lunes, 24 de septiembre de 2012

SOLO CON DETENER LA VISTA


Tal vez uno de los aspectos en los que mejor se puede observar la desigualdad en la que nos movemos cada día sea el de la sanidad. La salud de un habitante de población pequeña tiene que estar preparada para parar por su cuenta el primer golpe hasta que, por el medio que sea y cuando toque, pueda ser atendido en una instalación hospitalaria. Cualquier prueba médica especial te cuesta el tiempo, el dinero, el transporte y lo que haga falta, mientras que a un habitante de ciudad se le puede solucionar con mucho menos esfuerzo personal. Este ejemplo tan simple y tan evidente nos tendría que servir y ser suficiente para poner en solfa y en cuarentena a eso que llaman el liberalismo y la iniciativa personal a todo trapo. Como si no hiciera falta andar cada día templando gaitas y tratando de corregir desigualdades por todas partes para intentar que la supervivencia no se nos vaya de las manos y se vaya librando desde cierto plano de igualdad…
Hoy me tocó ir hasta la capital para unas pruebas médicas. En mi caso todo esto se atenúa por mi situación privilegiada, al ser afiliado a MUFACE. Pero eché la mañana en ello. Todo se me arregló a pedir de boca y seguidito; de modo que me quedó tiempo para pasear con calma por las calles.
Enseguida me pudo la nostalgia de los años juveniles, mozos y menos mozos que pasé en Salamanca. Incluso hollé calles en las que jamás había puesto pie. Pero fue otra vez el centro, fueron las calles peatonales e históricas las que me vieron lento y sin apuros, contemplando sus fachadas de arenisca y sacando del fondo del recuerdo tantas y tantas cosas.
La nostalgia dio paso poco a poco a la realidad más tozuda y machacona y todo terminó siendo, de nuevo, un atracón visible de la contradicción que muestra este maldito sistema social y económico en el que vivimos. Otra vez montones de tiendas vacías exponiendo a la mirada imbécil del transeúnte la enormidad de productos dispuestos para la tentación de la compra. De nuevo todo en rebajas, como todo el año, pues no hay manera de dar salida a tanta producción. Y la exagerada oferta hay que meterla por los ojos como sea, con colores vivos, con mujeres en actitud abiertamente erótica aunque se trate de vender garbanzos, con presencia de novedades que solo lo son en la medida en la que enseñan un pequeño cambio que este año es ya pasado pero que el próximo volverá a ser lo más novedoso del mercado, con pobres a las puertas de los bancos, en contraste asqueroso de la injusticia más hiriente (Vi uno que pedía y que exhibía un cartón en el que se decía “tengo cinco hijos”. Estaba en la puerta de la CAM, esa caja de ahorros de la que una ejemplar se llevó lo que no estaba ni en los papeles como pensión vitalicia). Vi gentes siempre apresuradas en busca de la nada, y tiendas vacías en traspaso o en venta, hartas de esperar lo que no ha de llegar nunca. Y vi sobre todo la certeza de que este sistema que tiene como esencia de su permanencia y desarrollo que cada miembro de la comunidad ande alerta para ver cómo le quita los clientes al de enfrente para así quedarse con ellos y “triunfar” en el mercado es insostenible y un camino de locos, de insatisfechos, de fracasados, de malos humores en las caras, de proyectos inhumanos y de injusticias por todas partes. Porque el ser humano no es más que un número mal contado en este diseño, solo interesa después de cualquier producto y solo para su consumo o producción, porque vale menos que un cero a la izquierda de cualquier cartilla y únicamente se ha convertido en la mano que lleva esa cartilla, porque solo encaja si en el perdido apartado de personal queda una rendija y ajusta una escueta nómina.
Y encima me llamaron para comunicarme el fallecimiento de la muerte de una amiga.
A la vuelta, los campos seguían secos, sedientos y anhelantes del agua y del frescor que les dé nueva vida. No sé si nosotros no seguimos también igual de secos en ideas y en coraje. Esto no puede ser en ningún sitio. Y menos en una ciudad tan dorada y de ensueño como Salamanca.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Querer salirse del sistema es complicado...pero dan unas ganaaaaas!!!.