hacernos un poco más extensos.
A vece leo y oigo los relatos de gentes que aseguran conocer espacios muy amplios y tiempos alargados; y, dentro de esos espacios y tiempos, dicen haberlos consumido con el conocimiento de muchas personas de esas que parecen decidir los rumbos de la Historia. No siempre me creo todo lo que leo acerca de este asunto; entre otras cosas por defensa personal y por no tener que lamerme las heridas.
En realidad, mis espacios han sido muy reducidos, sobre todo los geográficos. Y, dentro de ellos, mis relaciones nunca han sido precisamente espectaculares. En verdad es que nunca he sentido la necesidad de la presencia próxima de gente de demasiada relevancia. Es más, acaso por timidez, creo que rehúyo por instinto la presencia próxima de estos personajes. La consecuencia social, en la sociedad de la pasarela en la que vivimos, es que mi rédito social es escasísimo o realmente nulo.
Creo que no anoto esto por añoranza de imagen, o eso creo, sino por constatación de algo que me atañe directamente, pero vete a saber.
En todo caso, soy consciente de que existen otras compañías particulares, como las que uno tiene consigo mismo, que tampoco van tan mal: “Quien habla solo espera hablar con Dios un día”, decía Machado.

Nunca se podría tomar esto del éxito social demasiado en serio, porque entonces, de nuevo, en esta faceta también seríamos casi todos fracasados frente a esa minoría que dice haber vivido tatos espacios y tantos tiempos. Vete a saber si con sabor a exterior o a interior.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Pienso que no se trata tanto de cantidad de espacios y tiempos sino de la calidad con que se ha sabido vivir esos espacios y tiempos...puedes haber vivido en pocos espacios geográficos pero tu tiempo puede haber sido muy bien aprovechado.