viernes, 31 de enero de 2014

A REGAÑADIENTES


Me apetecería mucho más dejar algunas palabras acerca del fallecido poeta Félix Grande, de su grandeza literaria y humana, de su sentido del ritmo, de la exactitud de su dicción, de sus muchas cualidades. Pero he de ser coherente y no esconder la cabeza debajo del ala.
El periodista Pedro José Ramírez Codina deja de dirigir el periódico El Mundo. Parece como si el mundo se hubiera venido abajo o que a Atlante se le hubiera olvidado que tiene que sostener la tierra sobre sus espaldas. Vaya por dios. El asunto ofrece muchísimas variables, variables que yo aquí ni siquiera enunciaré en su totalidad: egolatría, influencia de los poderes fácticos, situación económica del periódico, reparto de la publicidad y su determinación, línea editorial, situación del periodismo en general, crisis, indemnizaciones, estado posterior al despido… Y muchas más.
Como he dedicado algunas líneas otras veces a opinar acerca de este señor y de la línea editorial del periódico que hasta ayer dirigía, debo cerrar este pequeño círculo, que no interesará a mucha gente, con mi parecer. Es mitad desahogo y mitad coherencia.
A este tal periodista lo he llamado “el mayor bufón del reino”. Me lo sigue pareciendo. Me lo ha parecido y me lo parece porque creo que no ha parado en barras con tal de conseguir la venta de periódicos, y que pocas veces ha entendido que el fin no justifica cualquier medio. He defendido y defiendo que su línea editorial ha sido la asquerosidad de levantar héroes para dejarlos caer después, la de focalizar la realidad en una persona o en un pequeño grupo visible, olvidándose de aquello que realmente ocupa a la población en conjunto. He defendido que ha vivido de la adulación de aquellos que le inyectaban publicidad institucional a espuertas y de dividir a unos y a otros. He afirmado y afirmo que ha navegado en el morbo y en la publicación de noticias engordadas y amplificadas con los caldos de cultivo más populacheros. He afirmado y afirmo que se ha forrado a costa de la sangre de los muertos en el terrible atentado del 11-M, alentando teorías que mantienen el fogonazo de la indignación en un grupo de exaltados de extrema derecha. Y, coño, con la sangre de los muertos no se debe jugar; y con los sentimientos de sus familiares y de los más tontos tampoco (ahora se van viendo los resultados también en la otra parte: la política y social). He defendido que el servicio público de la prensa no es ni vencer ni despreciar ni perdonar la vida, sino informar y tratar de apuntar soluciones para la mayoría de la población. He afirmado que este pájaro nada en la abundancia económica y defiende sin pudor las desigualdades sociales como algo natural. He observado cómo se ha juntado siempre con la fauna más cavernaria en los antros más escandalosos…
Por todo esto y por muchas cosas más, me ha repugnado la línea editorial de su periódico, mucho más personalista que todos los demás. Estas observaciones, no sé hasta qué punto equivocadas, me han llevado a negarme a leer ese periódico desde hace ya años y a no haberlo comprado nunca (lo leía por sumar otras visiones y porque lo llevaban a mi centro de trabajo).
En muchos momentos habría deseado, por esa manera de presentar la realidad, que no fuera vedad nada de lo que ese periódico publicaba. A pesar de que sabía que el fondo de muchas de esas informaciones era cierto.
No podía dejar de recordar este sentimiento ahora.
Acerca de todas las demás variables, mi opinión ya puede ser distinta según los casos. Me molesta lo que haya de verdad en las peticiones de los poderes fácticos para expulsarlo. Ya se ve que criar cuervos a veces tiene el peligro de que luego te saquen los ojos. Y también que otros partidos no tuvieron la misma fuerza para mandarlo a la calle: acaso porque no casaban igual con los centros de poder económico. O sea, que aquí tampoco sirve la teoría de la equidistancia que tanto gusta aplicar por ahí. Me incomoda que solo se hable de la influencia de los poderes fácticos y no de las indemnizaciones que se lleva el gachó en un momento económico como este. Me disgusta que no se diga que la salida solo lo es a medias pues parece que le quedará púlpito desde el que predicar. Y me repatea que pueda quedar como héroe quien, según me parece, ha jugado con la moral a no tenerla, y a la fama y a la vanidad sin reparar en medios ni en los cadáveres que dejara por el camino.

Sé que el retrato no es precisamente positivo. Es el mío. Ojalá me equivoque, pero así lo veo. Por lo demás, suerte.

jueves, 30 de enero de 2014

LA FUENTE SE HA SECADO


LA FUENTE SE HA SECADO
¿Por qué te vi sin agua y sin aliento,
esta mañana fría en que mis pasos
volvieron al abrigo del camino?
¿Dónde saciar mi sed y dar humilde
alimento de paz a mi fatiga?

Has perdido el sendero silencioso
que te traía callada de lo oscuro
hasta dar con tu voz desconcertada
en los destellos tenues de la luz del día.
¿Dónde te has distraído, dónde tienes
la voz de tu conciencia silenciada?
¿No has de volver con ansias a buscarme,
a refrescar mis labios y a contarme
todo lo que te llevas en tu seno
de lo más escondido de la tierra?

¿Ya no añoras los ríos y los mares?
¿Qué han de decir de ti las simples hojas,
o el canto de los pájaros, sin eco
en el sencillo cauce que destilas?
Ni siquiera los tristes vegetales,
desnudos y dolidos por el frío,
podrán oír tu voz para alegrarse
con tu arrullo y tu son agradecidos.

¿Por qué, Fuente del Lobo,
venero cristalino, fiel latido
del corazón del monte,
te has dormido en el seno de la tierra
y no vienes a darme
otro abrazo de agua y de cariño,
a que yo te confíe mis pesares
mientras tu voz me canta y me adormece

hasta dejarme en brazos del olvido?

miércoles, 29 de enero de 2014

PARA UN ÁLBUM DE FOTOS


Desde cualquier nivel, encaramos el futuro partiendo de un pasado, que, a su vez, se resume en el presente en el que nos encontramos. Está bien y parece razonable que se haga así, aunque no siempre se corresponden los esfuerzos con los resultados: hay análisis del pasado de tal minucia, que uno no entiende cómo se puede gastar el tiempo en revivir tales nimiedades; y hay, en cambio, otras desidias que solo se explican desde la inconsciencia y desde la imbecilidad del que no quiere atender a lo que ha pasado y únicamente se rige por lo que le va pidiendo el instinto del día a día o del minuto a minuto. Y no creo que sean tan pocos los inconscientes y los imbéciles: ahí está toda una recua de representantes públicos (perdón por utilizar a este colectivo, que siempre parece el blanco injusto de todas las iras) que parece que se juegan el todo y el nada al plazo máximo de un día, cuando no de un momento, como si la vida no tuviera más alcance que lo que vaya saliendo.
Pienso en un nivel intermedio en el que se pudiera reflejar el recorrido vital de una comunidad sin necesidad de ser excesivamente prolijo, pero con la suficiencia de recoger un buen cuadro que pusiera de relieve aquellos hitos que, bien engarzados, nos sirvieran para explicarnos lo fundamental y para dar de lado a lo que ha dejado menos recuerdo para la actualidad. Algo así como un número de estampas de la historia de una comunidad, de retratos y de esbozos, que nos den pie para extraer consecuencias sobre lo que fueron y sobre lo que somos, sobre lo que fueron porque nos explica, y sobre lo que somos porque nos pone al día y nos empuja a describirnos en nuestra auténtica realidad y a actuar para modificarnos.
Cada momento de la historia tiene su esbozo, fundamentalmente porque el recorrido tiene sus límites últimos en cada hito del camino.
A comienzos del siglo veintiuno, pienso en cuáles podrían ser las, por ejemplo, cincuenta estampas de la historia de una comunidad como esta en la que vivo. Se me ocurren algunas a hilo del simple azar, pero solo algunas: una estampa difusa de todo lo geológico anterior a la historia en estas montañas; cualquier asentamiento primitivo; alguna forma de vida prerromana; la ficción de la reconquista con el invento de los hombres de musgo; la repoblación, tan desconocida aún; el fuero de convivencia para los siglos medievales; la convivencia de comunidades religiosas diferentes en estos mismos siglos; la influencia de los clérigos medievales; el trueque y la llegada de la casa de los Zúñiga; cualquier estampa de la vida de esta familia y de la servidumbre esclavizada y a su servicio; cualquier ejemplo de complicidad entre los clérigos y la nobleza; la llegada de los flamencos tejedores a las aguas y a los talleres de estas tierras; una escena de mercado, con concurrencia de gentes de la comarca; la constante desigualdad entre unos grupos y otros: edificaciones, trabajos, cultura…; el ambiente de la industria y su constantes reformas; la concepción familiar de casi cualquier momento y las funciones de cada miembro; el esquema vital, de principios y de creencias en el que se ha movido la población; una escena de escuela en el siglo diecinueve; los efectos de la guerra de la independencia; el septiembre de 1868, y el cambiazo de siervos a hombres libres; la fundación de algún centro cultural y la vida de algún prohombre en Béjar; la situación de alguna de las grandes huelgas textiles; Las emigraciones a América o a Centroeuropa; el paso, el repaso y el vuelvo a pasar de la maldita guerra incivil con toda su descendencia de más de cuarenta años; la decadencia textil de la segunda mitad del siglo veinte; el encogimiento cultural y la presencia de algunos camicaces culturales…

No sé cuántos he apuntado, pero el cuadro está incompleto y se puede mejorar siempre. Lo importante es que da un álbum de fotos en el que poder mirarse y remirarse. Para terminar siendo bejarano, o bejaraui. Que ya se sabe que no es precisamente lo mismo, pero que apunta hacia un futuro o hacia otro bien diferente, y a que, en otros tiempos venideros, ese libro de estampas recoja unas u otras distintas.

lunes, 27 de enero de 2014

TALA EN LOS PINOS


Hacía bastantes días que, por diversas razones, no subía hasta los pinos, para cumplir con mi paseo diario y matutino. El Parque, la Centena, El Castañar, el rodeo de las murallas… han sido los otros lugares que he hollado, siempre al aire frío de la mañana, mientras se despereza el día y yo con él.
Hoy he vuelto a Monte Mario y al pinar. El mismo fresco, la misma brisa húmeda de estas últimas semanas de invierno, la misma ladera empinada que se desploma en el rio que se anuncia sonando en la hondonada, la misma vista del oeste y de la sierra, ahora un poco más nevada y hoy brumosa. Respiro y miro, contemplo y respiro, siento y respiro, imagino y sigo respirando.
Cuando llego al cruce de senderos, en lo alto del pinar, unos sonidos roncos me llaman la atención. Enseguida paso del sonido a la imagen. Tres operarios talan pinos y, a la vera del sendero se acumulan pilas de troncos cortados y ramajes que serán pasto del calor, cuando se sequen y vengan los calores, o de las llamas. Me paro a contemplar y observo que, por lo que llevan talado, su trabajo es ya de bastantes días pues la entresaca de pinos ocupa un buen espacio del pinar.
Inmediatamente pienso en la bondad y en la maldad de esta corta tan grande de árboles. Quiero ser calmado y comprensivo: seguramente todo obedecerá a los conocimientos y a las órdenes de algún técnico en la materia. Pero mi experiencia me invita a no fiarme. Y mi gusto, bastante menos. En algunos lugares veo los tocones de varios árboles seguidos, ya solo recuerdo de lo que se fue forjando durante tantos años, en un empeño loco y baldío de alcanzar la luz y los cielos. No sé cuál es el criterio de la tala y quiero ser prudente, pero no me siento tranquilo.
En una de las pilas de madera se almacenan troncos de muy diverso tamaño. En ellos se pueden observar los círculos que van marcando sus años de vida y todo lo que esa lenta construcción de madera ha ido contemplando mientras se forjaban lentamente esos cilindros, esbeltos hasta que las manos de los operarios los han abatido. Entonces mi imaginación se deja ir y acumula en imágenes, soñadas, reales o inventadas, todo un inventario de experiencias, de paseos, de fenómenos naturales, de deseos, de fatigas, de desahogos, de complicidades, de… Algunos de estos hechos seguro que me pertenecen pues yo soy un asiduo de estos parajes; algo queda de mí en la sabia que ahora se muere apilada al borde del camino.
Trato de imaginar los fines que se van a conseguir con esta tala, pienso en los beneficiarios y tampoco tengo claro nada. Pero no debo ser tan pesimista: me faltan datos y conviene opinar solo después de poseerlos. De todos modos, una buena explicación pública no vendría mal para que todos los vecinos conocieran lo que allí se está haciendo.
Pienso también en lo inevitable de la evolución, también en la naturaleza. La saca de los pinos no es otra cosa diferente que la sucesión de las generaciones humanas, la evolución inevitable e infinita de todo lo que nace y crece. La muerte como un capítulo de la vida. Entre todos esos pinos, correrán la misma suerte que los sanos los que ya estaban secos, los cortados dejarán pasar la luz para que esta llegue con más facilidad hasta el suelo, acaso las plantas menores y más a ras de suelo lo agradecerán y tal vez el equilibrio se alcance mejor así. No lo sé, me faltan elementos para un juicio definitivo, aunque la primera impresión es negativa.
Mientras cubro el paraje de los pinos en el que se está talando, al menos tres árboles crujen como respuesta al sonido de las sierras y golpean doloridos contra  otros árboles o contra el suelo. Son golpes de dolor y de despedida, de protesta y de adiós. La cascada, hoy con más caudal, también parece que golpea al caer sobre sus bases con más fuerza y dolor, como si también se uniera a la protesta. Los pájaros se han ido a otras partes del pinar, como huyendo, y el sol no se atreve a salir todavía, pues el día está gris y un poco triste: tal vez cuando se asome también se sorprenderá y acaso se vuelva a esconder como protesta por lo que observe, tal vez.
A medida que desciendo, en mi camino circular, me alejo del ruido de las motosierras y del crujir de los troncos; tampoco veo ya los troncos apilados ni los ramajes. A lo lejos distingo a un caminante que a diario realiza este camino en sube y baja hacia lo más alto. Es un personaje peculiar que recoge en notas manuscritas el menudeo de la vida diaria en Béjar: esquelas, espectáculos, nacimientos, incidencias… Como un cronista menor y minucioso de la intrahistoria.  ¿Tomará nota también de este desnudo que se le está practicando al pinar de Béjar? Espero que el desnudo no lleve a un resfriado ni a mostrar las miserias del desnudador, sino a un vestido mejor que, en todo caso, no    se verá cumplido en poco tiempo.

Ahí queda el apunte y la impresión primera.

viernes, 24 de enero de 2014

LEYENDO A BENEDETTI


Así suena mi idioma en boca de un uruguayo, al que hace hablar Mario Benedetti en su relato “Truth on the rocks”:
“Todo esto forma parte, como vos bien sabés, de una tradición no escrita pero no por eso menos real, del peloteo en el área chica. Ah, pero hubo un árbitro, un tal Gómez, que a mí me tenía caliente. No porque se comiera algún orsai o pitara un penal cuando solo había dramaturgia del caído. Todo eso se admite. Lo que yo no le perdonaba era que lo hacía por guita. Justamente en un partido que jugamos con el Gloria Celeste, verdadera final aunque todavía nos faltaban tres fechas, perpetró una de sus infamias a menos de un metro de este servidor. El flaco Robles, volante del Gloria, venía con la pelota casi sobre la línea, ya muy cerquita del banderín del córner, y entonces yo (que lo marcaba) vi, y el arbitro también, que la pelota se le iba como veinte centímetros al óbol, y en consecuencia suspendí el asedio, pero aquel avivado siguió avanzando, quedó solo frente al golerito y se mandó el zapatillazo. Gol y punto. Protestas y punto. No le dije nada al Gómez, pero lo miré tan pero tan fuerte, que nada más que por eso me expulsó. Entonces empecé la vigilancia. El juececito iba siempre al mismo café, de apelativo el Titán, y yo empecé a marcarlo.”
Elementos fónicos, morfosintácticos, léxicos. El todos los niveles se nota la esencia disgregadora de cualquier lengua en sus usos geográficos o personales. Cuando una lengua se extiende por unos territorios tan amplios como los que domina el español, ha sido moldeada por muchas otras lenguas con las que ha estado en contacto, y el tiempo ha dejado su huella de oxidación o de nueva vida, todo se explica y se comprende. Es un aprueba más, una cualquiera, de que las lenguas se comportan como los seres vivos, aquellos que nacen, crecen, se reproducen y mueren. En el transcurso de su vida, se producen las convivencias, que unas veces son agradables y positivas, y otras resultan dificultosas.

Me resulta agradable y hermoso leer composiciones nacidas de autores tan estimados por mí, como es el caso de Benedetti, que reproducen variantes de un mismo modelo y patrón, ese que llamamos español y que representa una de las formas actuales más extendidas para pasar al sistema lingüístico una forma de ver el mundo. El volumen que recoge sus “Cuentos completos”, publicado por Alfaguara en unas apretadísimas seiscientas largas páginas, es todo un compendio de la imaginación del autor, de su ingenio y de la organización de unos contenidos que siempre guardan una sorpresa final diferente. Estos largos días de invierno son propicios para su lectura, para su degustación y para su aprovechamiento. En ello he andado y en ello apuro las últimas páginas.

jueves, 23 de enero de 2014

LOS MIEDOS QUE INVENTAMOS


LOS MIEDOS QUE INVENTAMOS

Hoy quisiera borrar del diccionario
-y mañana también-
las sombrías palabras, vengativas,
que alimentan los miedos que inventamos,
que oscurecen
los rayos relucientes de la tarde,
cuando se entrega el cuerpo a los sentidos,
monte abajo o arriba,
por calles, por caminos, por senderos,
sin miedo a descubrir, amenazantes,
los labios de los dioses, los preceptos
que niegan, que rechazan, que rebaten,
que impiden, que rehúyen, que dan miedo.

Quisiera simplemente ser humano,
sentirme escaso, simple, limitado,
acotado por esas pocas cosas
que me llevan sin causa
a la certeza alegre de la vida
y a esos momentos íntimos
en que no sé de dioses ni pecados,
a esos ratos de olvido
en los sencillos brazos de mí mismo,
en los que soy acaso un dios menor
que vive en altibajos y que sabe
que un día no sabido se despide
con la serenidad de haber cumplido
lo que el tiempo dispuso.

Sin más, pero sin menos.

martes, 21 de enero de 2014

CIFRAS PARA DEDUCIR


“En España, 20 personas (veinte) poseen la misma riqueza que el 20% de la población más pobre (cerca de diez millones de personas).”
“En el mundo, el 1% (uno por ciento) posee la mitad de la riqueza mundial (la mitad, una de cada dos cosas, uno de cada dos euros o dólares, o tierras, o fábricas, o…).”
Asustan las cifras y uno no es casi capaz de imaginar la realidad que representan. De vez en cuando se publican y nos asustan por un rato; después, al cabo de unas cuantas imágenes diferentes, ponemos tierra de por medio, nos acomodamos a nosotros mismos y a nuestras necesidades egoístas, y a esperar el próximo arreón que nos conmueva otro poquito.
Y tal vez lo peor de todo es que la tendencia a la concentración y al permiso para que eso se produzca se acentúa con el paso del tiempo.
Apuntaré en esbozo tres variables que me llaman poderosamente la atención.
La primera tiene que ver con los niveles en los que realmente nos sentimos aludidos. Solo parece que nos asustan las cifras enormes que abarcan a todo el mundo o a naciones, y no nos damos cuenta de que las desigualdades se producen de la misma manera a nuestro lado, entre las personas que vemos por la calle y que se mueven en unas perspectivas vitales diferentes a las nuestras, siendo así que prestan esfuerzos parecidos. Sería muy positivo que analizáramos la realidad más próxima y que extrajéramos consecuencias. Porque estas cifras mundiales no son más que la consecuencia de la suma de estas otras más pequeñas y locales.
La segunda variable me lleva a pensar en las derivadas de esos números tan escandalosos. Si pensara que no aspiro a grandes cosas y que, por ello, no necesito casi dinero, me estaría perdiendo lo más importante de todo este asunto. Siendo el dinero fundamental, lo es mucho más la concentración de poder y de influencia que atesoran tan pocas personas. Nunca agotarán en su vida tanto dinero ni en caprichos ni en fiestas ni en viajes. Lo que realmente importa es la influencia que ejercen sobre Gobiernos, países, comunidades, empresas y personas en general. Nuestras vidas están empujadas y casi conformadas, si no nos protegemos con corazas de hierro, por las publicidades que ellos crean, por la escala de valores que imponen y por las decisiones, casi siempre caprichosas y egoístas, que toman. Y, de nuevo, sería fundamental entender que esto tiene terminales en la vida concreta de todo hijo de vecino,  y no solo en las noticias de los bancos y de las bolsas.
La tercera apunta a las personas que individualmente se sienten impotentes ante esa avalancha de poder y de influencias que se le viene encima. Unas veces la impotencia se torna en silencio y en huida, otras en grito y otras en acción concreta y cercana. Cada cual sabrá la que tiene que adoptar, como defensa personal, o como intento de modificar la situación o el status quo. Cualquiera menos el seguimiento borreguil y el aplauso del esclavo agradecido porque con ellos no hacemos otra cosa que contribuir al aumento de esa concentración de poderes, al hurto de nuestra libertad y a la anulación del valor de cada persona como tal. Cuando se salga a la calle, si es que se sale, habrá que apuntar contra los poderosos, pero habrá que apuntar también contra los que compran libros de Belén Esteban o se pulen los ahorros en entradas de fútbol sin leer un libro nunca y sin organizar un pensamiento de vez en cuando. Yo estoy hasta el cogote de oír defender al pueblo genérico sin exigirle también su participación y su pensamiento, sin recordarle que los derechos son correlativos de los deberes; y, si no, en coherencia y por honradez, hay que someterse a las consecuencias.
Son solo tres variables y consideraciones desde las cifras escandalosas de la descripción del principio. Hay muchas más que se pueden arrimar.

Me parece que, en el fondo, todas apuntan al sistema, a la organización social, moral y política que nos damos y que no corregimos o cambiamos por pereza o por cobardía. Y es que queremos repicar y andar en la procesión. Y esto todavía no se ha inventado. Estamos tan a gustito en el sistema cuando nos aprovechamos de él, lo criticamos cuando nos va peor, y, como mucho, queremos modificarlo solo para ver si de nuevo nos va a nosotros otra vez bien, aunque el de al lado ande fastidiado. Y así no, coño, así no.   

lunes, 20 de enero de 2014

DESPERTAR


DESPERTAR
La vida oculta en un sueño vacío,
la hora del descanso, el abandono,
la fiel desconexión de las medidas,
la soledad, la muerte simulada,
la plenitud exacta en la inconsciencia,
la calma, la quietud y la ignorancia.

Hay de pronto un murmullo  ceniciento
de un no sabido origen que se anuncia
en el vaivén dormido del reloj;
sus notas custodiaban el recuerdo
de los vestigios grises del ayer:
un beso que se fue hacia el solitario
jardín donde se pudren los rosales,
la zozobra de un dulce desengaño
o la eterna salmodia de la monotonía.

La luz enciende el velo y le da brillo,
descorre las cortinas de la vida,
engrasa la memoria y se descubre
de nuevo en el camino hacia el futuro:
otra vez al detalle del presente
y a la grave presencia del mañana.

La luz y la mañana me reclaman
para cumplir sin pausa una tarea
cifrada en el vaivén de sus misterios

y en mis sencillos ojos sorprendidos.

domingo, 19 de enero de 2014

APUNTES DE RETÓRICA

APUNTES DE RETÓRICA
¿Es tiempo de cerrar o abrir los ojos
cuando la tarde cierra sus heridas
y se entierra en el fondo de la noche,
cuando es silencio todo lo que invade
lo que es dolor, angustia, desengaño,
cuando tampoco el día se comporta
al menos con un poco de tibieza,
cuando el saber no cura la injusticia,
sino que alcanza el don de su certeza,
cuando el clamor y el hondo griterío
tan solo sirven para no oír nada,
cuando nombrar el son de la tormenta
consigue solo que se active el rayo,
cuando clamar con voces tiene el eco
de las arenas frías del desierto,
cuando el ser se conforma con la nada
y sucumbe a las fuerzas de sus miedos,
cuando el hambre y el frío son iguales
en todos los hogares desiguales,
cuando suben las cuentas y los cuentos
adormecen la luz de las conciencias,
cuando decir Dios mío es semejante
a proclamar la nada y el silencio,
cuando, en fin, todo es nada y esa nada
es todo lo que afirma la impotencia?
Es tiempo de velar en las tinieblas,
de hacer romper el día en todas partes,
de levantar el grito y que se agite

en la turbada luz de la inocencia.

jueves, 16 de enero de 2014

CENTENARIO DE PLATERO


“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel…
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-          Tien´asero…
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.”

¿Qué valor tienen estas palabras que conforman el primer capitulito del libro “Platero y yo”? Se cumple el centenario de su publicación y no sé en qué medida sigue presente y es leído por todos. En mi recuerdo, agradecimiento y admiración, se me ocurren enseguida unos cuantos valores. Por ejemplo:
a)      En su origen sirvieron para continuar en el empeño de unos amores impulsivos de su autor con Zenobia. Y algo tuvieron que ver, pues, con todo lo posterior, en la vida del matrimonio y en la literatura que nos dejó Juan Ramón.
b)      Los estudiosos lo pueden analizar como muestra clara del modernismo, tan de moda en aquellos años primeros del siglo pasado. Ahí cabe todo un análisis que supongo que interesa solo a los iniciados en el asunto, a esa gente que escribe cientos y cientos de páginas para demostrar que tal o cual adjetivo apareció en tal o cual mes con una variante semántica distinta: hay gente pa to.
c)      La gente de andar más por casa se puede detener en la manera de escribir del joven creador y tal vez imitarlo y empezar a hacer sus pinitos con este modelo. Se puede fijar, por ejemplo, en el uso y la frecuencia de los adjetivos, en su carácter colorista, en el tipo de léxico, en los diminutivos y su carácter afectivo, en la organización del discurso: aspecto físico, actividad, comidas, carácter, imagen general final… Tal vez observe la perfecta puntuación, el valor de los puntos suspensivos y su uso preciso, el tono de confianza… No son pocas cosas, y todas desde los niveles más sencillos y dispuestos para ser imitados.
d)      Pero es que acaso, después de ello, un lector se puede interesar por conocer otros capítulos de los que el animalito es protagonista, y tal vez se anime a leer el resto del libro.
e)      ¿Y quién puede no pensar que de esa lectura no salga una mayor atención a la figura de ese animal y de otros, figura que tal vez ande escondida y hasta olvidada en nuestros quehaceres diarios? ¿Y cómo aparecerá esa figura en cada lector? ¿Y no relacionará a este animal con otras clases de animales?
f)       ¿No será normal que se despierte en el lector cierta curiosidad por el mundo de los animales en general, por su importancia, por su cuidado y por su situación en relación con el ser humano?
g)      ¿Y qué tal si lo imitáramos y creáramos para nosotros mismos, con nuestras propias palabras, con nuestros adjetivos y diminutivos inventados y siendo nosotros dueños del mismo? Mis alumnos lo hacían  con un burro y con el animal que más les apetecía. Y no eran malos los resultados.
h)      ¿Y si lo actualizamos y le damos aparejos y cualidades más modernas? ¿Qué tipo de borriquillo saldría de ahí, tal vez el burro-taxi de Mijas, o qué?
i)        Puede que no esté mal intentar hacer lo mismo con otros elementos: personas, objetos…, para construir relatos o historias. Aquí la imaginación ya lo puede todo y el pobre Platero no es ya más que un pretexto para que activemos nuestra creación y nuestra imaginación.
j)        Ah, y que no se me olvide que a mí me ha servido muchas veces de ejemplo, de escritura, de ortografía, de léxico, de organización, de ternura… Y de elemento de trabajo con el que sentirme a gusto y ganar para comer unos garbanzos calientes y riquísimos.
Y no agoto las posibilidades de mercado de este borriquillo universal, tierno y duro a la vez, sobre el que a mí también me gustaría ir montado, en su sencillez y en su fortaleza, por esas sendas de la vida, que no siempre se muestran propicias a la comprensión y a la sensibilidad.

Gracias, Platero. 

miércoles, 15 de enero de 2014

JUAN GELMAN

Ha fallecido el poeta argentino Juan Gelman. Por encima de cualquier consideración de tipo técnico y literario, me gustan los poetas que riman con su vida, aquellos cuyo compromiso no solo es con la belleza sino también y sobre todo con la emoción, con la emoción de lo que va componiendo su vida y la de los que le rodean y lo conforman. Juan Gelman tuvo una trayectoria vital de compromiso claro y sin rodeos; por eso su creación es modelo y emociona, empatiza y anima vitalmente. Como recuerdo y admiración a su creación y a su persona, copio uno de sus poemas, que suma la honda preocupación por el sentido de la vida y por la justicia social:
ORACIÓN DE UN DESOCUPADO
Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello,

 porque no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
            bájate. ¿Qué han hecho
de tu criatura, Padre,
            un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?”

martes, 14 de enero de 2014

SARNA CON GUSTO...


Sigo sin poderle poner buena cara a esas concesiones continuas que se hacen dicen que para favorecer la diplomacia y las buenas relaciones entre países. Siempre, claro, entre algunos países y siempre en relación de desigualdad entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, entre el poderoso y el necesitado. Creo que con frecuencia intento entenderlo, pero no lo consigo nunca; y me parece que empieza a ser ya un  poco tarde para ello, sobre todo porque lo que realmente consigo cuando lo razono es separarme cada vez más de las prácticas que observo.
Resulta que el presidente del Gobierno ha hecho un viaje a la capital del Imperio para rendir pleitesía ante el mandamás de aquel lugar y para algo así como pedirle sus bendiciones para poder seguir por el mismo camino si el amo lo aprueba. Con él se ha llevado a un buen puñado de los que manejan los dineros y la economía de este país junto con otro grupo de informadores, seleccionados a su antojo, para que canten sus glorias y sus excelencias. El resto asiste absorto y abducido a lo que allí haya podido pasar y como fiando todo el futuro a la condena o absolución de la confesión ante el gran gurú. Como penitencia, tal vez el confesor le haya puesto algún que otro recorte social, cualquier apretón económico añadido o el abaratamiento de las condiciones para que, algún día, buena parte del país pueda pasar en condiciones favorables a los emporios económicos dirigidos desde el sancta sanctorum del mercado. Si así lo hacemos, tal vez podamos incorporarnos a la cadena de productores y consumidores sin ser apaleados ni escupidos. El avión de vuelta vendrá con turbulencias por no poder con el peso de la vanagloria y del ego de los viajantes, los comunicadores elegidos se pelearán por palmear con más fuerza para ser reconocidos como los campeones de la adulación y los ciudadanos de a pie terminarán creyendo que pronto todo será jauja y que ellos podrán tomar de nuevo algo de la tarta en forma de coche, vacaciones e hipoteca de por vida. Entonces se habrá cerrado el círculo, volveremos a las andadas y procuraremos que el ciclo se alargue un poco para no vernos demasiado pronto en las mismas o, si esto sucede (que sucederá, como lo demuestra la Historia), para que no nos toque a nosotros sino a los de nuestro alrededor.
Tengo la sensación de que no hay en mí una animadversión previa contra el imperio americano, pero puedo estar equivocado. Lo único que puedo asegurar es que lo pienso y lo analizo con cierta frecuencia, tal vez para no dejarme llevar por la pasión. Pero es que, a mí al menos, me lo ponen muy difícil. Lo del viaje de Rajoy a EEUU es solo un hecho, pero es como el resumen de lo que sucede cada día y en cada momento: todo lo que pasa con el cine, con los telediarios destacando cualquier imbecilidad y tontería que suceda del Río Grande para arriba, de los deportes, de las imitaciones musicales, de todo tipo de exageraciones en todos los campos… Me sonrojo y me pongo de muy mal humor cuando creo que se pierde hasta la última gota de honor y de integridad. Entonces es cuando acaso el efecto en mí sea el contrario del que se quiere producir con todo esto y necesite recordar la frase que en la película “Amanece que no es poco” pronunciaba el profesor que había vuelto de año sabático de Oklahoma; algo así como esto: “Bueno, es que los americanos también tienen alguna cosa buena.”
Lo peor es que, según me parece, no se consigue con este lametodo nada mejor que tratando las cosas de igual a igual, de ser humano a ser humano y de comunidad a comunidad. El poderoso siempre tenderá a despreciar al débil si este se desprecia a sí mismo, y lo respetará en la medida en que este se respete también a sí mismo. Y, si así no fuera (que lo es: véase lo que sucede con otros países), al menos quedaría la satisfacción de la honradez y de la honestidad y no la mala conciencia del temor y de la sumisión incondicional.
Menos mal que, por comparación, todavía estamos lejos de las actuaciones de aquel infausto e imbécil presidente del Gobierno, creo que se llamaba Aznar, que quedó hipnotizado con el acento tejano, plantó las piernas, o patas, encima de la mesa, se puso delante del carro para invadir países y “todavía sigue trabajando en ello” mientras se coloca el flequillo para la foto.

Lo repetiré una vez más: solo hay una cosa peor que la esclavitud: ser esclavo y además estar agradecido de ello. 

lunes, 13 de enero de 2014

¿SALGA EL SOL POR ANTEQUERA?

    
Cuando se explica en clases cualquier lengua, es frecuente que surja alguna pregunta similar a esta: “¿Para qué estudiar una lengua si hay mucha gente que no para de hablar en cualquier sitio y nunca ha estudiado el idioma que usa?”. Por supuesto que, en no pocas ocasiones, es el profesor el que provoca tal cuestión. Si lo sabré yo… Lo suele hacer para dar a entender que una cosa es el uso y otra bien distinta es la descripción del sistema, y algo mucho más diferente aún la reflexión que sobre ese sistema se realice. Son niveles tan diferentes, que solo de su entendimiento se infiere la necesidad de acudir al segundo y al tercero de ellos.
En el tercero se descubre, por ejemplo, por qué se han cifrado usos y frases hechas, modismos o clichés; y se hace patente el hecho esencial de que una lengua  no es más, pero tampoco menos, que la forma de ver el mundo una comunidad. El vuelco y el cambio de la historia de esa comunidad se vacía también en la lengua y en sus usos, hasta el punto de darnos la imagen de la lengua como un organismo vivo cualquiera, que nace, crece, se reproduce, y en un día como tantos desaparece o se diluye en otra lengua nueva. A pesar de todos los nacionalismos habidos y por haber.
De esa especie de fotografía que son los dichos, podemos extraer elementos sociales, costumbres, escalas de valores y formas especiales de cada lengua y de cada comunidad que no son fácilmente traducibles a otras comunidades ni a otras lenguas, a no ser que reproduzcan a su vez iguales o similares costumbres o escalas. Después, con el tiempo, el uso de esas frases hechas también van cambiando sus matices significativos y olvidan el origen curioso o específico. Dicen que la distancia es el olvido y acaso sea verdad…
Detenerse de vez en cuando en alguno de ellos es no solo curiosidad lingüística o histórica, sino también reconocimiento y certeza de que el tiempo pasa (que es lo que siempre pasa), de que todos cambiamos y de que, a pesar de todo, hay elementos que se resisten y que quedan clavados en la piedra y expuestos a la intemperie, pero rocosos y fuertes.
Casi al azar tomo uno de ellos: “Salga el sol por Antequera.” Creo que mantiene su vigencia con dignidad y su uso es bastante frecuente. Lo utilizamos para expresar algo así como que “pase lo que tenga que pasar.” Y lo utilizamos en situaciones en las que no tenemos la solución muy segura y nos sometemos a inciertas posibilidades. A veces muestra el empeño en algo, a pesar de que una solución lógica no es la que nosotros desearíamos. Hasta ahí la descripción del significado. Ya se notará que, lingüísticamente, no se entendería sin una proposición principal delante a la que se subordina. Pero vengamos a lo que nos interesa ahora.
Tal vez lo que más curiosidad nos suscita es el origen del dicho. ¿Por qué el sol y por qué Antequera? Qué salto significativo desde un lugar tan concreto hasta el uso en cualquier situación, que ya no recuerda a Antequera ni en sueños… Parece que el origen histórico y geográfico apunta a las guerras de Granada, nada menos que allá por los finales del s XV. Desconozco la situación exacta de los campamentos y de las tropas en el momento de anotar la salida del sol por este lugar concreto, y tampoco sé si esa salida era contra natura o desde lugar natural para los campamentos. Sí sé que, alguna vez, cuando voy a Málaga a ver a mis amigos, o vuelvo de regreso, la salida del sol me pilla casi de sorpresa por los altos de los montes de Antequera. Cuando remonta los peñascos, ya tiene poder para inundar las llanuras que se extienden infinitas hacia Sevilla o hacia Córdoba.
Hay una película moderna, que merecería figurar en cualquier antología del cine mundial de todas las épocas, llamada Amanece que no es poco, cuyo director es el genial José Luis Cuerda. Su escena final recoge una salida del sol a contracorriente y contra toda lógica: por ello se grita en ella que aquello es “un sindiós” y se maldice “el misterio.”
Tal vez el asunto, en realidad, no sea para tanto y el dicho de marras nos deje una realidad un poquito más sencilla y elemental. Quiero decir que, como en tantas ocasiones, acaso no sea más que una variante fónica de algo tan sencillo  como “salga el sol por donde quiera.” Darle lustre de ejércitos, de conquistas y de reyes no sé si no termia por dejarlo con el trasero al aire. Por si acaso, ni Correas ni Covarrubias se ocupan del dicho.

Pero así están las cosas y así las usamos. Y así tejemos la historia. Y que el traje nos dure. Aunque mejor si no aparentamos de pasarela sino de terno sencillo y aseado. Vale.

sábado, 11 de enero de 2014

TOMANDO APUNTES DE ARISTÓTELES


De los diez libros que componen la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, los libros VIII y IX están dedicados a la amistad. Esta obra tal vez suponga la primera reflexión articulada en toda la cultura occidental acerca de eso que posteriormente hemos llamado Ética, que no viene a ser sino una filosofía aplicada y práctica al comportamiento humano.
A lo largo de la Historia, se han desarrollado numerosos intentos de explicación ética, creo que siempre al filo o en amistad con las escuelas filosóficas; de hecho, los grandes filósofos son también, en mayor o menor medida, teóricos de la ética: Evangelios, Santo Tomás, Stuart Mill, Kant, Marx, Bergson, Sartre, Weber, Habermas, Hildedbrand, Josef Seifert… Uno tiene la impresión de que, en los últimos tiempos, en realidad no hay filósofos a la antigua usanza, sino teóricos de la ética. Algún libro (pienso en Ética para Amador, de Savater, que recoge la misma fórmula que Aristóteles, la de dedicatoria a su hijo) ha alcanzado entre nosotros justa fama y número de lectores.
Me apetece recoger algunos de los párrafos que a esta virtud dedica el filósofo:
. “La amistad es una virtud o algo acompañado de virtud, y, además, es lo más necesario para la vida.” VIII, 1.
. “Cuando los hombres son amigos, ninguna necesidad hay de justicia.” VIII, 1.
.- “La amistad es no solo necesaria, sino también hermosa.” VIII, 1.
. “Hay amistad cuando la simpatía es recíproca.” VIII, 2.
. “Tres son, pues, las especies de amistad: …por interés; …por placer; …por benevolencia.” VIII, 3.
. “La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud. (…) Cada uno de ellos es bueno absolutamente y también bueno para el amigo.” VIII, 3.
He aquí, pues, las tres clases de amistad: la perfecta, la que tiene por causa el placer y la que tiene por causa la utilidad. La primera está en relación con las otras como el todo con las partes, pues contiene todos los bienes, mientras que las restantes solo poseen un bien parcial.
. “Una amistad primaria y principal será la de los buenos en cuanto buenos, y las demás lo serán por semejanza, pues en estas son amigos en la medida en que se da en ellos algo bueno y semejante, ya que lo agradable también es bueno para los que son amigos a causa de lo agradable. Pero estas dos clases de amistades no suelen ir juntas, ni las mismas personas suelen ser amigas a la vez por causa de lo útil y lo placentero pues lo accidental no acostumbra a combinarse. Divididas así las diversas clases de amistad, los malos serán amigos por causa del placer o la utilidad, siendo así semejantes; y los buenos, por ellos mismos, puesto que serán amigos en cuanto buenos. Estos serán amigos sin más, mientras que aquellos lo serán por accidente y por su semejanza con estos.” VIII, 4.
. “La amistad se parece a un modo de ser.” VIII, 5.
. “Convivencia y compañía son principalmente las notas de la amistad.” VIII, 6.
El ideal de la justicia es dar a cada uno según su mérito; el ideal de la amistad es devolver la misma cantidad de afecto y de ayuda.
. “La mayoría de los hombres, a causa de su ambición, parecen preferir ser amados que amar, y, por eso, a la mayoría les gusta la adulación.” VIII, 8.
. “La amistad basada en el carácter es por su naturaleza permanente.” IX, 1.
. “Quizá no debe tasarse una cosa por el valor que le damos cuando la tenemos, sino por el que le damos antes de tenerla.” IX, 1.
. ”La virtud y el hombre bueno son la medida de todas las cosas.” IX, 4.
. ”La benevolencia es el principio de la amistad, así como el placer visual lo es del amor.” IX, 5.
. “Existimos por nuestra actividad (es decir, por vivir y actuar).” IX, 7.
. “Cada uno es el mejor amigo de sí mismo, y debemos amarnos, sobre todo, a nosotros mismos.” IX, 8.
. “Parece absurdo darle todos los bienes al hombre feliz sin darle amigos, que parecen ser el mayor de los bienes externos. (…) Es también absurdo hacer del hombre dichoso un solitario, porque nadie, poseyendo todas las cosas preferiría vivir solo, ya que el hombre es un ser social y dispuesto por naturaleza a vivir con otros.” IX, 9.
. “Si para el hombre dichoso la existencia, que por naturaleza es buena y agradable, es deseable por sí misma, y la existencia del amigo es para él algo semejante, entonces el amigo será también una de esas cosas deseables. Pero es preciso que el hombre dichoso posea lo que desea, o, en caso contrario, sentirá la falta de ello. Luego el hombre feliz necesitará amigos virtuosos.” IX, 9.
. “Es imposible ser amigo de muchos por excelencia y por ellos mismos, y uno debería sentirse satisfecho de encontrar pocos de tales amigos.” IX, 10.
. “La amistad es más necesaria en el infortunio y, por eso, hay necesidad entonces de amigos útiles, pero es más noble en la prosperidad.” IX, 11.
Hoy cumple años Manolo Casadiego, un amigo al que he llegado muy tarde pero que cumple las condiciones que apunta el filósofo como necesarias para la buena amistad. Pienso en él y en las personas a las que considero amigos de verdad, y me reconforto con las consideraciones de Aristóteles.

Qué buen guion para desarrollar alrededor de una mesa o en una charla sosegada por los caminos del campo y de la vida. Con viandas, mejor; pero sin viandas, también.

jueves, 9 de enero de 2014

REFLEXIÓN


REFLEXIÓN
Los días nos habitan y nos surcan
con la costumbre fiel de la rutina,
como el cauce sencillo que la lluvia
va formando en los últimos regatos
que llegan lentamente a la llanura.
Allí dejan, en un lento silencio,
los más espesos légamos y ordenan
las formas de los huertos y los campos,
ajustan las llanuras y los bosques
en un paisaje nuevo.

Las estaciones pasan, las cosechas
semejan cada año ser las mismas.
Pero hay olores nuevos de manzanas
y brotes diferentes en los huertos:
la vida se sorprende y se renueva
sin motivo aparente que la explique.

Por eso, sin saberlo, cualquier tarde,
nos herimos en ella y regresamos
por el cauce del agua
a buscar los caminos olvidados
por los que vino el río hasta los campos.

Y entendemos el légamo y el fresco
rumor de lo que fue otros días grito
en el ámbito gris de la memoria.
Y abrimos nuevos cauces para el agua
que marcha, silenciosa y sin descanso,

de nuevo hacia el futuro y el olvido.

miércoles, 8 de enero de 2014

DE MIS PAPELES PERDIDOS Y HALLADOS


PRESAGIO
Será sencillamente que un mal día
desmontará el cerrojo de la puerta
y se dará al fin cuenta, sorprendida
por tanta desnudez, por tanta entrega,
de que no ha de pedir por su exigencia.

Mientras tanto, sin nada que me diga
que merece la pena mi trabajo,
ni que tienen motivos mis anhelos,
arrimo a la ventana el mobiliario,
coloco contrafuertes en las puertas,
recelo de la luz y duermo el sueño
de los justos y los desalentados.

Nadie sabe la hora ni el momento.
Todos saben que hay algo que recorre
la noche y la esperanza. Que pregunte

por esta humilde casa cuando guste.

martes, 7 de enero de 2014

IMÁGENES PARA NO DORMIR


Una de las imágenes que más les duele a mis ojos es la del comienzo de rebajas en algunos grandes almacenes. Suelen aparecer en cualquier antología del disparate que me proponga; y mira que es largo en páginas y en sobresaltos. Termino tratando este asunto y muchos otros casi como simple curiosidad pues sospecho que no puedo estar yo en lo cierto y tantos otros en lo equivocado. Pero como las cuentas me siguen saliendo con el mismo resultado cada vez que las describo y analizo, pues las pongo una y otra vez, por si alguien quisiera sacarme de mi error y meterme en el infinito número de los que aciertan y además se divierten hasta casi el orgasmo (o más allá de él). Lo malo es que, cuando acudo a la reflexión de los que han estudiado el asunto, resulta que me parece que me dan la razón. Qué enredo el mío.
El caso es que veo a esas manadas de seres (algunos incluso humanos) que irrumpen descontrolados por las puertas, que se abren como se abren los toriles, o tal vez las compuertas de un pantano rebosante, y me entra miedo y ganas de escapar y de salir corriendo de mi habitación. Lo primero que hacen (eso dicen ellos mismos) es abrazarse a un montón de ropa, como haciéndose poseedores de la misma y vigilando con todas sus fuerzas para que nadie se la quite. Después ya vendrá la selección y la compra. He visto que en algunos lugares han sofisticado el reclamo con la exigencia de mayores descuentos a los que se presenten en ropa interior. Supongo que los harán desnudar para que se avergüencen y salgan de allí un poco más vestidos, después de haber descargado su pudor y sus carteras. Qué espectáculo.
Leo estas tardes y mañanas la Ética a Nicómaco, una de las obras de Aristóteles que se acerca, ya poniendo las bases esenciales, a todo lo que será después el desarrollo de los conceptos aplicados a la vida de los seres humanos, es decir, de lo que llamamos ética, y, de todo el repaso que hace de las virtudes y de los vicios, tanto voluntarios como involuntarios (valentía, cobardía, temeridad, valor, coraje, placer, moderación, intemperancia, liberalidad, magnificencia, magnanimidad, ambición, mansedumbre, amabilidad, sinceridad, agudeza…), no sé qué apartado encajaría con esta extraña representación del ser humano que pierde el sentido por conseguir una camisa rebajada. Ahora creo que lo llaman comprador compulsivo o algo así. Para mí es una representación de la estulticia, de la impudicia y de un analfabetismo muy acentuado. Sé muy bien que estoy comprimiendo la imagen y que el mundo de las rebajas y del comercio en general tiene muchas aristas, pero esta del comienzo y del estampido inicial es para mí de las más deprimentes porque me muestra al ser humano es su estado más instintivo, irreflexivo y animal; en ellas muchos seres se desnudan física y mentalmente con el único fin de vestirse con nuevos ropajes que no han de llevar sino de nuevo a la apariencia y al desfile de figuración ante los otros. Un carnaval continuo, pero domados por el dinero y por el instinto y la impudicia.

De nuevo me acuerdo del que confesaba a un amigo que había comprado un collar para su perro y, cuando este le recordó que no tenía perro, le contestó sin pudor que eso poco importaba, porque lo importante era lo barato que le había costado.

lunes, 6 de enero de 2014

OTRA VEZ EL SILENCIO Y EL OLVIDO

OTRA VEZ EL SILENCIO Y EL OLVIDO
Otra vez el silencio y el olvido
dando cobijo al tedio de la noche,
sin la esperanza de la luz que alberga
el ritmo de los tiempos cuando al alba
se escuchaba el rumor de tu palabra.

Retorna la experiencia del recuerdo
como fuente fecunda de tu ausencia.

Ha de volver de nuevo al nuevo año
todo lo que se fue cuando te fuiste.

No te niegues al alba ni a la tarde
y sálvame contigo. No me dejes

colgado en el asombro del abismo.

viernes, 3 de enero de 2014

TAO-TE-KING


Empiezo el año con la lectura del libro del viejo maestro Lao-Tse, aquel ser casi imaginario que dejó su pensamiento en LXXXI brevísimos capítulos, tal vez allá por el s IV a. C., en tiempos de Confucio y de los grandes filósofos griegos. Había anotado en el final la fecha de mi anterior lectura y hacía varios años que no volvía a él.
Los libros, desde hace un tiempo, caen en mis manos un poco al azar y sin demasiado orden, aunque no se me pega cualquiera. Creo que es fruto de que no tengo ninguna necesidad académica de ordenar las lecturas y de algún otro factor menos importante.
Los libros son lo que son, pero también son lo que cada uno de nosotros añadimos o somos capaces de extraer de ellos. A tal fin cuentan muchas variables: la cultura, la edad, el ritmo de lectura, el ambiente, la época… Y, en cada caso, la lectura resulta ser una fuente que mana agua diferente, o al menos con distinta intensidad y grado de temperatura. Entonces, la sed se sacia más o menos, o incluso se sale de las páginas con más sed.
Esta vez he vuelto a las consideraciones del ser y del no ser, del Ying y el Yang, del Principio, de la fuerza continua que fluye en sus dos caras…, y, por encima de todo, de la necesidad de adaptarse a los ritmos de la naturaleza como forma de sobrevivir y de llevar una vida sana y sabia. No alterar esos ritmos y adaptarse a ellos es la clave de todo; para ello la máxima es no actuar, no actuar contra esas leyes creando otras nuevas y distintas, que, desnaturalizadas, destruyen la paz y la equidad, y sitúan a la sociedad en la injusticia y en la desigualdad. Parece algo así como un programa de ecología pero es mucho más que eso, es todo un programa filosófico y un tratado místico.
Copio un pequeño párrafo del capítulo LXVII (también muy breve, como todos) en el que se describe el ideal del sabio: “El Sabio estima tres cosas y les tiene apego: la caridad, la simplicidad, la humildad. Si es caritativo, será valeroso (en los límites justos, sin crueldad). Al ser simple, será liberal (en los justos límites, sin despilfarro). Al ser humilde, gobernará a los hombres sin tiranía.”
Quien conozca algo de la sabiduría oriental sabe que todo camina hacia dentro, mientras que en nuestro occidente parece que nada sirve sin que sepamos mucho de ello los demás, sin que salga a pasear por ahí y se enteren todos, sin que se luzca en la pasarela de la imagen y de la moda. Tal vez por eso las culturas de una parte del mundo y de la otra, a pesar de todos los elementos modernos de comunicación y de la extraña mezcla de sociedades y de desarrollo en el oriente en los últimos tiempos, sigan siendo bien diferentes.
Pienso ahora mismo en el encogimiento que predica el Taoísmo, en el camino interior, en el acoplamiento de nuestros ritmos a los de la naturaleza, en la inactividad como principal elemento de conquista y de evolución… y lo comparo con la febril actividad de la gente en las compras de reyes, en el sube y baja del índice de los precios y en las cuentas de resultados como fin último, en las salidas a sumergirse en la multitud, en las carreteras atascadas como hileras interminables camino de ningún sitio, en las reuniones obligadas y no siempre deseadas, en esta necesidad de movimiento continuo y de actividad acelerada, en la no conformidad con casi nada y en el empeño de todos en luchar unos contra otros en batalla de vencedores y vencidos…
Pienso y no acabo. Y no entiendo tampoco del todo el camino del Tao pues me deja paralizado y no soy capaz de imaginar la evolución y eso que en occidente llamamos el desarrollo desde sus principios.
Pero no sé… Algo más de calma, un poquito más de serenidad, una vuelta a la escala de valores, un sosiego y una parada, una contemplación hasta el silencio, un sentimiento de quedarse y olvidarse, un olvido en el olvido… No sé, pero acaso vendría muy bien a todos y nos situaría en un espacio y en un tiempo algo más placenteros.

No sé… No sé…  

jueves, 2 de enero de 2014

PRIMER DÍA


Aunque aparentemente esta ventana suma y sigue, es un corte en el camino, en un camino que inicia ya la decimocuarta estación en este formato, pues cada una de ellas empieza con el año y termina con él. Por eso es casi obligado parar, templar y mandar. Como si de una plaza de toros se tratara. Quiero decir que la tradición manda revisar la etapa anterior y organizar o atisbar al menos la que ahora comienza.
No tengo ninguna gana de hacer tal ejercicio, así que las primeras líneas son para constatar que ese repaso queda ya en las 260 páginas que conforman los ejercicios del último año y que el presente se presenta nuboso y sin entusiasmo especial, pero que el tiempo cambiará y que el día a día será el que marque la pauta. Mi día a día y el día a día de los demás. Porque sigo pensando que el mundo es mi mundo, el que yo veo, toco y pienso, el que alcanzan mis sentidos y mi pobre mente; pero sé que mi mundo me lo conforman los que me rodean física y mentalmente, que, al menos, yo soy yo y mis circunstancias, si es que no soy solo mis circunstancias.
En esa ida y venida sin solución de continuidad se irán rellenando estas líneas y se irá abriendo y cerrando esta ventana. Es una ventana que se abre primero para mí, pero enseguida para cualquiera que quiera asomarse para ver qué hay dentro. De modo que tiene dos partes en una misma solución. Por una parte la posible exhibición del que la abre, y por otra el posible reflejo de quien le echa un vistazo y tal vez, por analogía o vete a saber por qué, se sienta concernido y tocado en alguna fibra. Yo, que considero el pudor como algo constitutivo de mí mismo, no dejo de reconocer que me asomo tal vez demasiado y que en tantas y tantas páginas termina por encontrarse casi todo de lo poco que se puede saber de mí. Espero que el pudor sea también lo que anime al curioso, aunque un pudor relativo y compartido. Solo así merecerá la pena, se aparecerá algún día el sol y otros dejarán su poso de nublado y de lluvia entre todos.

Porque las constantes vitales, a pesar de todos los pesares y de todas las contradicciones, siguen siendo las mismas, hasta reducirse a una: solo quiero querer y que me quieran. He dicho quiero, no en qué condiciones, porque eso ya es harina de otro costal y de más difícil molienda. Vale.