martes, 27 de septiembre de 2011

BEATÍFICA VISIÓN

Voy a dejar mi mente suspendida
en la contemplación, sin tiempo y fecha,
de ese mundo infinito que dibuja
el soberbio paisaje de mi cerebro único.
Quiero ser ingrediente estupefacto
del milagro continuo
en que me resucito cada hora:
tejido cerebral, densas neuronas
con sus nutrientes células gliales,
axones y dendritas formando conexiones
por todas las esquinas,
descargas instantáneas de neuronas,
como en tormenta seca de verano,
que modifican, en afán continuo,
paquetes corticales,
galaxias de neuronas
hasta fijar mi mente y su comportamiento
en una dirección determinada.

Porque soy lo que soy:
ese fuego cruzado
que ilumina el dolor en la batalla,
equilibrio inestable todo el día,
arrobamiento sísmico
y un eterno milagro de la supervivencia.

Quiero vivir el sueño
de su armonía perfecta y misteriosa
para habitar un mundo de poesía.
Si no fuera posible,
que mi mente se pierda en la demencia
del mundo del olvido.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

La poesía nos da alas para volar y ver el mundo desde otra óptica.