martes, 2 de agosto de 2011

DECÍAMOS AYER

Ayer era el asunto de “La puente de Mantible”, un pucherazo templario para poder justificar en realidad el chollo del pontazgo de Mantible. Hoy será un breve testimonio de la forma de acontecer en nuestros siglos anteriores. Sitúense los hechos en sus contextos históricos, no se tire con bala por si se puede ahorrar el dolor en cualquier hijo de vecino, muéstrese hasta optimismo, que, al fin y al cabo, el sol vuelve a lucir y estamos en verano, las vacaciones levantan el ánimo y los mercados parecen dispuestos a perdonarnos la vida durante unos cuantos días más. Pero, por si acaso, que algún avispado busque, por analogía, sucesos similares y situaciones parecidas a la que se va a esbozar en el discurrir de nuestros propios días. Y que cada cual saque sus consecuencias. Y actúe, coño.
Es otra cita de la monumental obra “España, un enigma histórico”, de Claudio Sánchez Albornoz, escasamente sospechoso de anti nada, salvo de anti Américo Castro. Estamos en el SXVII. Los Austrias mayores (Carlos I y Felipe II les han dejado esta herencia a sus descendientes, los Austrias menores: “La estulticia de las personas que regían las instancias centrales del Estado en el siglo XVII y la memez de las minorías eclesiásticas que gobernaban a la sazón la vida espiritual de España llegaron a términos que serían increíbles si no fueran ciertos. El agustino Miguel de la Pinta Llorente refiere -con calificativos casi tan violentos como los míos- que habiendo Felipe IV proyectado la canalización del Manzanares y del Tajo, ¡confió la idea a una junta de teólogos! Y ella contradijo el proyecto y dictaminó ¡!”Que si Dios hubiera querido que ambos ríos fueran navegables, con un solo “fiat” lo hubiese realizado y que sería atentatorio a los derechos de la Providencia mejorar lo que ella, por motivos inescrutables, había querido que quedase imperfecto”!! ¿Podían haber madurado la ciencia española y el pensamiento hispano que levantaron vuelo en el siglo XVI en un ambiente como el que reflejan el gesto de Felipe IV y la respuesta de sus teólogos?”
Y luego los Tea Party, y las visitas angelicales, y los ascensos milagreros, y las novenas a gogó, y al ahuecamiento de la cabeza debajo del ala cuando uno está bien a cubierto, y el sursum corda en bicicleta o en moto por las calles de Béjar.
El verano sigue, aunque con calores contenidos y con tormenta nocturna incluidos, mi cuerpo se va recomponiendo con enorme lentitud, los humanos del Cuerno de África cuentan menos que un metro cuadrado de playa y el tiempo sigue en espiral camino de ningún sitio. Amén.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque sea desde esta orilla mediterránea, noto que empiezas a recobrar la fuerza y las ganas de escribir, claro indicio de que te encuentras en el camino de la total recuperación. Sabemos y sabes, que el proceso será lento pero, poco a poco, te recuperarás totalmente. A ver si, antes de que acabe el verano, estás presto, y te vienes unos días a estas latitudes para que acabes de ponerte a tono. Me alegra tu mejoría; por ti y por todos los que diariamente te leemos. Ya teníamos un poco de mono. Ah!, gracias por tu comentario y tu elogio a nuestro trabajo. Me quedo con lo "minísimo" que a mí me corresponde; todo el mérito es de Jesús, bien lo sabes. Abrazos.
Antonio Merino