sábado, 3 de septiembre de 2011

PREGUNTAS INDISCRETAS...

Volvía ya tarde ayer por la mañana, después de cumplir varios menesteres, cuando me pararon dos personas a las que hacía tiempo que no veía. Después de las preguntas de rigor y de que ellas se interesaran por mi salud, surgió enseguida una pregunta que me formularon: “¿Esto de la reforma de la Constitución para prohibir por ley el déficit es bueno o malo?” He de decir enseguida que las dos personas confían bastante en mi opinión -me lo han demostrado muchas veces- y acuden a mí como si yo tuviera opinión siempre acertada de las cosas. Esto sucede de vez en cuando y no creo que haya que darle mayor importancia.
Les respondí que no tenía capacidad para desarrollar mi opinión en la calle y a una hora en la que la comida me aguardaba en mi casa. No obstante, me atreví a dejarles el siguiente esquema:
a)      Defender la idea general de que no es bueno vivir por encima de las posibilidades de cada uno creo que es algo positivo. Y con eso se podría extraer todo un rosario de consecuencias en todos los niveles: social, familiar, asociativo, ciudadano, académico…
b)      Aplicar ese principio a las arcas del Estado suena, en principio, y por analogía, también con buena música. Quizás por eso también una de las dos personas que me interpelaba lo veía con buenos ojos. Como, también por analogía, aplaudía la rebaja del número de profesores que se está proponiendo en muchas comunidades.
c)       Algo diferente sucede si se analiza con un poco de calma. Hacer de esta idea principio general operativo acarrea muchos peligros y ata las manos demasiado. Llevarla a nuestra ley más importante supone achicar la puerta a la acción política. La acción política significa fundamentalmente ajustar la aplicación de las posibilidades reales a las necesidades que se vayan produciendo y a los ideales transformadores de la realidad que tengamos en nuestra mente.
d)      Sin esa posibilidad, la acción política se contrae hasta resumirse en una simple administración tasada de los recursos. Para esa tarea no necesitamos ni ideologías ni proyectos políticos ni particos políticos. Lo único que necesitamos es un buen administrador de lo que recaudemos.
e)      El inmovilismo, de esta manera, está servido y el anquilosamiento de la sociedad también.
f)       La historia social y política supone un lentísimo y duro avance en orden a acercar posibilidades e igualdad de oportunidades entre todos los ciudadanos de una comunidad, o sea, en una transformación de la realidad hacia unos parámetros más positivos. Si no hay posibilidades reales de desvíos en los presupuestos, esa transformación se hará mucho más difícil. Es en ese sentido en el que muchas personas piensan que, con esta disposición, se reducirá el Estado de Bienestar Social, tan difícilmente conseguido.
g)      La natural conclusión es que los favorecidos son los que ya están ahora en las mejores posiciones sociales y económicas, que no tienen ningún interés en que se agite ninguna comunidad ni que cambie lo que tanto les conviene.
h)      Cada cual debe aplicar, pues, su ideología y su manera de entender el mundo, y aplicarlas a esta realidad. Tal vez por eso haya unas ideologías que proclaman unas cosas y otras formaciones que hacen lo contrario. Cada uno verá.
i)        Tal vez no sea lo mejor quedarse solo en la teoría y entender que hay que aplicarla siempre en unos contextos. Los actuales acaso no sean, por desgracia, los que más permiten que las ideas se impongan a los intereses.  

Y ya de esquema vale porque mi posición de firme en la acera no era la mejor para mi cuerpo y porque a mí casi nadie me hace caso nunca, aunque este no sea el mejor ejemplo para decir esto.
De modo que nos despedimos y los dejé en dirección opuesta. No sé si les aclaré algo o se lo dejé más confuso. Yo me refugié en mi casa y en unos fréjoles con tomate riquísimos.

No hay comentarios: