viernes, 30 de septiembre de 2011

AZAÑA Y LOS NACIONALISMOS

31 mayo 1937: “Y temo aún otra cosa caído Bilbao, es verosímil que los nacionalistas arrojen las armas, cuando no se pasen al enemigo. Los nacionalistas no se baten por la causa de España, a la que aborrecen, sino por su autonomía y semiindependencia.”
4 julio 1937: “…Me imaginaba a Companys gobernando a las masas a fuerza de echarles discursos desde un balcón. Advertí también la novedad de su nacionalismo catalanista. Antes no se lo conocía. Procedente de las filas republicanas, Companys no era más catalanista que cualquier catalán, y lo era mucho menos que las personas y los grupos que han hecho de aquella palabra su apellido político. Era republicano, sencillamente. Ni siquiera sabía hablar catalán lo bastante bien para pronunciar discursos correctos en esa lengua. De su nacionalismo nunca se había oído hablar.”
12 julio 1937: “Me habló de Casanovas, desabridamente. Casanovas se cree el hombre de la situación, superior a Companys, y aspira a suplantarlo. Según Corominas, Casanovas es ambicioso y presuntuoso, pero no tiene ninguna cualidad.”
24 julio 1937: “Hoy he recibido, del general Martínez Cabrera, la pequeña memoria que encargué sobre la campaña del norte hasta la caída de Bilbao. Sin descender a muchos detalles, el documento es muy instructivo. En general, confirma lo que ya sabíamos. Nunca, a pesar de lo que decía el Gobierno vasco, se ha organizado allí un verdadero ejército, no obstante haber gente y material de sobra para ello. Han faltado disciplina, mandos, unidad de acción, voluntad de cooperar en un fin común. Predominio del localismo, fatuidad, descuido, imprevisión optimista. El Gobierno vasco tarifó con el general Llano, negándose a seguir sus indicaciones, y asumió la dirección de la guerra. Todos los asesores del Gobierno vasco se han pasado al enemigo. Corrobora la defección de batallones nacionalistas, con sus mandos…”
28 julio 1937: “Que Companys finja escandalizarse, como campeón del derecho, después de cuanto ha ocurrido en Cataluña bajo su mandato personal, es de un cinismo insufrible. (…) Lo mejor de los políticos catalanes es no tratarlos.”
9 agosto 1937: “Negrín cree, como en un descubrimiento, que Companys es hombre sin pensamiento.”
19 septiembre 1937. Pi y Suñer viene desde Barcelona a Valencia para hablar con Azaña. Larga conversación acerca de Cataluña. Esta es una de las intervenciones de Azaña:
“Las vejaciones y desconsideraciones de que ustedes se quejan no son en el fondo más que actos de gobierno para restablecer en Cataluña las funciones que por ley corresponden al Estado. Podrá haber faltas de tacto, palabras excesivas, incorrecciones en alguna conducta personal: no lo discuto. Todo eso es fácilmente corregible en cuanto ustedes se lo hagan ver al Gobierno. Lo que importa es la cuestión de fondo: Companys repite ahora que el Presidente de la Generalidad es el representante del Estado en Cataluña. Perfecto. Pero con dos observaciones: 1ª, que esa representación obliga al Presidente de la Generalidad a cooperar lealmente con el Estado en los fines que le son propios en Cataluña, y en modo alguno le autoriza para interponerse como estorbo; 2ª, es lastimoso que Companys no se haya acordado en tantos meses de que tenía, como Presidente de la Generalidad, aquella representación. Su deber más estricto, moral y legal, de lealtad política, e incluso personal, era haber conservado para el Estado, desde julio acá, los servicios, instalaciones y bienes que le pertenecían en Cataluña. Se ha hecho lo contrario.”
20 septiembre 1937: “He dado cuenta a Prieto de lo principal de mi conversación con Pi y Suñer. También han hablado ellos, largamente. Y además, con Bosch y Santaló. Prieto se enoja por el tiempo que le hacen perder. “Hoy, cuatro horas de catalanismo -le dijo a Pi- encima de todos mis quehaceres. Es imposible.” A Pi y Suñer le ha soltado esto: “Mire usted: yo soy de una franqueza brutal. Todo lo que pasa con Cataluña proviene de que están ustedes gobernados por un enfermo como Companys, y por dos miserables canallas como Tarradellas y Comorera”. Son incapaces de una reacción noble, me dice.”
Es suficiente. Son unas cuantas guindillas “nacionalistas” de los diarios de Azaña. Léanse, por favor, en sus contextos. Cada cual sabrá sacar consecuencias. Si las traigo aquí es porque me parece que el fondo viene siendo el mismo -sin tiros de acompañamiento, es verdad- desde hace demasiados años. En los próximos meses se recrudecerán las voces. Veremos.
N.B. No recogeré más notas de estos diarios para no hacerme a mí mismo prolijo, aunque son muchos los temas que se pueden ilustrar desde ellos. Vale.  

jueves, 29 de septiembre de 2011

A BUENAS HORAS...

Que mil trescientas páginas apretadas y densas den para mucho, no es ninguna rareza. Si están escritas por una persona culta y de pensamiento calculado y sensato, dan para mucho más. Es lo que sucede con las Memorias de Azaña. Podría recoger párrafos sabrosísimos acerca de numerosos asuntos, pero para eso están los textos originales. Habla mucho de la iglesia, de los nacionalismos, de las intrigas, de los partidos, de los sindicatos, de las relaciones internacionales, del ser humano como tal… De casi todo lo humano y los divino. Sigo pensando que hay pocas formas mejores de conocer y de comprender lo que sucedió en aquellos años aciagos de la historia de España como la lectura de estas páginas. También es verdad que conviene leer con cautela por si Azaña se dejara llevar por solo su punto de vista. Enseguida observa uno que puede compartir todo, parte o nada, pero que quien lo dice no es ningún espontáneo ni ningún cabeza loca, sino un pensador que pena por todo lo que sucede y que, muchas veces, se queja de lo poco que puede personalmente hacer por aliviar dolores y por cambiar el signo de las cosas.
No sé si me resistiré a copiar todavía otro párrafo con algunos de los hechos y de las opiniones acerca de los nacionalistas vascos y catalanes. Son sabrosísimos. Y, sobre todo, tienen una actualidad rabiosa. Y la tendrán más en los próximos meses.
Hoy toca retener unas palabras acerca de gente del otro bando, de los rebeldes, de su actividad y de su posición. Son estas:
6 de octubre, 1937:
“El domingo me dejó Giral la copia de un escrito, que no he leído hasta hoy, porque se me quedó revuelto con otros papeles. Es una carta larguísima dirigida al secretario de Mussolini por un monárquico-falangista… El documento es curioso, más que por las noticias que contiene, mejor o peor sabidas, por el estado de espíritu que revela. Desengañado porque a la Falange no le hace el caso que a su juicio merece, se duele del estrago que sufre España, protesta contra la invasión extranjera, descubre que Franco es tonto y ambicioso, comprueba que lo del bolchevismo de Valencia es una filfa, anhela la paz, y se le ocurre que Mussolini sea el pacificador de España. Para asegurar el dominio del Mediterráneo y dar jaque a Inglaterra, cuya preponderancia es incompatible con la grandeza de España… Los “viejos políticos” se han apoderado de Salamanca y Burgos: esto descorazona a los falangistas. Gil Robles es el culpable de esta guerra atroz, etcétera. Lo que me llama la atención de este documento no es el desbaratado confusionismo de quien lo piensa, sino la mezcla repulsiva de la sensiblería y ternura patrióticas con la acción sanguinaria. El autor no habrá matado a nadie, pero no ignora que los suyos han sacrificado cruelmente a millones de sus compatriotas. Incluso se envanece de que la Falange empezó la guerra de guerrillas (atentados personales) contra el régimen, y después ha aportado más fuerza que nadie a la guerra civil franca. Si el estrago del país les aflige, ¿tenían más que no haber comenzado la guerra? Si Franco les parece incapaz, ¿tenían más que no haberle secundado? Si la invasión extranjera los humilla, ¿tenían más que no haberla solicitado ni consentido? El nombre de España, la salvación de la patria, la “grandeza imperial” (¡ah, la grandeza imperial! El concurso para proveer la plaza de emperador ha quedado desierto…), les sirvió para cohonestar la rebelión y sus crueldades. Cualquier persona de buen juicio podía predecir lo que ahora ocurre. El nombre de España, la salvación del país, etcétera, les sirve también (en este escrito) para cohonestar el fracaso, el desengaño. Empleados a tiempo, una sensibilidad menos lacrimosa, y un discernimiento menos pueril, o menos senil, habrían impedido que muriese medio millón de españoles, para satisfacer “el orgullo y la ambición de una familia”. Los anarquistas han matado también a mucha gente (menos que los “autoritarios”, sin duda;  pero no le hace, tan criminales son unos como otros); pero declaran y confiesan que lo hacen por odio de clase, y no sé de ningún anarquista que haya querido justificar el derramamiento de sangre invocando el nombre de España. En el fondo, se percibe que al autor del escrito (y habla por muchos), le amarga, le enloquece, que si la rebelión triunfa, mandarán otra vez en España Gil Robles, Ventosa, el señor Chapaprieta… El resultado no vale la pena. Cierto. ¡Podían esperar otro! Cuando se hablaba del fascismo en España, mi opinión era esta: Hay o puede haber en España todos los fascistas que se quiera. Pero un régimen fascista no lo habrá. Si triunfara un movimiento de fuerza contra la República, recaeríamos en una dictadura militar y eclesiástica de tipo español tradicional. Por muchas consignas que traduzcan y muchos motes que se pongan. Sables, casullas, desfiles militares y homenajes a la Virgen del Pilar. Por ese lado, el país no da otra cosa. Ya lo están viendo. Tarde. Y con difícil compostura.”
Lo veían ya algunos falangistas, lo tenía clarísimo Azaña y lo hemos podido ver todos muchos años después. Me abstengo de describir la realidad presente.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

COMO CON NOSTALGIA (LEYENDO A AZAÑA)

He vuelto a las páginas de los Diarios Completos, de don Manuel Azaña. Son muchas, casi mil trescientas, en letra de tipografía pequeña, y muy densas de contenido, al menos para mí. Él fue tal vez el mejor testigo de todas aquellas barbaridades y una cabeza privilegiada y de altas miras. Vuelvo a copiar unas líneas.
15 de septiembre de 1737. Apenas un año de guerra. Despacha con don Indalecio Prieto, otro cráneo privilegiado, y escribe lo que sigue: “Hemos hablado después sobre el pasado y el porvenir político de España, y de las dificultades inmensas que encontrará quien haya de gobernar. “Si en el otro lado (el bando rebelde) hay personas de buen juicio -le digo-, ¿no cree usted que se darán ya cuenta de la enormidad que han hecho, y del daño que de todos modos se han causado ellos mismos y a España?” “Estarán espantados.” Prieto hace algunas reflexiones sobre la democracia, su fracaso, etcétera. “Todo esto –le respondo- lo miro yo exclusivamente con relación a España (Prieto asiente.) No me pongo a trazar doctrinas generales. En España, la democracia que había se acabó al empezar la guerra. Porque el sistema imperante desde entonces no es la democracia. Es una revolución, que no ha llegado a cuajar y solo ha producido desorden, y una invasión sindical que ha fracasado, después de agarrotar y paralizar al Estado y al Gobierno. Demos por fracasada la democracia, también fracasó y volvería a fracasar, la dictadura, como fracasó la monarquía… España es un pueblo difícil de someter a una disciplina de libertad y de razón. Todos son violentos. Hay pocos sesos en España, o no estamos enseñados a usarlos. Vivimos de las reacciones del carácter. Mi clima político es otro, lo confieso. Usted tiene más motivos para estar asqueado y desengañado, porque ha vivido siempre en la política activa, yo no. En estos años pasados, desde que caí en ella, me alentaba una esperanza española grandiosa, y a pesar de todas las dificultades, y de la repugnancia y la fatiga que me producía el bracear continuamente con tantos ineptos y majaderos, quería contar con el tiempo, y con el crecimiento moral de la nación, que no se empobrecía ni se disminuía. Todo esto pasará, y el país saldrá a vía libre… Lo que me ha dado un hachazo terrible, en lo más profundo de mi intimidad, con motivo de la guerra, es haber descubierto la falta de solidaridad nacional… (“Yo la conocía”, irrumpe Prieto.) A muy pocos nos importa la idea nacional… usted es uno de ellos… pero a qué pocos… Ni aun el peligro de la guerra ha servido de soldador. Al contrario: se ha aprovechado para que cada cual tire por su lado…” Como también coinciden nuestras opiniones sobre la marcha de la guerra, Prieto me dice: “Usted y yo, cuando nos juntamos, nos echamos el uno al otro oleadas de negrura. Hacía falta aquí una tercera persona”. “Una tercera persona… ¿para qué?” “Para demostrarnos que no tenemos razón.” “!Como no llamemos a Ossorio!, porque otros que andan muy ternes están bastante decaídos. Observo un deseo general de que la guerra termine de cualquier modo.” “Eso no tiene duda ninguna”, responde Prieto.”
Ni el Presidente de la República ni el Ministro iban de sacapechos por la vida, sino con una mirada juiciosa y previsora de todo lo que se avecinaba, por desgracia.
Dejaré otra píldora, esta vez de sensibilidad, de Azaña. Me gusta su estilo y su pulsión. Por eso lo copio:
17 de octubre
“Día de audiencia. Hoy a mediodía he salido al jardín, con propósito de leer a la sombra de un árbol (el Gobierno ya está en Valencia). Imposible. La embriaguez de la mañana me ha quitado la atención, y luego el deseo. Decimos que es otoño, porque no hace calor. Pero un sol deslumbrante, y como un trabajo profundo, invisible, de germinación y crecimiento. Densidad de primavera. Aromas fuertes, de resina y flores. Un vientecillo ágil. Revolotean, sobre las dalias encarnadas, dos mariposas. Un labrador ara los bancales y canta a grito pelado. La tierra está blanda, migosa, suave. Después, silencio, calma luminosa. Acordes de silencio y luz. No sé qué sentido capta una vibración, ni luminosa ni sonora. Imposible adaptarse a un ritmo. Se escapa, se va. Me deja atrás, se va uno de fondo, como piedra… El perro ha venido a hacerme compañía. Se acerca a la estanquilla, derriba un tiesto, bebe, con fuertes chasquidos de lengua, brinca sobre un arriate, troncha unos tallos, y se me queda plantado delante, mirándome de hito en hito. A los lados de la cabezota, los muñones de las orejas cortadas le ponen dos acentos puntiagudos. “¿Qué quieres, Tom? ¡Estás flaco! ¿Te echan poco de comer?” Es un mastín cachorro, manso y sociable. Poco inteligente, no entiende lo que le digo, pero le gusta que le hable. No sería el primer caso. Entiende bien que soy su amigo. Se echa en el suelo tan largo como es, apoya la cabeza en las manos, su mirada me envía dos hilitos brillantes por entre los párpados entornados. Es feliz, porque nadie le hace daño, y su índole perruna no se sustrae como yo a la fascinación del natural. ¡Qué día insolente, provocador del hombre! La vida no es como aparenta en este rincón. Ni siquiera para los perros. Pienso que lo sabrían los cartujos retraídos aquí en otro tiempo (su residencia era entonces un antiguo monasterio de cartujos), y que por saberlo se retraían. ¡Qué atroz indiferencia por el sufrimiento humano, esta calma falaz, sin moraleja posible! La matanza continúa.”
Este personaje fue también un buen escritor, con una pluma bien suelta y con una sensibilidad exquisita. Los acontecimientos le tenían que haber permitido dedicar mucho más tiempo a esta actividad. Pero los tiempos fueron los que fueron. ¿Alguien se imagina nada semejante en la otra orilla, de manos del dictador pequeñito? Jajajajaja.

martes, 27 de septiembre de 2011

BEATÍFICA VISIÓN

Voy a dejar mi mente suspendida
en la contemplación, sin tiempo y fecha,
de ese mundo infinito que dibuja
el soberbio paisaje de mi cerebro único.
Quiero ser ingrediente estupefacto
del milagro continuo
en que me resucito cada hora:
tejido cerebral, densas neuronas
con sus nutrientes células gliales,
axones y dendritas formando conexiones
por todas las esquinas,
descargas instantáneas de neuronas,
como en tormenta seca de verano,
que modifican, en afán continuo,
paquetes corticales,
galaxias de neuronas
hasta fijar mi mente y su comportamiento
en una dirección determinada.

Porque soy lo que soy:
ese fuego cruzado
que ilumina el dolor en la batalla,
equilibrio inestable todo el día,
arrobamiento sísmico
y un eterno milagro de la supervivencia.

Quiero vivir el sueño
de su armonía perfecta y misteriosa
para habitar un mundo de poesía.
Si no fuera posible,
que mi mente se pierda en la demencia
del mundo del olvido.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Y, AL FINAL DEL TRAYECTO, DOS HUMANOS

Fue el final de un trayecto, la parada
en el andén de la estación del tiempo
en donde la conciencia era la reina
de todo el individuo y la palabra
su trasunto perfecto y acabado.

Y fue el otro cargado de emociones,
enfrentadas y en lucha con las mías:
fue la seguridad, el sexo, el alimento,
el cobijo, la duda, el miedo, la alegría,
la tristeza, el orgullo, la compasión, la culpa,
la admiración, la envidia, el gozo y el cariño…

Y fue mi cuerpo en guardia y en vigilia
dominado por la curiosidad,
fueron todos los actos
del drama sistemático
de la existencia humana,
la convención social y las conductas,
como forzosas normas
de una moral plural y colectiva…

Y fue también el campo de los desequilibrios
entre el empuje interno
que mueve la pasión del individuo
y las condenas y las restricciones
del entorno social..

Y todos los progresos conseguidos
en los graves sistemas de justicia,
los avances científicos y técnicos,
los códigos en forma de derechos,
hasta el nivel normal de la homeostasis
más sociocultural y más futura…

Y la capacidad feliz del ser humano
de vivir el futuro
en los muros floridos de la imaginación.

Y ya ser yo y ser tú,
y violar los reclamos de la tarde,
 las estatuas
que pueblan las esquinas,
desdibujar el cielo para que no nos mire,
hacer de cada hora
los minutos de un último camino,
sabiendo, ay, que la noche
ha de llevarnos  de feliz regreso
hacia los territorios donde todo
vuelve al big bang de todos los principios.

domingo, 25 de septiembre de 2011

CÓMO RECONOCER AQUEL MOMENTO


Para el profesor Antonio Damasio, que me animó a
contemplar extasiado algunos de los misterios de la mente.
CÓMO RECONOCER AQUEL MOMENTO
¿Cómo reconocer aquel momento
en el que la conciencia se hizo dueña
de la diversidad del inconsciente?
¿Cuándo cifrar la fecha en que comienza
a ejercer con certeza
la buscada  responsabilidad?
Intento imaginar un amplio mapa
de la historia oficial de mis neuronas
y descubro perplejo
que soy yo simplemente. Sus mojones
coinciden con las lindes de mi vida,
me acompañan perennes, serán pasto
del olvido el día que yo me vaya.

Pero sé que no basta su presencia,
preciso rebelarme ante ellas y con ellas,
ir con mi voluntad contra sus huellas,
aprender razonando
que el dolor y la muerte están en juego,
que el placer y el dolor juegan sus cartas,
que puedo hacer preguntas
acerca del pasado y del futuro,
que las causas conducen sin remedio
a consecuencias bien determinadas,
que tal vez es posible
reducir  un poquito el sufrimiento,
minimizar las pérdidas
y hacer más accesible alguna forma
de loca fantasía y de felicidad.

Es mi mente rebelde la que logra
conducir mi existencia
hacia lugar de nuevos horizontes,
hacia el lugar exacto de los conocimientos.

Sé que ese es el momento del misterio,
el punto de cocción,
la fórmula perfecta de la alquimia,
el paso de las bellas emociones
hacia el reino fibroso de lo intelectual.

Acaso la palabra fuera el otro
formidable elemento
para cifrar la luz y la conciencia
que me elevan al trono inmerecido
en el que vivo y gozo
todo el febril misterio de mi vida.    

sábado, 24 de septiembre de 2011

REDOBLE DE CONCIENCIA


Espacios en regiones corticales,
interacciones entre los recuerdos,
corteza cerebral, tronco encefálico,
ritmo de activación de las neuronas…
alientan el mí mismo,
la subjetividad de mi conciencia.

Qué sueño discurrir con la conciencia,
integrando señales encefálicas.
El tálamo, el encéfalo,
la luz de la corteza,
con sus inmensos bancos de memoria,
me instalan en el centro
de mi mente consciente irrepetible.

Y en ella, la memoria, la potencia
de la imaginación, la joven guardia
de mi razonamiento,
y el sólido reinado del lenguaje.

En él cifro espontáneas sensaciones,
evoco sentimientos y construyo
un mí mismo vital y autobiográfico.

Y ya me siento solo, primigenio,
producto de la química escondida,
laboratorio inmenso, nobel premio
por todos los conceptos.

Analizo mis mapas, reconozco
la fiel actividad de mis sentidos,
escucho, veo, huelo, me emociono,
estoy seguro, cierto, de mi cuerpo,
le añado las especias de mi propia experiencia
y bulle la probeta en que se agita
mi pequeña existencia.

Con la conciencia a cuestas
me levanto y me acuesto cada día,
en un afán inútil, despiadado,
de responder al pálpito de la supervivencia.

Dejadme que la cifre en la palabra
y que vuestra conciencia me acompañe.

viernes, 23 de septiembre de 2011

PALABRAS DE AZAÑA

Naturalmente, ni mis ideas no son las únicas ni las mejores. No será poco que sencillamente sean ideas. Me reconforta encontrar en mis lecturas aquellas que me parecen lúcidas y que, por la razón que sea, se asemejan a las que yo poseo acerca de cualquier hecho. Si estas son de personajes que creo que merecen la pena por su inteligencia, entonces me encuentro más complacido y las sensaciones que siento son más expresivas (quiero decir que me hacen más “cosquillas”.
He citado aquí ya los Diarios de Azaña. Creo que es una mente lúcida que dijo mucho y que sigue diciendo mucho en sus escritos después de setenta y cinco años. Estamos en el segundo año de nuestra monstruosa guerra (in)civil. Es Jefe de Estado y la situación bélica (frente, intervenciones internacionales, peleas partidistas, revoluciones en ciernes…) está como está. Mira hacia el futuro y escribe: ”Es fácil trazar un capítulo de filosofía de la historia futura, o en vías de hacerse. Tarea útil, aunque los pronósticos queden desmentidos. Las acciones, triunfantes o vencidas, quedarán adscritas al nombre inventado por sus explicadores. Es además un principio de ordenación, de disciplina; y puede ser un camino para el descubrimiento del ser propio, o para crearlo, si antes no había nacido. Por lo que a nosotros se refiere, cumplen aquella tarea algunos intelectuales, extranjeros los más, y en España la amplifican, muchas veces con grosería y liviandad, los políticos y los periodistas. En ciertas ocasiones, el vehículo despierta sospechas sobre la calidad de la mercancía. Es prudente desconfiar de los salvadores de sociedades y de los creadores de mundos nuevos. A través de la historia esos oficios han consistido en beberse la sangre de los prójimos. Parece lícito exigir a los salvadores prendas de abnegación, porque se está viendo que la “sociedad salvada” o el mundo de nueva creación son proyección cabal del interés propio de sus pregoneros. Ante aquellas anticipaciones del rumbo de la historia, quien pone en duda, no ya la verosimilitud del pronóstico (cuya contingencia se admite), sino el valor y la autenticidad de la explicación pasa por no estar a la “altura de las circunstancias”. Pero todas van niveladas por el mismo rasero: Las hay muy bajas, a la altura del cieno. La más alta de todas, la menos voceada, es bracear en la “muy verde” tormentosa, sabiendo que no existe la isla de Calipso. Hombres de este tipo acaparan lo más desgarrador. Había pocos fuera de “nuestra generación”, y dentro de ella son raros. Se dice: “un mundo nuevo, una creación”. Muy bien. ¡Qué más quisiéramos. Ayudémosla. Sea bienvenida…! Inspiración anterior a la experiencia. Sentados al borde de un camino, se ven los campos, el pueblo, los pueblos, las muertes, las hambres, la inmensa desventura; una verdad me arrasa el alma: empujada por la barbarie, España rueda otra vez al abismo de su miseria. Sería estúpido considerarlo desde el punto de vista de la clase: caen unos para que otros se pongan en pie. Quien subía trabajosamente la pendiente, con un peñasco a cuestas, era el pueblo entero; sus desazones, cansancio y pavor de la subida. Rueda todo él hasta el fondo, aunque otra cosa se imaginen los que conserven el poder. Tan hundidos estarían como los otros. En mucho tiempo no se medirá la vastedad del estrago, la profundidad de la desventura. No habrá nadie que se lo diga a las generaciones actuales. Los gananciosos borrarán cuanto pueda ensombrecer su triunfo. Los perdidosos lo mirarán desde su desposesión política y económica. Se tejerá una historia oficial, para los vencedores, y acaso una antihistoria, no menos oficial, para los proscritos. Solamente las generaciones que ahora nacen podrán comprender lo que todo esto significa de malaventura y perdición, siempre que por fin nazca un español inteligente, que echo de menos, con agudeza y fortaleza suficientes para penetrar en la verdad y “rieptar” a los zamoranos, a los muertos y a los vivos…
Reconozco que la presencia real de España en ni ánimo ha influido de muy diversas maneras: a veces, freno; a veces, motor. Es sin duda la entidad más cuantiosa de mi vida moral, capítulo predominante en mi educación estética, ilación con el pasado, proyección sobre el futuro. Sería trivial y un poco inexacto decir: “amo a España”. No. Es otra cosa: mayor, menor, pero diferente. Incluso me cargan las frases típicas: “nuestra querida España”, u otras, como si hablaran de una persona familiar. No. No me siento vivir en ella, expresado por ella, y, si puedo decirlo así, indiviso. No soy indulgente con sus defectos (tampoco con los míos): con su locura, su violencia, su desidia, su atraso, su envidia. Pero no son razón de volverle la espalda y despegarse, ni de subirse al trípode de hombre superior. Al contrario: su destino trágico me avasalla (…). Siempre me ha parecido que la conducta de España debía depender de la inteligencia, que no quiere decir de los intelectuales. Cuando el azar, el destino, o lo que fuere, me llevó a la política activa, he procurado razonar y convencer.”  17 de junio de 1937.
¿Por qué me ha de parecer a mí que esta descripción, no precisamente demasiado positiva, se puede aplicar en buena parte a la situación actual? Será que tampoco me ha sentado demasiado bien este esbozo de otoño que se ha asomado a mi terraza.

jueves, 22 de septiembre de 2011

RECUERDO CON CARIÑO TU CONCIENCIA


Ayer era la tarde con sus horas
plateadas de estío y de conciencia
y hoy es solo el olvido
de cuanto duerme en paz en tu memoria.

Te vi devaluarte en un perpetuo sueño,
hacerte humilde sierva
del reino donde todo se disuelve
en nube pubescente y en aliento
de un dios desconocido. Olvidaste
la evocación exacta de las cosas,
sus límites precisos y sus dolidos cauces,
dibujaste un camino de retorno
hasta estación perdida de los fondos marinos,
tus trenes se perdieron
sin enlazar a tiempo con las vías
        de ese rompecabezas formidable
que precisaba rumbos en tu mente consciente.

Todos aquellos fuegos de artificio
que encendía tu conciencia
para feliz disfrute de ti misma
se fueron apagando sin remedio.

Primero fue una leve incongruencia,
una tenue extrañeza
por falta de la lógica más simple;
después la catarata interminable
de cortocircuitos, la tormenta
de todas las tormentas, el naufragio
en el mar de los días. Te perdiste
por unos laberintos imposibles.

Fue la vida un retorno, el cruel proceso
del desgaste fatal de tu conciencia,
el descontrol sin causa de los significados,
la desnudez impúdica de todos los avales,
la vuelta a los principios,
la grave afectación de la conciencia,
la disfunción estricta
de algunos territorios cerebrales
que guardaban noticia
de tu fértil conciencia autobiográfica.

Duérmaste en el olvido, dulcemente
acunada en la luz de mi conciencia,
que velaré tus sueños tan profundos
mientras me quede luz en la memoria.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

POEMA DE AMOR PARA UN SUJETO COLECTIVO


Tengo un profundo pozo en mi memoria,
que guarda en stand by las impresiones
de un muy largo camino autobiográfico.

Son pocas las que hieren en mi cuerpo
con fuerza suficiente
como para medirme en su recuerdo con frecuencia.
Otras me duelen siempre, me convocan
a observar su relieve y sus contornos,
a jugar con la luz de sus colores.

Se apoderan de mí los sentimientos
de conocer la causa que me agita
desde un objeto azul y prominente
que da lugar a vivas sensaciones.

Me apodero del mismo, lo hago mío,
siento que todo él me pertenece,
que soy dueño y señor de sus esencias,
y comienzan mis juegos con sus ansias,
en agencialidad interminable.

De todos los objetos de mi historia
hay sobre todos uno que me grita
con una voz más alta que las otras,
que me mira con ojos de ternura,
hasta hacerme consciente de que existo
tan solo por amor de su mirada.

Entonces mi conciencia se duplica
y vive en el plural de las sonrisas,
se divide en partículas y aguarda
sentir cómo la llaman
hacia una realidad enamorada.

martes, 20 de septiembre de 2011

TODO ME PERTENECE

Hay un después gozoso,
que dura y que madura mi conciencia
hasta hacerme patrono de un palacio,
morada para dioses, donde vivo contento.
pues me voy dando vida en mi discernimiento.

Acoto los objetos infinitos
en una perspectiva en que mi mente
tenga un punto de vista
en mapas que dibuja mi cerebro.
Y toco, y oigo, y gusto y olfateo
hasta quedarme exhausto de placeres.

También siento el valor de los objetos
gravados en mi mente y me proclamo
dueño y señor del mundo de los mapas.

Percibo que utilizo los objetos,
que obro con ellos caprichosamente,
según los mandamientos de mi mente
y solo a su absoluta voluntad.

Entonces sentimientos primordiales
designan la existencia de mi cuerpo
como ser de absoluta independencia,
dueño y señor de todos los objetos
y de todos los juegos que la vida
me presenta en la mesa para jugar con ellos.

Aún me faltan las reglas
y los tiempos exactos para jugar sin trampas.
El dolor, el placer, el gusto, todo
se ha de agitar entonces
en otro caldo químico distinto.

Me pertenece todo y en mí mismo
crece la soledad de mi conciencia,
el don de ser yo mismo,
el dueño y el tirano,
el fiel protagonista
de toda mi extensión autobiográfica.

Qué explosión de emociones,
qué cúmulo de mandos y poderes
para mi pobre mente estremecida. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

RUPERTO FRAILE (IN MEMORIAM)

Me piden desde el Centro de Estudios Bejaranos, del que formo parte y al que tan escasa atención presto en los últimos tiempos, unas líneas de recuerdo para Ruperto Fraile, miembro del mismo y recientemente fallecido. No es sencilla para mí esta tarea pues, aunque formalmente no requiere demasiados esfuerzos, mentalmente no sucede lo mismo pues hay que guardar el equilibrio oportuno entre la bondad en el recuerdo y la disparidad de criterios que manteníamos en tantas facetas; formación, ideología, actividades… Sé que él me tenía en gran estima, y yo le reconozco inquietudes poco frecuentes. Es más que suficiente.
Pero hace mucho tiempo que me declaré en huelga de enemigos (en este caso de simples discrepancias) y aquí dejaré esas líneas. Muy por encima de todo están las voluntades y la extensión del tiempo y del espacio. Vamos, pues, a ello.
RUPERTO FRAILE (IN MEMORIAM)
Cuando el ser humano afronta un hecho, lo suele hacer con la impronta del momento, pensando que siempre se va a mantener en la pujanza y en las coordenadas con las que comienza. Eso mismo le sucede a las instituciones. Y le sucede al CEB también. Después, el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa, y cambian muchas variables, se suceden los días y mudan las circunstancias y las dimensiones.
En la aventura del CEB participó Ruperto Fraile desde los comienzos hasta que las circunstancias físicas se lo impidieron. Él fue una de las personas elegidas para poner en marcha un proyecto que tenía que encargarse de “a) Con carácter primordial, fomentar las actividades científicas, literarias, artísticas y, en general, culturales relacionadas con Béjar y su entorno geográfico; b) Contribuir a la realización de proyectos que tengan por objetivo conservar e incrementar el acervo científico, literario, artístico y, en general, cultural de Béjar y su Comarca; c) Fomentar la cooperación y la participación con otras instituciones científicas y culturales”. Era el ya lejano año de 1992.
Para entonces ya había dado muestras de sus inquietudes. Citaré tan solo cuatro pruebas: a) Publicación de la obra “Recuerdos de una vida”, 1984; b) Promoción de la obra colectiva “Semblanzas bejaranas y ecos de su comarca”, 1988 (de infausto recuerdo tipográfico); Publicación de la obra “El árbol de los príncipes”, 1990; d) Promoción y creación del “Grupo Cultural San Gil”. Tenía razones para ser invitado a participar en la aventura.
Son éstas citas de la última parte de su trayectoria vital, pero, por delante, Ruperto había dejado ya todo un reguero de actividad pública en la vida de Béjar y en sus agrupaciones. Dígalo, si no, la Murga Bejarana, por ejemplo.
La Historia se construye desde múltiples planos y en todos los lugares. Por desgracia, vivimos momentos en los que acotamos la multiplicidad solo a los parámetros de lo publicitado en los medios de masas. Como si la realidad no fuera más rica y más compleja. Pero el sabor hermoso de la Historia se halla precisamente en las otras historias, en las pequeñas historias de cada día, en aquello que Unamuno bautizó felizmente como intrahistoria.
Ruperto Fraile, a pesar de ser un personaje conocido entre sus paisanos, fue un hombre preocupado precisamente por los elementos sencillos de la intrahistoria, por aquellos detalles que cuajan cada día en cualquiera de nuestras vidas y de las que todos podemos ser, y somos, protagonistas. Acaso porque él mismo viviera con pasión también los leves pasos en que consiste la vida de cada ser.
Tal vez fuera consciente de que era lo que podía aportar desde sus circunstancias. Y lo dio. Lo vivió en su hacer cotidiano y lo legó en sus páginas, a las que podemos acudir para sentirnos sencillos descendientes de gentes que penaban y gozaban tan sencillamente como lo hacemos nosotros. Tal vez lo que más tengamos que agradecer a la memoria de Ruperto Fraile es su convencimiento de que lo sencillo es lo que nos hace más humanos y más próximos. Él fue uno de los mejores fedatarios, y sus obras también.
Después, también sencillamente, la vida y su consciencia se fueron olvidando de Ruperto y lo dejaron en presencia solamente para que siguiéramos recordando que, a pesar de todo, continuaba burlándose de ella a su manera, de la mano de su paciente esposa Mari Carmen. Todavía hoy se empeña en recordarnos que nos sigue observando desde los altos miradores de las sierras. Seguro que él, pícaro, continuará enterándose de nuestras costumbres y de nuestros simples hechos de cada día, o poniendo motes a los bejaranos de ahora mismo hasta llenar otro libro del siglo veintiuno, o preguntando, con cara de total naturalidad, por algún periódico bejarano en  El Escorial.
La vida sin guindilla es menos vida. Ruperto la ponía en casi todos sus platos. Tal vez por eso su compañía guardaba siempre alguna sorpresa. Hoy seguimos teniendo la compañía de sus páginas y de su recuerdo. Descanse en paz.

sábado, 17 de septiembre de 2011

TARDE DE FIESTA



Hoy constato que peso y que me muevo,
que mis pupilas arden cuando miran,
que tengo pies y manos, que mi lengua
tiene sabor, olor y movimiento,
que respiro
al menos trece veces por minuto
y late en mi interior un corazón
 con un ritmo pausado:
en suma, que estoy vivo,
que mi cuerpo existe.

Estoy en el camino de mirarme.
Compruebo que contengo sentimientos
        en la más pura esencia de mis huesos,
pues mis células gritan su presencia
en forma de reacciones imprevistas.

Y entonces me emociono porque observo
cómo se complementan y se llaman
a una continua fiesta
sin que yo las empuje ni las cite:
asisto, como un niño conmovido
al soberbio milagro
del ansia repetida de la supervivencia.

Después, mucho más tarde,
la compleja experiencia
de dar forma y sentido a la conciencia.

Hoy me basta saber que soy un mundo
cargado de ilusiones y de activos
en lo más diminuto de mi dulce materia.

Si quisieras sumarte al empuje
de esta fiesta continua y admirable,
qué milagro de amor y de energías
desgastadas en besos por ejemplo.

Piénsatelo con calma,
tienes la puerta abierta en cualquier tiempo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

SOY UN NUEVO ARGONAUTA

Soy un nuevo argonauta
que busca el vellocino, la sustancia
de la alquimia perfecta que me vuelva
sencillamente más mi propia esencia,
el mí mismo con todas sus miserias
y con alguna luz de dios pequeño.

Es una busca lenta y obsesiva,
un limitar la esencia de mí mismo
para poder llegar a mi presencia
y robarme con fuerzas y con gozo
todo lo que atesoro sin quedarme nunca
con la inútil y oscura sensación
de que me dejo parte en el camino.

Solo cuando consigo mi conciencia,
la ciencia de mí mismo no aprendida,
estoy en condiciones suficientes
de aromarme en mi rosa
y ser yo mismo rosa y jardín todo.

Integro mi pasado más reciente,
mis roces y las fotos de ese álbum
que cada día se hace más extenso,
las sumo a mi sentir como individuo
y a ese futuro que vivir deseo,
y me pongo en acción, como soldado
que marchara a una guerra
en busca de su fama y de su gloria.

Es solo entonces cuando mi caballo
piafa y galopa por el campo abierto,
seguro de alcanzar sus objetivos.
A veces cae herido pero siente
en toda su extensión que es el sujeto
que vive con pasión también la herida.